El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

viernes, 12 de diciembre de 2008

Relajo y carisma en restaurante colombiano

Aunque los voluntarios hacemos voto de pobreza y subsistimos con 35 dólares al mes para gastos personales (las mujeres 40) de vez en cuando uno se permite cierto relajo y se come un buen plato de carne. Por 4 dólares por cabeza, lo que ven en las fotos.
Pequeños placeres de la vida a los que no hay porqué renunciar completamente.
Ahora toca ahorrar otros 4 meses.


Dedicado a mis compañeros Alfredo y Daniela. Gracias por el carismático día en El Coca.

El Coca

A diferencia de Lago, El Coca (nombre oficial Puerto Francisco de Orellana) capital de la provincia de Orellana, aún más adentro en la amazonía ecuatoriana, es una hermosa ciudad sita orillas del río Napo, un inmeso río afluente del Amazonas. Ya desde que uno entra en la provincia de Orellana ve la selva más frondosa, más verde. Las humildes casitsa que uno ve sembradas a lo largo del camino tienen también otro aire, son de madera, pintadas, cuidadas, dan la sensación de que están construídas con muy pocos recurosos pero con cariño, y cuando uno llega la ciudad, esperando encontrarse con Lago Agrio 2, se encuentra con todo lo contrario: una ciudad limpia, ordenada, con edificios cuidados, comercios ordenados y cuidados, hoteles que de verdad parecen hoteles, etc. Por dentro es lo mismo que Lago: un enorme local de negocios y restaurante abierto las 24 horas del día, pero aquí se han preocupado por ordenarlo y labarle la cara. Al final de la calle principal, que desemboca en el Napo, han construído incluso un pequeño pero muy bonito malecón donde uno puede sentarse y relajarse y escapar durante unos instantes de toda la miseria que le rodea y disfrutar de la belleza de la naturaleza que le envuelve. Paseando por esta ciudad en uno de nuestros días libres, no puedo sino pensar ¿Porqué no agarramos todos los bártulos y nos llevamos el colegio al Coca? Aquí les dejo algunas fotos del lugar. No deja de sorprender el encontar sitios así donde yo pensé que no había más que selva y mosquitos.

Lago Agrio

Lago Agrio es una ciudad que ha crecido muy deprisa pero que además da la sensación de haber sido hecha con prisas. Mi primera impresión cuando bajé del bus y vi este sitio fue que había bajado en el sitio más feo del mundo, y es que estéticamente la ciudad deja bastante que desar. Tiene uno que olvidarse de lo que ve y dejarse llevar y encontrar rincones y gentes en este lugar, y al cabo de unos meses ya es un habitante más y disfruta del lugar. Quizá por esto he tardado tanto en escribr algo en este blog sobre Lago Agrio y en mostrar algunas fotos de esta ciudad.
El despegue económico de la amazonía ecuatoriana se produjo en la década de los años 70 del pasado siglo con el comienzo de las explotaciones petrolíferas, y con ellas nació Lago Agrio. Lejos de escribir aquí una reseña histórica de la ciudad -no tengo ni el tiempo ni los medios para ello en este momento- es significativo señalar que Lago Agrio es, por lo que me han dicho, el nombre del primer campo petrolífero que se abrió aquí, el nombre oficial de la ciudad, capital de la provincia de Sucumbíos, es Nueva Loja, aunque en prácticamente todas partes, tanto a nivel administrativo como de uso cotidiano, se sigue leyendo Lago Agrio, y si, por ejemplo, uno pide un billete de bus para Nueva Loja, se te quedan mirando sin saber bien a donde quieres ir.
Lago da la sensación de una ciudad temporal, en el sentido que en cualquier momento sus habitantes desmontarán sus casas, empaquetarán todo y se irán igual que vinieron a buscar fortuna a otras partes. Edificios de una planta, con las vigas a medio hacer en el tejado, como si no hubiese llegado el dinero para el segundo piso o lo hubiesen dejado así para un "por si acaso", casas de cemento sin mucho adorno, simplemente funcionales, con sus fachadas tapadas por mil y un carteles anunicando mil y un negocios. Y es que Lago Agrio parece un enorme local de ultramarinos abierto las 24 horas del día. Cualquier cosa que uno busque, la encuentra, o encuentra a alguien que sabe de alguien que se la puede vender. Sólo hay que callejear un poco y preguntar y preguntar. Todo el mundo te manda a algún sitio (aunque no tenga ni idea, eso es a veces lo malo del asunto) y al final, después de caminar arriba y abajo la ciudad, encuentras lo que necesitabas. Hay cosas también es verdad, que aquí no hay. Que le pregunten a aquellos que calzan un 46 en este país de pies pequeños...
Quizá si el ayuntamiento (municipalidad dicen aquí) se preocupase algo más por el aspecto de la ciudad las cosas cambiarian. Algo se está haciendo, construyendo varios parque con aspecto de urbanismo siglo XXI que desentonan con las casas de bloques de hormigón y las calles llenas de cascotes, y renovando calles y avenidas construyendo elegantes aceras y paseos. La cosa va para largo, eso es verdad, y demomento sólo han alcanzado a lenvantar de una todas las calles, de modo que el aspecto de ciudad hecha pedazos en el fin del mundo se acentúa considerablemente. Yo no me explico cómo se les pudo ocurrir arreglar todas las calles de una vez, y también me pregunto cómo puden tardar tanto, porque la cosa por lo que me cuentan dura ya años y yo les veo trabajar hasta en domingo. Misterios sin resolver. Hasta la catedral de Lago parece sacada de una estampa de guerra: cemento puro y duro de arriba a abajo, en algún momento se acabó el dinero y así quedó (igualita que en las fotos de construcción que vi hace ya años). Todo a medio camino de empezarse y acabarsse, como si estuviesen temerosos de gastar el dinero para nada.
Otra cosa que ayudaría también a que Lago Agrio cambiara de imagen y de prensa sería una mayor inversión en turismo. Esta zona tiene un montón de atractivos que llamarían al turista extrangero y nacional, pero la mayoría de la gente no tiene ni idea de las posibilidades en muchos casos porque están sin explotar. A ello la verdad no contribuye la propaganda de zona caliente que uno lee sobre esta región encuanto llegua a otra ciudad del país. El contrabando, narcotráfico, están aquí. La cercanía con Colombia y la guerrilla al otro lado del río tampoco ayudan. Sin embargo, como todo, se exajera, y cuando uno está dentro se da cuenta de que la violencia y el peligro no son tales. Como en todas las ciudades, tiene sus zonas peligrosas, pero creo que está en el sentido común de todos no andar sólo denoche por Lago, sobre todo fuera del centro de la ciudad.
Turistas, aunque sea de paso, es decir, para conseguir transporte selva adentro, ya se ven. Yo desde aquí animo a la gente a que se deje caer por este rincon y lo descubra poco a poco, como turista, o mejor como voluntario en alguno de los muchos proyectos que se mueven aquí gracias a la labor de la Iglesia, que aquí sigue siendo un tanto revolucionaria y sigue siendo la única que ha sido capaz (y ha tendio la voluntad, la visión y el proposíto) de constuir "algo más" en esta zona roja del mapa político.

Jackson Browne - Time the Conqueror (2008)

Jackson Browne es uno de los artistas que más admiro. No sólo me gusta su música, la poesía de las letras de sus canciones, además me admira el recorrido musical y personal que ha hecho a lo largo de su vida. Jackson Browne comenzó cantando canciones romáticas, de temática sentimental o personal, y de pronto, un día, por algo o por alguien, decidió mirar más allá de su ventana y su mundo y comenzar a cantar también por y para el que sufre, alzando su voz por todas esas mal llamadas "causas perdidas", ofreciendo cantos de esperanza y también duras canciones protesta en contra de sistemas y políticos irresponsalbes para con el pueblo. Después de escribir aquellos míticos Take It Easy, Stay, Late For the Sky, These Days,... alzó la voz con himnos como Lives in the Balance, For America, How Long, y otros. Su música y su rostro se ha visto asociada desde la década de 1970 a mil y un conciertos benéficos, a movido organizaciones como No Nukes (en contra de la energía atómica) a apoyado a las víctimas de Nicaragua y El Salvador en los 80 protestando contra la política de su país (EE.UU.) y tendiendo manos amigas, y ahora, a sus 60 años, sigue al pie del cañon, mezclando en sus discos hermosas letras personales, canciones de amor, de solidaridad, cantos a la libertad y rabiosas canciones de protesta. Ejemplo de ello es su último trabajo, Time the Conqueror, que vió la luz el pasado mes de septiembre en Inside Recordings, un pequeño sello independiente propiedad del propio Browne. A pesar del paso del tiempo, que cura heridas y perdona pero también nos va desgastando, Jackson Browne sigue demostrando un vitalidad increíble y sigue añadiendo esperazan y energía al día a día de las gentes de aquí y de allá.
Un rostro conocido entre los muchos que en algun momento dijero basta y decidieron cambiar el rumbo de sus vidas arriesgando un poco de si mismos para entragar aún mucho más al los demás. Ojalá siguiera más gente este tipo de ejemplos. Es posible cambiar, ya se sea músico, político, profesor, o albañil. Todo es proponerselo, abrir bien los ojos, vivir bien despierto, no cerrar la mente a nada, escuchar el llanto e intentar calmarlo.
Gracias Jackson Browne por seguir dando ánimos.

Far From The Arms of Hunger (Jackson Browne) en Time the Conqueror (2008)

Far from the arms of hunger /Lejos de los brazos del hambre
Far from the world disorder /Lejos del desorden del mundo
Beyond the reach of warfare /Más allá del alcance de las guerras
Blinded by faith no longer /Nunca más cegados por la fe
No longer free to plunder /Nunca más libres para expoliarNo longer safe to rule /Nunca más a salvo para dirigir
A world no longer ours alone /Un mundo que no sera sólo nuestro

Where people walk in wonder /Donde la gente camine maravillada
And speak to one another /Y hablen los unos con los otros
And recognize as brother /Y reconozcan como hermana
The face across the border /La cara al otro lado de la frontera
Across a sea of differences /A través de un mar de diferencias
Across the drifting sands /A través de las revueltas arenas
The joining of our hands in time /La union de nuestras manos a un tiempo

When will we find /Cuándo hallaremos
We can no longer look away /Que ya no podemos apartar la vista
When will we mind /Cuándo admitiremos
The killing in our name each day /El crimen que se comete cada día en nuestro nombre
When we decide /Cuando decidamos
That all our might just weighs us down /Que nuestro poderío nos hunde
Then will we find /Entonces hallaremos
The means to turn our world around /Los medios para descubrir nuestro mundo

When will we find /Cuándo hallaremos
When will we mind /Cuando adtimitiremos
When we decide /Cuando decidiremos
The means to turn our world around /Los medios para descubrir nuestro mundo

Far from the arms of hunger /Lejos de los brazos del hambre
Far from the world disorder /Lejos del desorden del mundo
Beyond the reach of war /Más allá del alcance de la guerra
There is a world where we belong /Hay un mundo al que pertenecemos.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Pensando en Dios

Creo que este poema que encontró mi amiga Daniela por casualidad, describe bien mis creencias, que, dicho sea de paso, no han hecho sino reafirmarse y fotalecerse en un clima de tolerancia, estos últimos meses.

HEREJE POR LOS CUATRO COSTADOS

Creo que el trigo se hace harina
y la harina se hace pan para alimento.
Creo que la uva se hace vino
en la parra y el viñedo.

Creo que el agua se hace nube y regadío,
pero… que se haga vino, no lo creo.
Ni creo que el vino se haga sangre
de ningún dios vivo ni muerto;
ni creo que el pan se haga carne
en las manos de ningún clero.
Si Dios baraja para unos, y para otros no,
cometería un pecado mortal;
¡no tendría perdón de Dios!
Si esto es ser hereje,
soy hereje y lo confieso,
para mayor gloria de Dios.

Yo creo que hay una misa sin liturgia,
donde se realiza el milagro:
cuando alguien ofrece su vino y su pan
sin esperanza de premio y con corazón honrado,
ése sí que tiene el cuerpo de Dios en sus manos,
y no es un dios privatizado,
sino el de todos los seres vivientes y humanos.
Si esto es ser hereje,
¡Soy hereje por los cuatro costados!

Pero que nadie se escandalice por mis desatinos,
porque sé, bien que sé, que si Dios existe,
también está conmigo.

José Enrique Parapar Mediavilla. El arco iris de la vida. Mi mundo de “Raquero”

Pirata digital amazónico

Aunque estoy en las puertas de la amazonía, sin internet, y en un lugar donde lo único que llega de la civilización occidental de masas es lo más comercial, estúpido y perjudicial para la salud y el intelecto (salvémonos aquí, al menos un poco los voluntarios y misioneros que a veces parecemos no de otro país sino de otra galaxia porque no encajamos con lo que normalmente llega de fuera), a pesar de estar viviendo aquí, guardo inevitablemente un pequeño vínculo con esa civilización occidental. Sigo leyendo (en estos momentos a Guareschi) sigo viendo películas a ser posible no comerciales, y sigo descansando un poco día sí y día no escuchando música.
Lo de recomendar un disco al mes, como venía haciendo hasta el pasado mes de agosto en que levante vuelo, pertenece ya al pasado de este blog. Podría seguir haciéndolo por rutina, pero algo en mí ya no me pide hacerlo. Me doy cuenta leyendo esta bitácora virtual que tiene ya 3 años de que es un fiel reflejo de mi vida, mis inquietudes, mis dedicaciones en un momento u otro y como estas cambian.
Pero, y a pesar de, como decía, sigo oyendo música. Me traje varios discos comprimidos en mp3 y en mi última visita a la civilización-adsl, mi viaje a Guayaquil hace ya un mes, pude descargar alguno. No es que me haya vuelo pirata informático total, simplemente es que, en este país, de renta per cápita baja, encontrar CDs o DVDs originales es casi imposible (la piratería esta por todas partes, aquí el Top Manta es un local con paredes y quizá hasta licencia) y además aquí en la selva concretamente, con una humedad ambiente del 87% hay un hongo que se come los CDs y DVDs, lo cual hace un poco inútil e incluso idiota gastarse 15 o 20 dólares en un disco original para acabar alimentando hongos (primero les salen unas manchitas blancas a los CDs y luego el hongo se come la parte de datos y te deja el disco de plástico transparente sin nada, aunque ejemplo de esta segunda fase no he visto aún) Asi que, mientras la industria se inventa un nuevo soporte, lo mejor aquí es el mp3 y las memorias usb, salvo que volvamos al época del vinilo, lo cual sería como poco curioso o romántico quizás.
A falta de tocadiscos, y con mi economía de 35 dólares al mes, aquí estoy, justificadamente y no como otros al otro lado del charco, descargando música de internet.

Un pedazo de paraíso

La selva virgen ya casi no existe. Desde donde estoy ahora mismo, hay que viajar unas siete horas o más selva adentro por camino o río para llegar a algún lugar donde no haya presencia humana. Por otro lado, lo de selva increíble, hermosa, sobrecogedora, sí, pero cada vez menos. La mano del hombre está por doquier y el llamado pulmón del mundo cada vez respira peor. La contaminación aquí, sobre todo en esta zona de explotación petrolífera, está por todas partes. Las ciudades como Lago Agrio están sucísimas, la gente tira basura por todas partes, o la queman, no sé qué es peor, y mil y una cosas ya impensables en el viejo mundo donde la deforestación y la contaminación in extremis nos ha hecho ponernos las pilas (aunque aún nos queda mucho por hacer).
El hecho es que esa imagen virginal de la selva que vemos en los documentales de televisión o esa foto retocada de folleto turístico es ya muy difícil de encontrar. Algún rincón queda todavía, como este, en el que tuve el gusto de estar hace poco de excursión. Lo vi y lo toque. La foto no está retocada. Es así. Tal cual. Que dure. Cuidemos un poco nuestro planeta para que pueda seguir regalándonos maravillas visuales como esta.

Brosterizado

Uno de los aspectos que más me llaman la atención de este país es la publicidad, o, más concretamente los letreros y carteles de los comercios: enormes, vistosos, graciosos sin querer serlo, caseros pero con un “casi doy el pego por anuncio profesional”. Aquí en Lago hay un comercio de ordenadores y demás cachivaches electrónicos (no necesariamente vinculados con la informática) que lleva el nombre de NASA e incluso reproduce con total fidelidad el logotipo de la Agencia Espacial Norteamericana. Y qué se puede decir de ese compra venta de joyas y demás que lleva el nombre del “El Faraón” y muestra la máscara de Tutankamon en una enorme marquesina-cartel. “Profe, yo he visto esa foto en Lago” me decían los alumnos cuando estudiábamos el antiguo Egipto hace un mes. Yo me preguntaba “¿Será posible?” Hasta que un día pasé por delante del local y mis dudas se disiparon. Tampoco faltan los “abierto 25 horas” o “El arrasador: acabamos con los problemas de maleza”; las faltas de ortografía debido a la pronunciación sudamericana (Azador) y las “Vulcanizadoras”, talleres donde se dedican exclusivamente a reparar neumáticos pinchados y que están por doquier.


De todas las palabras, una que me hizo reír como nunca hace unas semanas fue “Brosterizado”. “Pollos Brosterizados”. Iba yo en la parte de atrás de la camioneta, con el viendo enmarañándome el pelo cuando leí semejante cosa en un edificio. Yo había oído pollo a la yo que sé, pero ¿Brosterizado? ¿Qué es eso? ¿Una mala traducción de algo inglés? ¿Un invento culinario de un tal Broster? ¿O un simple vocablo que alguien se inventó porque sonaba elegante? No sería nada raro en el país de la Implementación retroactiva de la coyuntura epistemológica en la concientización. Les encanta poner palabras rimbombantes en todas partes, así que brosterizado pega bastante bien con el país.
Tanto les va lo de usar florituras a la hora de hablar y redactar textos que a veces pecan de más y meten la pata hasta el fondo. La constitución que acaban de aprobar hace unos meses, ejemplo máximo de la floritura escrita, dice “los recursos naturales son inalienables” Sin comentarios.
Pero volvamos al pollo brosterizado. Es indescriptible la gracia que a mi amigo Alfredo (chilote) y a mí nos produjo semejante palabreja. Acabamos aplicando el término a todo hasta que los naturales del país, decidieron acabar con nuestro chiste eterno preparando bolas de carne brosterizadas. No sé muy bien cómo es el arte de la brosterización. No estuve presente en el acto de brosterizar bolas de carne y no me acuerdo bien de la explicación. Tampoco tengo aquí y ahora internet para indagar, pero sí puedo decir que estaban buenísimas esas bolas brosterizadas. Gracias cocinera Ponce y cocinera Zhagüi.


Cada vez que veo esta foto se me hace la boca agua.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Guayaquil



Junto con Quito y Cuenca, Guayaquil es una de las tres grandes ciudades de Ecuador (en importancia económica y por número de habitantes) Es uno de los núcleos comerciales del país, y la ciudad con mayor población, acercándose a los 2 millones de habitantes, superando a la Capital de la nación.
Esta gran urbe es también, ciudad de grandes diferencias y desigualdades sociales. Guayaquileños son todos, sin embargo, mientras uno camina, o mejor dicho viaja en auto por la ciudad, tiene la sensación de abandonarla y entrar en otra distinta, incluso de saltar, en apenas unos metros, del más como y elegante primer mundo, al desesperado y paupérrimo mundo subdesarrollado.
En Guayaquil viven los ricos, los “pelucones” del país como les dicen aquí, los grupos que ostentan el poder económico del país, por lo general el sector conservador de la política de la nación que por suerte no se encuentra en estos momentos en el poder. También reside un amplio grupo de clase media acomodada –muy escaso en este país-, con costumbres y formas de vida que, desde mi punto de vista europeo tratan más de emular a los ricos de los que se quejan que a la clase media europea con la que a menudo se les compara. En el siguiente escalón de la pirámide (siempre cuesta abajo) está la gente común, gente humilde, y luego los pobres, los desesperados, que en Guayaquil representan amplios barrios de la ciudad. Este variado conjunto de grupos sociales se distribuye y se mezcla por toda la ciudad.
Dejando a un lado aspectos sociales y políticos, Guayaquil es una ciudad que crece rápido, que se moderniza y se empieza a preocupar por conservar esos rincones mágicos de su pasado, por mostrar al futuro retazos de su breve pero rica historia. Aquí en América es difícil viajar más atrás del siglo XVI mientras se pasea por una ciudad, o siquiera más atrás de 1900, como sucede en Guayaquil. Poco queda del pasado prehispánico, y además la historiografía ha creado una línea infranqueable entre ese antes y después de manera que muchas personas aquí desconocen sus verdaderos orígenes, o parte de su origen mestizo, desconocen la realidad de los pueblos que habitaban esta tierra antes de que el hombre pusiera el pie en ella y de momento, no parece haber mucho afán por mostrar a la gente estas raíces. Siempre he dicho que la investigación histórica es importantísima, pero si todo se queda atrapado en libros para disfrute de estudiosos, eruditos y curiosos, si no se transmite al pueblo, de nada sirve ese saber acumulado.
Caminando por Guayaquil uno aún alcanza a ver alguna de las primeras casas de madera decimonónicas (un incendio a principios del siglo XX arrasó casi la totalidad de la ciudad), puede perderse por callejas con encanto, con galerías de madera de vistosos colores y flores en sus balcones, puede caminar entre los edificios elegantes neo-algo, símbolo de la riqueza comercial de principios de s. XX, puede subirse a los cerros (caminar por barrios pobres es peligroso, como en todas partes, para el foráneo) y ver como la ciudad, la ciudad pobre ha ido creciendo descontroladamente en los últimos 30 o 40 años, ocupando esteros (ríos de agua salada) y manglares y cerros ocupados por casitas de hormigón pintadas de vivos colores que, tras su pintoresca estampa esconden una realidad mucho más cruda.
Y puede también dar el salto al futuro y pasear por nuevas áreas recreativas, paseos fluviales, que intentan rescatar poco a poco parte de esta ciudad para sus habitantes y para todos aquellos que quieran dejarse caer por ella y descubrirla.
Yo invito a ello. No se dejen llevar por la mala prensa que habla de robos y peligros. Sí, esos están ahí, pero si uno tiene un poco de sentido común, baja de su pedestal de extranjero importante, se cura un poco en humildad y vigila bien por donde anda, el riesgo se atenúa y uno puede disfrutar de la visita. El riego está ahí, como lo está en las ciudades europeas, como lo está en nuestro día a día. Así es la vida. Alegrías y desgarrones, como una rosa: Hermosa pero con espinas. No nos queda otra que cogerla y exponerse a clavarse alguna espina.

domingo, 2 de noviembre de 2008

El mosquitero

Este mes que ya toca a su fin empezaron a picarme los mosquitos más de lo normal, o de lo que venían picándome aquí en la amazonía. Sobre todo eran especialmente molestos esos moscos chiquitos que venían a incordiar a mi oído algo antes de amanecer (las 5:30 está bien digo yo, no me apetece madrugar más)
Para poner fin a los picotazos nocturnos decidí colocar por fín un mosquitero. Como en el colegio no hay problemas con el paludismo o el dengue, en un principio pasé del tradicional toldillo que por otra parte casi nadie usa, pero al fin he decidido invertir 7,50 de mis 35 dólares del mes de octubre en aislarme del mundo al menos en horario nocturno.
Así, encerrado una noche en mi mosquitero leyendo, mi mente empezó a pensar en esto y aquello y de pronto, me di cuenta de que hasta que aterricé en este país, o hasta que llegué al oriente, vivía encerrado en un mosquitero. Nuestras casas, nuestro bienestar personal allá en el primer mundo, constituyen el mayor mosquitero de todos.

Me explico. Todos somos conscientes o no del mundo más allá de nuestras "civilizadas" fronteras. Todos somos conscientes del hambre, de la pobreza, de la miseria, de las guerras interminables, de las compañías explotadoras de niños y adultos, de la imparable contaminación y deforestación de santuarios naturales, de la corrupción política, que tiene lugar en el llamado tercer mundo, ese que parece tan lejano pero esta a apenas unos kilómetros al otro lado de estrecho o a unas cuantas horas de avión al otro lado del charco. Incluso somos conscientes de los continuos atropellos y usos de fuerza indebidos que nuestros gobiernos "civilizados" cometen en países "subdesarrollados", más débiles. Y sin embargo, no hacemos nada, o hacemos un poco, pero siempre desde la comodidad y seguridad que nos ofrecen nuestras casas, nuestras calles con policía, siguiendo por televisión esas horribles imágenes que nos hacen decir no con la cabeza.
En resumidas cuentas, maldecimos a los esplotadores, criticamos gobiernos corruptos, nos compadecemos de los que sufren, pero siempre a través de nuestro mosquitero. Primero nos cubrimos bien las espaldas, luego intentamos ayudar, de la manera más segura para nosotros mismos, a veces dándo la sensación de querer simplemente quitarnos un cargo de nuestra conciencia. Son muy pocos los que se atreven a romper el mosquitero y arriesgarse.

No me quiero echar flores, ni a mi, ni a ninguna de las personas que caminan conmigo, una vez que sales, te das cuenta de que el riesgo no es tal, o lo asumes, no piensas en el porque la recompensa día a día es inmensa. Y te das cuenta además de que es necesario dejar que te piquen los mosquitos, no sacrificarse, sino aprender a vivir en perores situaciones, porque encerrarse en el mosquitero y aislarse de las picaduras no es solucción: siempre hay un mosquito que de algún modo u otro consigue entrar. Así que caminas por los charcos, por las calles con edificios que se caen y niños que juegan entre los escombros, y poco a poco vas levantando de nuevo el edificio para conseguir erradicar todos los mosquitos, de manera que llegue un día en que nadie necesite un mosquitero.

La solucción no está en construir muros y alambradas que nos separen. No está en colocar más y más policias, en endurecer las leyes de inmigración, en expulsar a aquellos que se cuelan por las rendijas de nuestro mosquitero, no para picarnos, si no para impedir morir de picaduras ellos mismos. Esta línea de división férrea del mundo por la que han apostado los gobiernos de nuestro primer mundo "civilizado" si que es un acto de barbarie y un sueño utópico. Me escribía uno de estos días pasados un compañero de armas que quedó en España y me contaba que ya empezaba el frío allá y que cada vez había más indigentes pasando la noche en cajeros automáticos, algo raro de ver hace apenas dos años en mi ciudad. Ésa es una de las pruebas de que las cosas no funcionan.
La solucción está en ese sueño utópico de un mundo sin fronteras y sin desiguadades, el único posible, el que se construye renunciando a parte de nuestras comodidades y dejando que nos piquen un poco los mosquitos. Apagad vuestro pc, mandad a la porra vuestro trabajo cómodo y venid unos meses ha hacer voto de pobreza. Y si no es posible, exigid, pero exigid de verdad a vuestro alcalde, a vuestro gobierno, a vuestros venenosos medios de comunicación que cambien de dirección y caminen en pro del cambio. "Eso exije un gran sacrificio, no puede ser" os contestarán. Vostros debéis contestar con fuerza: "Lo sabemos, estamos dispuestos a sacrificarnos, tú te sacrificarás con nosotros".

Pete Seeger, cantando Over the Rainbow, le contestaba a la pequeña Dorothy cuando ella preguntaba por qué no podía llegar más allá del arco iris: Todos tenemos que poder llegar más allá del arco iris, porque si no podemos todos, entonces nadie podrá llegar allí.
Comencemos el camino. Ya.

Debajo del puente, en el río
hay un mundo de gente,
abajo, en el río, en el puente.

Y arriba del puente
las cosas pendientes,
la gente que pasa,
que mira y no siente.
Tomates, lechugas
y pan del mercado,
te quiero, te odio,
me tienes cansado.
Y arriba del puente
las cosas de siempre,
no quiero mirarte,
no quiero quererte,
café con azúcar,
quiniela y olvido,
quién sabe del mundo
debajo del río.

Debajo del puente, en el río
hay un mundo de gente,
abajo, en el río, en el puente.

Y arriba del puente
la calle, el colegio,
los niños, los gritos,
te vas sin un beso,
tu amor y el atasco,
me agobia la prisa,
los días que pasan,
la mierda que pisas.
Y arriba del puente
las ocho con frío,
lo tuyo es lo tuyo,
lo mío es lo mío,
carteles y bolsos,
tirones y olvido,
cualquiera te vende
un billete hasta el río.

Debajo del puente, en el río
hay un mundo de gente,
abajo, en el río, en el puente.

Y arriba del puente
están los de arriba,
están los de abajo,
que es menos que arriba,
y luego está el puente,
que es menos que abajo.
Yo pienso en mi casa,
mi amor, mi trabajo.

Debajo del puente, en el río
hay un mundo de gente,
abajo, en el río, en el puente

Debado del puente (Pedro Guerra) en el CD Tan Cerca de Mí (1997)

jueves, 30 de octubre de 2008

Tener de todo un poco

Tener de todo un poco... era un poema de Gloria Fuertes al que Alberto Gambino puso una vez música.

No recuerdo bien la letra, y aquel LP de Claudina y Alberto Gambio está ahora muy lejos en algún rincón en España. Simplemente me sugirió el título de este escrito en el blog: Tener de todo un poco pero no demasiado. Y tener primero salud, alegría y amor. Y el resto ya no es importante.

Si de algo me he dado cuenta en los dos meses que llevo aquí, es de que cada vez necesito menos cosas para vivir, y que la renuncia a todo lo que tenía antes no ha sido tal renuncia. No añoro yo que tenía y ya no tengo, ni siquiera había pensado en eso hasta que un amigo en el chat me lo recordo y me hizo pensar para darme cuenta de que, curiosamente no me siento extraño ni añoro las comodidades que dejé atrás, es más, me siento mucho mejor y más lleno de energía.
Creo que el tener demasiado lleva a la gente por el mal camino. El tenerlo todo al alcance de la mano, el poder comprar lo que sea, es perjudicial para la salud. Así está el mundo lleno de personas estresadas y deprimidas, así estaba yo. Inentamos satisfacer nuestras necesidades con sueños de plástico, como dice Pete Seeger, y acabamos intoxicados, porque nuestras necesidades, esas que nos hacen suspirar y nos quitan el sueño, no se satisfacen con ningún objeto material que uno pueda comprar.
Aquí, por no tener, he tenido que pensar más: Cómo dar clases sin libro de texto, sin fotocopias, sin ordenador. Cómo aprender a cudiar mis enseres, mi ropa, y demás útiles, pero sobre todo, he aprendido que es mejor que no te den de todo y que tengas que buscarte la vida. Por tenerlo todo al alcance de la mando me he perdido muchas cosas que ahora descubro encandado.
Por ejemplo, el placer de perderme por las estanterías de una biblioteca, no para estudiar, sino para buscar una novela. El olor de esos libros, el tacto que deja el uso, el atreverse a leer un libro cualquiera y averiguar qué me cuenta, y después, devolverlo para que otro lo lea, pues no es necesario tenerlo. Eso es algo que, por tener mi casa llena de libros, y plata para comprar más, me he perdido.
Hay que pasarlo un poco mal. Hay que tener la nevera medio vacía, para que así, te sirvan en la mesa lo que te sirvan, te lo comas, y descubras que todo tiene muy buen sabor si ha sido cocinado con cariño, aunque el aspecto de fuera no sea muy llamativo, o ese no sea tu plato favorito.
Hay que tener la ropa justa, para aprender a cuidarla, y a mandar a la moda a la porra, porque lo que importa es ir bien vestido, limpio y decente.
Hay que tener unos cuantos céntimos en el bolsillo, en lugar de una enorme billetera o de una licencia de conducir, para así tomar el bus cada día y descubrir el placer de colores y sonidos quenos rodean, y también concoer otra gente y otros pensares.
Hay que tener apenas un teléfono fijo, una cabina si es mejor, para tener más que contar, pues sólo se puede hablar una vez a la semana, y así no decir bobadas por celular.

Nos hemos vuelto muy cómodos. Demasiado. Tener sí, pero lo justo. Nos venden todo. Nos crean necesidades, dentro de poco nos venderán a nosotros mismos sin que nos demos cuenta. Y nosotros pagamos, porque necesitamos tener. Aunque eso nos lleve luego a un callejón sin salida lleno de cosas inservibles que no cumplen nuestras espectativas, y aunque nuestra envidia por lo que el vecino tienen y nosotros no, crezca y nos combierta en belicosos avaros egoistas.

Si queremos que la raza humana siga viva después de nosotros y de nuestros hijos (a la mayoría parece no importales ya nada más que el presente) tenemos que bajarnos del tren y continuar a pie, dando ejemplo y eseñando a los demás. Creo que es la única solucción. A mi al menos me ha servido.
Si alguien quiere, aquí le dejo este par de sandalias y un zurrón en forma de invitación a cambiar de vida.

martes, 28 de octubre de 2008

De imágenes y recuerdos e inocencia.

Hay momentos que nunca caputarmos en una foto, momentos fugaces, que nos hacen sonreir, pesar, instantes que permanecerán en nuestra retina y en nuestro corazón para siempre, por muy breves que sean. Ojalá pudiese capturarlos con mi cámar y mostrároslos, pero nunca la llevo encima y lista en esos momentos...
Yo intento capturar esos instantes con palabras en este blog, otros, en una canción:

I rode my bike to town today / Hoy me fuí en bici a la ciudad
Wobbling down the path / haciendo eses por el camino
I knew the kids would see me / Sabía que los niños me verían
I love it when they laugh / Me encanta verles reir

And I wish I were a camera /Desearía ser una cámara
And I could slice time like a knife /Podría cortar el tiempo como un cuchillo
Seeing stories in the faces / Viendo historias en las caras
And crystallizing life / Y cristalizando la vida

Wish I were a camera / Ojalá fuese una cámara
I wish it all the time / Lo deseo todo el tiempo
It gives my eyes a reason / Da una razón a mis ojos
It gives my life a rhyme / Pone ritmo a mi vida

I'd be a lens that could see souls / Tendría un objetivo capaz de ver las almas
A shutter that never shuts / Y un disparado que nunca mata
I'd have film that lasts forever / Y película que duraría para siempre
And I would live in huts / Viviría dentro de fundas

In the jungles of South America / En las selvas de Sudamérica
Like my father before the war / como mi padre antes de la guerra
I'd find out where we came from / Averiguaría de donde venimos
And what this life is for / Y para qué es esta vida

And I wish I were a camera...

I would climb right off this planet / Subiría bien arriba, afuera de este planeta
On the clearest night of all / en la noche más clara de todas
And photograph the future / y fotografiaría el futuro
When it finally comes to call / cuando finalmente venga a llamarnos

I would save up all these images / Guardaría todas estas imágenes
These instants in a box / Estos instantes, en una caja
And when I am old and lonely /Y cuando sea viejo esté solo
They could cover up the clocks / Podrán tapar todos los relojes.

And I wish I were a camera...

I wish that I could shoot at night / Me gustaría poder disparar a la noche
And leave without a trace / E irme sin dejar huella
And catch my lover's sleeping smile /Y capturar la cara sonriente de quien amo
By the starlight on her face / con la luz de las estrellas brillando en ella

But I think mostly that l'd see children / Pero creo que sobre todo vería niños
'Cause they haven't learned to hide / Porque ellos aún no han aprendido a esconderse
And they watch me on my bicycle / Y me ven en mi bicicleta
And laugh with me as I ride / Y se ríen cuando paso

Camera, letra de David Crosby, en el disco de Crosby, Stills & Nash After the Storm (1994)

miércoles, 22 de octubre de 2008

Para pensar con el corazón...

Conozco perfectamente bien mi propio egoísmo, y conozco mis palabras omnívoras, pero no puedo dejar de decirlas,
y quisiera llevarte, quienquiera que seas, a mi propio nivel.

Mis palabras son palabras que preguntan y hablan de realidad;
Este libro impreso y encuadernado… pero ¿y el impresor y el muchacho de la imprenta?
Y la dote y los acuerdos matrimoniales… pero ¿y el cuerpo y la mente del novio y los de la novia?
El panorama del mar… pero ¿y el mar mismo?
Las fotografías bien tomadas… pero ¿y tu mujer o tu amigo fuertemente apretados en tus brazos?
La flota de buques de pasajeros y todas las mejoras modernas… pero ¿y la astucia y el coraje del almirante?
Los platos, el precio y los muebles… pero ¿el huésped y la huésped y la mirada de sus ojos?
El cielo allá arriba… pero ¿y aquí, en la casa de al lado o al otro lado de la calle?
Los santos y sabios de la historia… pero ¿y tú mismo?
Los sermones, doctrinas y la teología… pero ¿y el cerebro humano y lo que llamamos razón, lo que llamamos amor, lo que llamamos vida?

Walt Whitman, en Hojas de Hierba

Un día en el colegio Abya Yala


Son las 5:15 de la mañana, aún está oscuro. Mi reloj de pulsera hace sonar su alarma una vez más, como todos los días, haya clase o no: la humedad y el calor de este clima extremo se comió el contacto de los botones de mi reloj y ahora sólo me queda esperar a que deje de sonar o esconderlo en el armario para no oír la alarma.
Me siento perezosamente sobre la cama, observando la tenue luz del amanecer que empieza a entrar tímidamente por la ventana. La música de levantada de las residencias vecinas –en las que duermen los estudiantes- me hace ponerme en marcha. Me lavo la cara con agua fría y me refresco, me visto y salgo tropezando por el camino de graba, camino del colegio con una sonrisa buenos días a los chicos y chicas, aplicados unos, dormidos otros, que se dirigen a realizar sus comisiones de aseo.

El colegio, como proyecto de desarrollo qué es, como ejemplo de lo que ni gobiernos, ni estados, ni dinero han logrado o tristemente se planteen quizá lograr, funciona gracias al dinero de proyectos, subvenciones y donaciones de personas, desinteresadas o no, que creen en la educación de los que menos tienen. De ahí que la economía del centro no sea muy boyante. Más bien funciona a base de recortes presupuestarios y estrategias y estrategias para seguir funcionando cada vez con menos mientras esperamos que algún gordo funcionario se atreva a mirar a la realidad que hay afuera de su despacho y se decida a ayudar a los demás sin esperar nada más de ello. Así, el colegio intenta ahorra de donde puede, y de ahí, por ejemplo, que los alumnos realicen las labores de aseo de colegio y residencias. Yo estoy encargado de supervisar y ayudar para que algunas de esas comisiones de aseo sean realizadas correctamente. Algunos son perezosos y descuidados para el aseo, pero hay que pensar también que para los más pequeños, ésta es la primera vez que tiene que encargarse de semejante asunto: en sus casas por ejemplo, no hay cuarto de baño.

Tras las comisiones reciben su primera hora de clase (aquí las horas lectivas son de 45 minutos) y luego el desayuno. Los propios estudiantes se encargan de servir sus mesas y de limpiar el comedor después. Los profesores tenemos nuestra propia mesa, aunque a veces nos sentamos con nuestros pupilos, invitados, o simplemente por “molestar” cuando vemos un sitio libre.
Las clases continúan después hasta el medio día, yo, que soy profesor de horario de tarde por necesidades de acomodar horarios más que por gusto, rara vez tengo clase en la mañana, así que me retiro a la biblioteca o vuelta a mi residencia a preparar clases, corregir pruebas, o, me quedo por el colegio haciendo otra serie de labores múltiples que surgen inesperadamente cada día: ayudar a algún compañero en sus clases, ayudar en el mantenimiento del colegio y residencias arreglando luces, váteres, computadoras; sustituyendo o ayudando a algún compañero en sus clases… trabajo nunca falta.

A las 12:45 es el almuerzo. La comida es sencilla, monótona, pero abundante: uno no se queda con hambre. El primer plato suele ser sopa (caldo de pollo, de verduras, de pasta y queso) bien caliente, haga frio (yo aún no lo he sentido, pero hay días en que me dicen “profe, hace frío”) o haga calor (tampoco lo he sentido excesivamente, debe ser por venir de una tierra de extremos en donde uno pasa de los 4 bajo cero en invierno a los 35 grados en verano, aquí la temperatura es más o menos estable y oscila siempre entre los 18 grados y los 30 más o menos, lo único que es mayor que en España es la humedad de un 70% que hay aquí constantemente) Tras la sopa, arroz, alimento base de esta tierra junto a la yuca y el plátano, siempre acompañado de menestra (léase lentejas, fréjoles) y algo de carne o pescado.

Después del almuerzo, tras un pequeño descanso, comienzan de nuevo las clases desde las 14:30 hasta la hora de las duchas. Yo, como profesor del horario de tarde y nocturno (aquí anochece hacía las 6 – 6:30 de la tarde) tengo casi toda la tarde ocupada con clases de inglés o de ciencias sociales. Del verbo to Be, al Antiguo Egipto, a s. XIX ecuatoriano y vuelta al inglés, y entre medias, horas de estudio, es decir, acompañamiento a los distintos grupos de clase en las horas que tienen libres para ir a la biblioteca y hacer sus deberes: orientarles en cómo estudiar, como consultar libros y enciclopedias, resolverles dudas,… a veces uno incluso acaba aprendiendo de otras materias con ellos: ¿Profe, me ayudas con este ejercicio de física de vectores? Y no queda otra que sentarse y digerir en cuestión de minutos el tema de física y desempolvar conocimientos olvidados en la adolescencia.

Durante la tarde algunos grupos (léase cursos) tiene educación física o agropecuaria (tenemos una finca en el centro de cara al autofinanciamiento y también para iniciar a los alumnos en técnicas de cultivo y cría de ganado) o realizan trabajo comunitario, es decir, colaboran en el mantenimiento del colegio macheteando (es decir, cortando la hierba salvaje que aquí crece otra vez alta cada 3 días) o haciendo otras actividades.
A las 5:30 todos se van corriendo a sus residencias a las duchas. Aquí es costumbre ducharse al final de la tarde, pues el clima y el día son duros y uno suda bastante, y así, aseado uno duerme después más fresco, pues, aunque por la noche refresca algo, tampoco es muy grande la diferencia respecto al día. Yo, que al principio intente continuar con mi costumbre de ducharme temprano por la mañana, he acabado por adoptar la costumbre local. Donde fueres, haz lo que vieres. Sus razones tienen.

Tras las duchas, la última hora de clase del día, ya en horario nocturno, luego la cena a las 7:15 de la tarde. No suele haber gran diferencia entre la cena y el almuerzo, ésta suele ser quizá más liviana y algo más dulce. A las 8 todos los alumnos/as están en su residencia, tienen una hora para estudiar, para relajarse viendo la tele, escuchando la radio, o jugando a algún juego de mesa. A las 9 es el toque de queda: todo el mundo a dormir, yo incluido. Normalmente intento acabar algún trabajo pendiente para las clases, o leer un rato una novela, o ver televisión, pero normalmente el sueño me puede y me meto en mi cama. Los mosquitos y demás insectos variados, los murciélagos, y el sapo que últimamente vigila la puerta de mi cuarto, nos dicen que nos vayamos a dormir, que la noche es sólo para ellos. Y así hacemos, dormimos, mientras la selva sigue despierta y viva, vigilante.
Que nunca calle.

domingo, 19 de octubre de 2008

Con viento en popa a toda vela

Son casi las 3 de la tarde hora de Ecuador y hace unos 10 minutos que he llegado a Lago en una ranchera (camión recombertido a bus con armazón de madera para que no conozcan - ya pondré foto) pegando votes por el camino que lleva al colegio pues la mitad del trayecto está sin asfaltar. Menos mal que comemos a la una del medio día...
Yo vine preparado con un pequeño escrito para poner en el blog, y así no gastar tiempo y dinero escribiendo aquí, pero esta máquina no tiene Office 2007 y no me deja abrir el documento (y yo tampoco tengo ganas de ponerme a descargar e instalar el conversor de formato de microsoft ahora)
De todos modos, como hoy, por primera vez no tengo nada realmente nuevo y especial que contar, salvo repetir que seguimos viento en popa y a toda vela, y tampoco tengo casi ningún correo para contestar, aprovecho para escribir unas líneas directamente.

Resulta curioso como se adapta uno a los cambios y a la necesidad, ahora que lo pienso. Como no tenemos internet en el colegio y en Lago el internet sale a un dolar la hora más o menos, escribo las cosas en ratos libres en el colegio y luego las traigo aquí para colgarlas. La aventura no resulta tampoco sencilla, como a primera vista pudiese parecer. En el colegio, al margen del aula de computadores, sólo hay 3 computadoras libres y eso no es mucho para todo el equipo de profesores, por otro lado, mi tiempo libre no es mucho, y muchas veces estoy demasiado cansado como para sentarme a pensar y escribir algo para el blog. Y luego, cuando por fin encuentro la inspiración y la oportunidad para escribir juntas, se va la luz. El colegio está conectado a la red nacional de luz, y por desgracia, en un país como Ecuador, en el que todo está por hacerse o arreglarse, todo está a medio camino de algún fin, la luz tiene cortes constantes. Raro es el día que no nos quedamos sin electricidad un ratito. Además hay altibajos de tensión constantes, y hay que conectar unos aparatos (no me acuerdo del nombre) semejantes a esos adaptadores que se ponían debajo de las teles viejas en España para evitar que se quemen con los picos de la tensión eléctrica.
Y cuando no se va la luz, aparece un virus que te lo borra todo. Este país es el paraíso de los virus. Ojo con todos los mails que lleguen desde acá. Escaneenlos. Llevo 15 días desinfectando e incluso formateando ordenadores, pero el problema persiste, porque las memorias usb (pendrive o cucarachita) son el metodo preferido de los virus para viajar y casi todo el mundo tiene una; sin embargo no se por qué, casi nadie tiene antivirus en su ordenador, ni siquiera aquí en los ciber, que son la entrada de todos los bichitos. Hay antivirus gratuítos y que funcionan bastante bien, como Avast! por ejemplo.
También he tendio que dejar a un lado mi costumbre de escribir primero mis historias y comentarios para el blog en papel y luego pasarlas al ordenador. El presupuesto del colegio es bastante por no decir muy ajustado y no estamos para gastar papel y material escolar a lo tonto, así que en todo lo que se pueda ahorrar, se ahorra. Todo lo que se pueda hacer y dejar directamente en soporte digital, se queda así. Tampoco es tanto el problema, todo es acostumbrarse.
Así que, por unas u otras razones, tengo mi cabeza llena de historias, de cosas que quiero escribir y colgar en el blog, y no encuentro el momento idoneo para sentarme a escribir. Prometo tomarme mi tiempo en cuanto pueda y contar más cosas y colgar más fotos, pero aquí cada minuto del día lo tengo reservado para algo. Lo más curioso es que no estoy cansado, en el sentido de harto de todo, es un cansacio reconfortante al final del día, consciente de que has hecho algo útil, incluso cuando alguna cosa no sale bien, sigues con ejergía, y, curioso también, cuantas más cosas tengo que hacer más hago. Parecería que con semejante agenda no tengo tiempo de leer, de escuchar música, de charlar con los compañeros, de relajarme. Pues de alguna manera lo tengo. Lo saco de no se donde y incluso leo más, charlo más, que cuando estaba medito en mi vida sedentaria y conformista. No deja de admirarme: casi dos meses aquí y ya casi he terminado con la ballena de Melville, me he leído otros dos libros a mayores y voy por el tercero, y preparo clases (no tengo libro de texto así que me toca todo el trabajo de programación y búsqueda de materiales) corrigo exámenes, acompaño a los alumnos,...
La actividad produce más actividad. Tenías razón, Terete. Gracias otra vez.
Otro día escribo más y cuelgo tantas y tantas fotos y escritos atrasados.
Prometido.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Maria Elena Walsh

Maria Elena Walsh es una poetísa y compositora de canciones argentina cuyo trabajo admiro. La descubrí en mi infancia a través de canciones para niños que ella escribió y que grabó Rosa León (aquella canción de la vacuna me sigue gustando aún hoy día) Luego oí sus letras para adultos y me quedé enganchado, la Balada de Comodus Vivach, que cantaban Claudina y Alberto Gambino, también la famosa Como la cigarra, y otras.
Una verdadera sorpresa ha sido, sin duda, encontrarme aquí, en la biblioteca del colegio un volumen recopilando varias de sus poesías y canciones. Maria Elena Walsh escribe para el pueblo, para el que sufre, para el que aún no ha perdido la eperanza, también para el enamorado, para el hipócrita gobernante... os recomiendo buscar algún libro suyo.

Aquí copio un poema que les leí a los alumnos el otro día antes del almuerzo. Creo que describe perfectamente la filosofía de todas las personas que compartimos este proyecto de convivencia y educación aquí en el Colegio Abya Yala. Ojalá lo compartan también más personas en otros lugares.

El buen modo

Tengo tanto que agradecer
al que dio de beber
cuando de sed me moría.
Agua en jarro, gusto a pozo,
pero río caudaloso
me parecía.

Estos ojos no olvidarán
al que una vez me dio pan
cuando el hambre me afligía.
Miga dura, pan casero
que trigal del mundo entero
me parecía

Hoy me acuerdo de aquel que ayer
se supo compadecer
cuando lágrimas vertía.
Era parco su consuelo
pero Dios con un pañuelo
me parecía

Nunca pude olvidarme yo
del que una vez me albergó
cuando techo no tenía.
Rancho pobre, catre chico,
pero caserón de rico me parecía

Seas siempre bendito
por tu buen modo.
Porque al darme poquito
me diste todo.

Antes que la muerte
me robe la ocasión
para corresponderte
aquí te mando mi corazón.

Muchacha de tez morena

¡Ay, muchacha de tez morena y ojos oscuros! Corres y ríes bajo la lluvia de la selva y me saludas con una pícara mirada.
Y yo aquí sentado, acompañado por este arrullo de lluvia y canto, no puedo sino pensar qué hago en estas tierras lejanas, qué es lo que espero hallar.
El destino, caprichoso, me hizo cruzar el mar a ciegas para dejarme varado en este perpetuo estío, muerto el día que llegué y resucitado un domingo en que los pájaros comenzaron a cantar sin descanso.
No sé qué voy a aprender, no sé qué te podré enseñar. Al final, esta dura vida en la que luchamos y sufrimos y reímos es la única verdadera maestra. Se feliz, río, sigue corriendo, llueva o haga sol, de la escuela a la casa, de la casa vuelta a la escuela.

"Se" de Sapo

Estoy sentado en la biblioteca preparando unas clases. Los alumnos de 8º o 9º grado de básica están haciendo sus deberes. Una niña se me acerca y me dice:

-Profe, ¿Dónde puedo buscar a Miguel de “Servantes”?
-Allá en la enciclopedia.
Al poco la misma niña vuelve con el tomo de la letra S en la mano.
-Cervantes es con “C” –le digo- no con “S”.
-No. “Servantes” es con “Se” de sapo, profe.

Y me lo muestra tal cual en su cuaderno: “Miguel de Servantes”. El problema con la “C”, que aquí pronuncian como “S”, es sólo la primera de las barreras con las que choco a diario en lo referente al idioma. Aquí no hay “ce”. Hay “se de sapo” y “se de casa”. Pararse es ponerse en pie. “¡Párate quieto!” le gritas a uno, y se te pone firme como si estuviese en un desfile militar. El color marrón no existe, aquí es café. Cuando uno da inglés empieza a liarse. ¿Qué es Brown? ¡Café! Contestan todos. Otro sonido que les cuesta horrores hacer es la doble erre. “rrrr”. Y más y más. Hasta ayer no me había dado cuenta de que el verbo To Can en inglés es Tucán, en castellano, perdón, en español. O por ejemplo Mescla. ¡Ah! ¡Se escribe con Z!...

Y no digamos ya con las palabritas: Yo digo bolígrafo, mi compañero Pacho que es colombiano dice lápiz, aquí le dicen esfero, en la costa de Ecuador pluma,… Y así montones y montones de palabras, diferencias de pronunciación, etcétera.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Abya Yala

¿Hace cuánto no escribo? ¿2, 3 semanas? Más o menos. La verdad es que el tiempo pasa sin que me dé cuenta.

La razón de la ausencia de nuevas historias y comentarios en este blog es sencilla. No tengo mucho tiempo libre, no tengo ordenador siempre, no tengo internet. Y lo que es más importante, tengo muchas otras cosas que ocupan mi mente y mi tiempo a diario.
Escribo desde un computador en el hall de la residencia de voluntarios en el Colegio Abya Yala, en plena selva amazónica del Ecuador. Aquí son casi las 7 de la mañana y hace ya cosa de hora y media que ha amanecido. Aprovecho este rato libre para escribir por fin algo.

El colegio Abya Yala está a 6 km. de Lago Agrio, la capital de la provincia de Sucumbíos, al norte de Ecuador, casi en la frontera con Colombia. Lago es una ciudad fea, desordenada, un pueblo grande construido al rito de pozos de extracción de crudo. Poco a poco parece que va tomando forma, pero, comparada con otras ciudades de la zona, parece como si fuese un campamento provisional, como si todos sus habitantes estuviesen de paso y no se preocupasen mucho por el aspecto de su ciudad. Es de remarcar aquí que esta y otras ciudades de la provincia que visitado son ya urbes o pueblos del siglo XXI con cibers, locutorios, cabinas, centros médicos, bancos, y los ya típicos –y elegantes- edificios de la burocracia. Lo escribo porque entre los que viven al otro lado del charco sigue vigente la imagen de Sudamérica como lugar atrasado, de aspecto decimonónico, salido de una novela de García Marquez o aún más romántico como una aventura de Edgar Rice Burroughs en medio de la selva.
Comparado con Lago Agrio, el Colegio Abya Yala es como un paraíso. Una finca enorme, con una serie de construcciones –residencias, aulas, comedor, centro cultural- diseminadas a lo largo y ancho, con muchos espacios verdes, con un río; todo ello rodeado por selva, manteniendo así un equilibrio entre naturaleza y progreso. Me dicen que cuando me vaya de aquí echaré de menos el arrullo constante de los insectos y pájaros, que transmiten una sensación de tranquilidad y de creación de vida constante.

En el colegio somos una 20 de profesores/trabajadores, la mayoría voluntarios laicos o religiosos, de Ecuador, Colombia, Chile, España,…. Voluntario quiere decir que no nos pagan, que trabajamos gratis, compartiendo nuestra vida con los demás, dando lo que tenemos sin esperar recibir nada a cambio. Un concepto el compartir, que por desgracia a desaparecido de ese mundo occidental que abandoné hace 3 semanas. Una de las cosas más bonitas de esta experiencia es encontrarse con un grupo de personas completamente diferentes en sus orígenes, formación, creencias,…, pero trabajando codo con codo por un mismo fin, ayudándose los unos a los otros, compartiendo trabajo y preocupaciones.

Los alumnos, unos 140 este curso, son todos indígenas (a ellos no les gusta esta palabra, así que procuraré no usarla de ahora en adelante) pertenecientes a cada una de las cinco nacionalidades que existen en la amazonía ecuatoriana: Kichwa, Shuar, Secoya, Cofán y Siona. El Colegio Abya Yala de Lago Agrio, Sucumbíos, Ecuador, es en este sentido una experiencia único, un colegio multiétnico y multilingüe, pues los alumnos al margen de estudiar las asignaturas al uso, aprenden también su propia lengua y sus costumbres y tradiciones. Uno de los peores efectos que ha tenido la civilización occidental sobre estos pueblos ha sido que las generaciones jóvenes se avergüencen de sus orígenes. A los alumnos del colegio les da pudor usar sus trajes típicos, hablar su lengua en público, etc. Entre ellos la cosa cambia un poco y a veces uno tiene la sensación de estar en un país extraño al no entender que cuchichean sus alumnos (nada bueno, porque hace esto cuando no quieren que el profe se entere de que traman J ) También siguen teniendo muy presentes creencias animistas, en demonios, curaciones a través del chamán,… Hace unas noches (aquí anochece a las 6:30 de la tarde y amanece a las 5:30 de la mañana) dos alumnas se me cogieron del brazo cruzando el puente de pequeño río que cruza el colegio porque había un demonio en un árbol. Yo me lo tomé a chiste, pero resultó no ser así: van a traer a un chamán para que expulse al espíritu maligno. Todo un choque de culturas.
En el plano académico hay que trabajar duro con los alumnos, hay que armarse de paciencia. El colegio es pionero en las últimas técnicas pedagógicas, hasta a evaluamos por competencias cualitativamente en vez de cuantitativamente. Es un esfuerzo diario luchando por adaptar el saber de manera que los muchachos le entiendan a uno. Son jóvenes que no han tenido una escolarización constante o que han sufrido la mala calidad de la educación pública del país, que si bien general, es aún mayor en áreas rurales y no digamos ya en plena selva. El año académico es una adaptación curricular constante a las necesidades de los alumnos, buscando las mil y una maneras de dar clase de una manera sencilla y fácil de entender por parte de los alumnos; y a ello hay que añadir las limitaciones de recursos. Aquí no se puede acceder a internet o a una librería o biblioteca, no hay presupuesto para sacar fotocopias a diario, ni siquiera libros de texto para muchas asignaturas.
A este respecto hay que decir que el Colegio Abya Yala engloba también un Centro Cultural y un Internado. El Centro Cultural es una básicamente una biblioteca muy bien dotada pero con las limitaciones propias del lugar y del origen del Colegio. Faltan aún textos básicos para algunas asignaturas, y aquí uno no puede adquirirlos ni pedirlos al día siguiente en una librería. Son todo donaciones desinteresadas de instituciones y particulares. También se tiene en proyecto la creación de un museo etnográfico de las cinco nacionalidades, aunque eso va a tardar aún uno o dos años. Al que aquí escribe seguro que le toca trabajar en ese proyecto.

El internado es el único órgano que no es gratuito, aunque lo que se cobra a los alumnos (20 dólares al mes) es un precio simbólico para que las familias tomen conciencia del valor de la educación. Uno de los principales problemas aquí es que los estudiantes se casan a los 15 o 16 años (o incluso antes) y dejan de estudiar; no valoran la educación. El internado, como no, también lo llevamos los voluntarios que estamos dando clases en el colegio. Aquí el reparto de cargos es ecuánime para reducir así al máximo en número de trabajadores externos a los que hay que pagar.
Creo que con estas líneas y con las fotos que las acompañan os podéis hacer una idea de cómo es el lugar y la gente. Como colegio-internado, el calendario es aquí un tanto raro e intensivo, así que no sé bien cuando podré volver a Lago Agrio a conectarme a internet (en el colegio no hay) así que no os extrañe si pasan otras 3 semanas. Mejor incluso. Así habrá más que contar.

viernes, 8 de agosto de 2008

Zapatero remendón

En este mundo en que todo es de usar y tirar, me sigue llamando la atención como algunas personas se niegan a dejarse llevar por el torrente consumista y aprovechan las cosas al máximo. Reutilizar, reparar. Dos verbos casi en desuso.
¿Que se estropea el móvil? Pues compro otro. Y lo mismo una tele, un reloj, una silla desfondada, etc. Añadid lo que queráis a la lista. Sin embargo, todavía quedan pequeños locales en los que una persona curiosa y dedicada se dedica remendar, coser, tapar, soldar, los más diversos útliles dejándolos cási como nuevos.
Por ejemplo, ¿A santo de qué voy a tirar yo unos zapatos sólo porque se les ha gastado la suela? Por suerte en mi barrio todavía queda uno de esos zapateros que no vende zapatos si no que se dedica repararlos. Qué satisfacción poder volver a calzar esos zapatos tan cómodos, volver a tocarlos, nuevos, pero con ese gustos especial que tiene la mercancía de segunda mano, cuidados, pero con años, como un viejo amigo, como nosotros mismos, sanos y nuevos cada día pero con las arrguas y las cicatrices años pasados.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Más ciencia ficción

Supongo que nunca acabaré de ver y leer ciencia ficción. Cuanto más veo, más descubro, la lista se hace más larga. No tengo prisa, me que aún mucha vida por delante, ultimamente se me pasa ya esa locura de acumular y ver y leer lo inabarcable antes de hacerme viejo. Hay otras cosas en la vida, supongo que de todo se cansa uno.
De cualquier modo, suelo alternar la ciencia ficción con otro tipo de literatura o de cine, que todo cansa, y después de 15 días viendo películas de CF o de leer 3 libros de CF segudidos, uno está hasta el moño. Será que no soy lo sufiiciente friki como dicen ahora. Qué poco me gusta esa palabra. Freaks eran los bichos raros, los personajes deformes de circo..., llamar a uno "bicho raro" sólo porque le guste la CF o cierto tipo de música, literatura o cine es una estupidez. Entonces los que gustan de coches de alta gama (que son aún menos que los amantes de CF) ¿También son frikis? ¿O los que disfrutan del cine clásico? ¿O las películas comerciales de Hollywood? ¿O los que acaban a hostia limpia o nadando en fuentes después de un partido de fútbol? Cada uno tiene sus gustos y es fanático, forofo de una u otra cosa.
En fin, al grano. Estos últimos días he añadido al listado de películas de ciencia ficción un par de películas que me han gustado bastante. The Man From Earth es de las cosas más sencillas y sorprendentes que he visto últimamente. A ver si la editan en España, aunque lo dudo. También he incluído Scanners de Cronenberg. Éste es un director que no acaba de convencerme, o mejor dicho de engancharme, porque en original y distinto, sale airoso. Scanners, es creo su película que mejor encaja en el apartado de ciencia ficción, es la que más me ha gustado junto a la provocadora Crash, y es muy muy buena.
Y también añadí ayer mismo Stranded (Naufragos) de Luna (alias María Lidón) Me resistía a verla porque todo el mundo decía que era muy mala hasta que al final ayer me decidí a alquilarla. ¿Mala? De ningún modo. Puede que cinematográficamente no sea ninguna joya, pero engancha, tiene argumento, una historia elaborada, algo de lo que carecen el 90% de las películas de CF actuales. ¿Lenta? Chico, a mi tras los 20 primeros minutos que parecían otro Planeta rojo o Misión a marte rollo patatero, me engancho. Es cine europeo, es distinto. En fin, gustos. A mi me recordó bastente a mis años de lector de Más Allá, loco por los misterios arqueológicos (aquellos que se desmoronaron cuando empecé a estudiar historia y que ahora me dan risa) y por los platillos volantes.
Curiosamente es la primera película española que incluyo en la lista, quizá meta también la Cabina de Mercero (aunque me resisto a incluir esta en ciencia ficción, es más terror o mejor dicho horror) y quizá alguna historia para no dormir. Hay poca CF decente en este país, que le vamos a hacer.

Rebuscando por internet acabo de encontrar un completísimo -y larguísimo- ensayo sobre el cine de ciencia ficción. Para los intersados: http://www.guzmanurrero.es/index.php/Cine/Ciencia-Ficcion-INDICE.html

domingo, 3 de agosto de 2008

Indignación

Yo era uno de los tantos que tenía entradas para ver a Chuck Berry en concierto en el monasterio de Carracedo hace ahora justo una semana. Y fui uno de los tantos que se quedó a cuadros cuando el mismo día del concierto, le informaban según salía del coche en el monasterio, que el concierto había sido cancelado porque Chuck Berry no estaba.
La verdad es que no me lo tomé a pecho, ni me lo tomo ahora. Lo acepté con total indiferencia. Últimamenete hay pocas cosas que me hagan enfadar o me preocupen más de 5 minutos; en seguida paso página y me pongo en marcha hacia la siguiente cosa. Admito sin embargo que fue un chasco no poder ver a Mr. Rock 'n' Roll el domingo pasado. Cuando me dijeron que venía no me lo creía, yo le hacía ya retirado, y, oir que venía a Carracedo sonaba a chiste. A chiste, o mejor dicho a chiquillada suena el desenlace del concierto que no hubo.
Nadie dió explicaciones concretas de porqué el domingo Mr. Berry estaba en Chicago cuando tenía que estar en Carracedo, aunque dicho así, suena bastante obio porqué eligió la ciudad del viento en lugar de un pequeño pueblo del noroeste de España. Bromas a parte, lo que todos pensamos fue que el abuelete ya estaba demasiado cascado como para dar 3 conciertos seguidos en tres ciudades distantes: Manchester - Estepona - Carracedo. Vamos, no firmo ni yo por semejante plan de ruta. Tiene uno que acabar machacado y más a los ochenta y pico años.
Podría haber sido cansancio o enfermedad, podría. Me ha dado hoy por echar un vistazo por internet a ver si se sabe algo nuevo y leo en El País que al parecer los motivos personales de la cancelación del concierto tienen que ver con cierta rencilla doméstica que puso de mal humor al cantante el día antes de volar a España desde Inglaterra. Y como se enfandó, pues se largo pa casita y que los fans españoles se jodan con perdón de la expresión. Qué culpa tendríamos nosotros de que se pelease con su hija o lo que fuese.
Acutar así es algo de lo más común entre las personas. Todo el mundo lo hace casi inconscientemente. Desplazar nuestro enfado a los demás siempre está mal (personalmente es una de las cosas que más detesto) pero hay momentos y situaciones en los que eso no tiene perdón. Considero a los músicos trabajadores como cualquier otro, y por lo tanto tienen que cumplir con los deberes y obligaciones de su trabajo.
Leo por ahí que simplemente es que Chuck Berry es así. Quizá sea la fama que se le ha subido a la cabeza, o quizá sea la edad que le hace actuar como un crío -a él y a la mayoría de los viejos. Ningua de las opciones me parece sin embargo justificación para sus actos. Ser famoso no le da a uno el permiso para hacer lo que le de la gana. Y ser viejo tampoco, aunque el 90% de los ancianos -y León, como ciudad senil es ejemplo viviente de ello- se empeñen en hacer lo que les sale de las narices cuando les sale de las narices. Se vuelven como niños pequeños de 80 o 90 años, y cómo tratarles es un reto nuevo al que tenemos que enfrentarnos. Quiza Mr. Berry se merezca una buena azotaina.
De momento aquí tiene a un fan un tanto disgustado, que lleva la mitad de su corta vida disfrutando de su música y que con seguridad seguirá disfrutando de ella años venideros pero no sin evitar recordar que, al margen de ser un magnífico músico es también un impresentable. Una cosa no quita la otra, pero tampoco la justifica.

viernes, 1 de agosto de 2008

The Beach Boys

Escuché a los Beach Boys por primera vez cuando tenía 13 años y desde entonces vuelvo a su música de vez en cuando. Nunca me ha dado la fiebre y me he puesto en plan fánatico ha completar su discografía, como me ha pasado con otros artistas, sin embargo siempre están ahí, en el fondo de mi cabeza. Da igual que artista acabe de descubrir o con cual la coja "llorona", los Beach Boys siempre acaban sonando en uno de esos momentos en que no se que escuchar, y no pasa año sin que compre algún disco suyo. Tengo la sensación de que me han venido acompañando media vida, y de que van a seguir así muchos años.
Aunque escucho a los Beach Boys todo el año, creo que es inevitable acordarse más de su música en verano. The Beach Boys, verano y playa son casi sinónimos, así que este mes de agosto os recomiendo un disco de estos chicos.
El elegido de entre su extensa discografía es The Beach Boys (1985) A los que no sean grandes fans del grupo y conozcan sus éxitos de los 60 les pillará por sorpresa ¿Beach Boys en el 85? Sí, y más adelante aún. Después de sus gloriosos años en Cápitol los Beach Boys grabaron un montón de discos en los 70 y 80 para su propio sello, Brother Records, algunos muy, muy buenos. Una lástima que esta parte de su discografía no sea conocida. Por otro lado, supongo que la elección me va a traer críticas, porque este trabajo no suele estar entre los mejores o si quiera los buenos discos de los Beach Boys. Me da igual. Puede que no sea una obra maestra, puede que peque de "disco comercial de los 80", pero a mi me encanta. Es fresco, alegre, divertido, sencillo, veraniego. Fue el disco que grabaron tras la muerte de Dennis Wilson (el primer Beach Boy que nos dejó) y el último com Brian Wilson como miembro permanente del grupo. Lo grabaron usando todo un ejército de sintetizadores para reemplazar casi todos los instrumentos, algo muy de moda a mediados de los 80, fue el primero en el que usaron grabación digital, y al margen de datos técnicos, creo que marca el incio esa etapa de los Beach Boys con Mike Love como líder absoluto, lo cual quiere decir que quedan a un lado perciosismos de estudio y música más "seria y trabajada" por sonidos de fiesta y playa. Hay a quien lo le gusta, a quien le parece inferior. A mi me encanta. Siempre me han gustado esas dos facetas de los Beach Boys: la música de fiesta veraniega de sus "Surfin USA", "I get around", "Fun Fun Fun", "Help me "Rhonda" y demás éxitos primerizos (y por qué no la del infravalorado álbum Summer in Paradise de 1992) y su vertiende más trabajada e inventiva: Pet Sounds, Smiley Smile, Sunflower... Esa capacida de moverse en los dos extremos de la balanza y salir airosos es algo que admiro en este grupo y que no oigo en muchos otros.
The Beach Boys (1985) entra en el primer grupo, y aunque tiene sus más y sus menos, os lo recomiendo como compañero veraniego; refresco para estos días de calor. Escuchado. Sin buscar maravillas sonoras de obra maestra. Es un disco para disfrutarlo como si fuera un refresco en la terraza de un bar. Incluso puede llegar a ser adictivo.
Getcha Back

Aprovecho para dejar nota también de que el pasado mes se reeditó por fin en CD Pacific Ocean Blue (1977), único disco de Dennis Wilson en solitario y uno de los discos más emotivos y personales que he escuchado. Disco de culto, joya olvidada, obra maestra... Es algo diferente. También es verano y Beach Boys, pero sobre todo es Dennis Wilson. Éste es para oirlo con clama, para sentirlo con cuerpo y alma, dejando que la música y las emociones penetren en vuestro cuerpo con cada nota. Yo aún estoy acabando de asimilarlo.

miércoles, 30 de julio de 2008

Velocidad

El mundo tiene prisa. Todo corre y con ello la gente. Vivimos en una sociedad en al que las cosas surgen y perecen en un instante mientras nosotros nos preocupamos constantemente por vivir más años.
Rápido y barato son las dos másximas: Restaurantes de comida rápida, ropa barata que dura seis meses, coches más rápidos y potentes que jubilamos a los cinco años por otros más rápidos y más potentes, ordenadores que se quedan obsoletos -se hacen lentos- al año de comprarlos, libros de lectura fácil y rápida que enganchen sin tener que poner mucho de nuestra parte, canciones de tres minutos pegadizas que no requieran que les prestemos demasiada atención mientras caminamos con nuestro ipod en el oído,...
Rodeados de bienes efímeros nosotros luchamos por llegar a los 90 años todavía con capacidad de razocinio y un estado físico más que aceptable, y esta larga vida nuestra que ya casi alcanza la centuria, la vivimos deprisa, porbando un poco de todos los platos, como si fuésemos a quedar incompletos por acabar nuestros días sin haberlo probado todo. No llegamos a saborear el contenido de cada experiencia, de cada día, sólo nos interesa la breve sensación del momento, del minuto concreto, y poder así tachar algo más en la lista y pasar rápidamente a lo siguiente.
La gente ya no tiene tiempo para vivir despacio. La vida es un viaje en un tren de alta velocidad haciendo veinte cosas al momento y mirando el relojde reojo para ver si llevamos o no retraso. Y claro, llega un punto en que tanta velocidad nos marea, sufrimos el consiguiente desgaste y entonces, entre nuestras múltiples actividades incluímos pequeñas pausas de relax que siempre nos saben a poco.

¿No sería mejor, digo yo, tomarse la vida más despacio, dejándonos placeres sin probar por el camino pero degustando a fondo otros?
Me creáis o no, lectores que pasáis la vista rápidamente por este blog intentando captar la escia de este texto en el menor tiempo posible, existe placer -un placer especial- en tomarse la vida con calma, en "perder un poco el tiempo" y vivir despacio; aunque parezca improbable, hay cosas que uno se pierde al vivir deprisa.
Probad un día a dejar el coche en casa y coged el bus urbano, o uno de esos trenes regionales que paran en todas partes. Y no llevéis con vosotros un libro en que esconderos y con que ocupar el tiempo en el viaje y menos aún un walkman, o mejor dicho ipod. Hay cierta magia en observar al viajero de al lado, intentar averiguar qué nos cuentan sus ojos, iniciar una conversación con un extraño diciendo simplemente hola o buenos días. O mirar a través de la ventana y detener nuestra vista en gentes y lugares en los que no nos bajamos. Viviendo así, peridiento el tiempo mientras viajo, encuentro yo, por ejemplo, la inspiración para los pensamientos, sueños, e historias que escribo en este blog, haciendo crecer más mi curiosidad por ver y conocer.
Y por qué no, compraros un buen pantalón que, aunque más caro, dure dos o tres años. Puede que pase de moda, pero cada vez que os lo pongáis os hablará de aquel viaje, de aquella fiesta, de aquel encuentro. Igual que el viejo coche o el sabor de aquella cena sin prisa con chistes y sonrojos, que vuelve a vuestro paladar cada vez que tomáis otra vez el mismo plato.

Compraros un buen pantalón que aguante tardes sentados en un banco del parque. Sacad un bonobús o comprar un calzado cómodo para caminar. Compraros un libro bien encuadernado y con buena letra (da igual que ocupe más sitio en la estantería) y pasar sus páginas lentamente, con cariño. Compraros ese disco y escuchad antenta y tranquilamente todas las canciones. Tomáos la vida tranquilamente. Caminad, movéos, sin pausa pero sin prisa. Saboread la vida. Es la mejor medicina para cuerpo y alma.

lunes, 21 de julio de 2008

La espera

Sentado. Esperando. Con las maletas casi listas, contando los días que faltan para empezar una nueva vida. Nervioso y ansioso por partir, también con miedo ante lo nuevo y lo desconocido, ante esa incertidumbre con que siempre se va desvelando el futuro poco a poco.
Pensando, observando los árboles a través de la ventana abierta, con la fresca brisa de la mañana en la cara surrándome de tierras nuevas y viejas que veo en sueños. Inentando mirar más allá de mi escritorio, rompiendo lentamente las cadenas que me atan aún a esta vida, haciendo listados de todo aquello que no he hecho y que de pronto siento necesidad imperiosa de hacer, temiendo no tener ya nunca más la oportunidad de realizarlo: libros que no he leído, paseos que no he dado, vinos que no he probado, melodías que aún no he escuchado. Todas mis aficiones presentes me agarran, temiendo quizás que escape para siempre al encontrarlas sustitutos que quizá me ofrezcan algo diferente, algo que ellas no han logrado darme.

Se que no hay respuestas concretas. No hay justificaciones totales, no cuando sientes que no sabes por qué, pero necesitas cambiar, beber de otras fuentes y respirar otros aires, y no hay nada ni nadie que te diga o te convenza totalmente de qué fuentes probar. La única certeza es la de lo que ya conoces y eso ya ha perdido su gusto y sabor. Pienso en las palabras del poeta: "Caminante, no hay camino, se hace el camino al andar". La vida es elección y elegir es renunciar a unas cosas para abrazar otras nuevas.
La elección ya está tomada. Quiero probar otras fuentes, quiero perseguir esos sueños que siempre he tendio y de los que mis miedos me han tenido apartado tanto tiempo, sin rumbo fijo hacia un futuro concreto, simplemente trabajando, moviendome, probando. Si encontraré mi camino, mi lugar, esa razón para vivir, ese porqué eterno, lo desconozco. Ni siquiera lo voy a buscar, porque eso me haría viejo y desdichado. Voy a vivir, que es lo único que conozco, y vivir trazando mi camino, no me gustan las autopistas, llevo mucho tiempo caminado por ellas.

El barco ya esta casi a punto. Sólo resta que lleguen los vientos favorables y pueda por fin soltar amarras. Y mientras tanto, sigo esperando, y la espera me atrapa en sus redes haciéndome pensar, temer, soñar...

jueves, 10 de julio de 2008

El piso

-Vaya aspecto. Menudas ojeras tienes, lo de decorar tu nuevo piso te está quitando el sueño, ¿eh?
-Calla, no me hables. Resulta que me cambio a un piso nuevo, apartado del ruido y el tráfico del centro y van y me tocan vecinos ruidosos abajo. Toda la maldita noche metiendo ruido. Todas y cada una de las noche de la semana.
-¿Y no les has llamado la atención?
-¡Por supuesto que les he llamado la atención! Pero ni caso. Da igual que des golpes en el suelo, que grites, que piques en el timbre... A principio parece que paran, pero luego, en cuanto estás ya de nuevo en la cama con los ojos como platos rezando para que te dejen d0rmir, empiezan otra vez esos malditos ruidos.
-¿Qué clase de ruidos? ¿Qué hacen exactamente?
-Ruidos... -Ramón estaba nerviosos, gesticulaba con cara y manos mientra hablaba- No hablan en voz alta ni gritan ni se pelean. Tampoco es que pongan música o la tele a todo meter. No. Son... ruidos...
-Como si moviensen muebles o arrastrasen sillas...
-Sí. No. No se. Ruidos... Quiero que los oigas, por eso te llamé.
-Ja, ja, ja. Me empieza a sonar a broma pesada. Si no fuese porque te conozco bien... En fin, aquí me tienes para aguantar lo que sea. -Dió un palmadita en el hombro a Ramón y caminó hacia el estudio con una caja de libros- Todos tenemos vecinos ruidosos de vez en cuando.
-Pero estos ruidos son diferentes.

Pasaron la tarde acabando de montar estanterías y colocando libros, riendo, charlando de viejas anécdotas atrapadas en álbumes de fotos. Cenaron pronto, acompañados por un sol enfermo de color naranja que se ocultaba léntamente tras los edificios de la ciudad, y luego se sentaron del nuevo televisor con home cinema para disfrutar de unas buenas películas acompañadas por una buena bebida. Era casi la una de la madrugada cuando acabó la última película. Ramón, que había dado sendas cabezadas durante las películas, volvía a estar completamente despejado y alerta, intentando oler algo en el ambiente, intentando captar algo con su sexto sentido. Apagaron el equipo. La casa estaba en completo silencio. Ni un solo tictac de reloj, ningún electrodoméstico de concina zumbado a horas intempestivas. Unos gatos pasaron por el patio trasero peleándose. Los dos amigos se sobresaltaron y rieron.
-De verdad, pareces paranoico. -dijo el amigo de Ramón- No me extraña que no duermas, mírate a un espejo: tenso nervioso, sudando como un enfermo o un loco. Tómate una tila, macho.
-He tomado de todo. Tila, pastillas para domir, me he puseto tapones,... es igual. Siempre esos malditos ruidos. Se te meten en el cerebro aunque no quieras, a veces tengo la sensación de oirlos todo el día en todas partes... sí, creo que me estoy volviendo loco. Ya oirás, ya.
Ramón encendió la luz del cuarto de invitados. Estaba todavía sin amueblar, salvo por dos camas vestidas únicamente con sábanas.
- He probado todas las habitaciones -Ramón caminó hacia la ventana, la cerró y bajó la persiana- Mi cuarto, el cuarto de invitados, el estudio, el salón. Da lo mismo. Una vez que empiezan, se oyen en toda la casa.
- En fin. Veremos. -Su amigo, esceptico se desvistió y se metió en una de las camas. Ramón hizo lo mismo y apagó la luz.
- Oye, -dijo su amigo encendiendo la luz- como sea una broma de las tuyas..
- No.
Serio, Ramón apagó la luz y se quedó boca arriba, mirando el techo en la oscuridad, esperando.

Había pasado media hora cuando empezó. Primero era un ruido debil, como una ventana mal engrasada que chirría movida por el viento. Sonaba abajo, suave, muy abajo. Poco a poco, el chirrido comenzo a aumentar de intesidad. De repente un golpe seco. Otro. Otro. Otro. Cada vez más fuerte.
Se incorporaron y quedaron quietos con la luz ecendida, expectantes. El ruido ahora varia de todo, era más metálico, un chillido suave, ahora también algo silvaba misteriosamente a lo lejos. Ramón miró a su amigo. Éste miraba con asombro, nervioso. Se incorporó y empezó a pasear por la casa mirando al suelo. Ramón le siguió. El ruido cada vez se hacía más intenso, más, más. Ahora se oía también un ruido a compasado, como los muelles de una cama, pero lento y fuerte. Un estraño ruido como un chillido gutural sono de pronto. Ramón vió cómo el rostro de su amigo se ponía blanco. Luego algo el sonido de algo que se arrastraba, un mueble, quzás. El chirrido, el golpe, el grito gutural, el chirrido, el golpe, el rudio gurual, el chirrido, el grito, el grito, el grito.
-¡¡¡Basta!!! ¡No se que coño haceis ahí abajo cabrones, pero ya vale!- Ramón dió dos patas con fuerta en el suelo.
-Es la cosa más rara que he oido en mi vida. ¿Quien demonios vive ahí abajo? ¿Ruidos de cama? Demasiado raro. ¿Muebles? No se. -Su amigo pegaba ahora el oído al piso de la habiación.- No se oye a nadie gemir, ni respirar, ni hablar...
-¡Unos malditos degenrados! -Ramón gritaba enloquecido al suelo mientras se tapaba los oídos- ¡Esos son los que viven abajo, unos locos, degenerados!
-¿Les conoces de algo?
-¡Qué les voy a conocer! ¡Aún no conozco a nadie en este edificio, sólo llevo aquí una semana y a este paso me voy a ir a vivir a manicomio!
Los ruidos seguían, seguían, seguían. No eran tremendamente algos, pero se metían en la cabeza, en el cerebro, concentrando todos los sentidos en ellos, haciendo enloquecer a cualquier ser humano.
Ramón golpeaba el suelo otra vez. Su amigo se asomó por la terraza de salón. En la calle no se oía nada, las ventanas del piso de abajo estaban cerradas y no se apreciaba luz dentro.
-Vamos a llamar a su puerta.
-Bien. Toma. -Ramón entregó a su amigo un bate de béisbol mientras el cogia una palanca-
-¿Te has vuelto loco?
-No se lo que habrá ahí dentro, pero o se calla por si solo o lo hago callar yo.

En la escalera del edificio tampoco se oía nada. Bajaron un piso y se pararon delante de la puerta. Pegaron el oído a ella. Nada. No se oía nada. Extrañados, tocaron el timbre. Nada. Siguieron tocando insisitentemente. Ramón, enfurecido empezó a aporrear la puerta.
-¡Se que estáis ahí, cabrones! ¡Abrid de una vez si teneis lo que hay que tener! Vamos, ayúdame -Ramon empezó a intentar abrir la puerta con la palanca mientras seguía gritanto improperios a sus vecinos. Su amigo, inmovil, observaba tenso la situación.
La puerta cedió, Ramón se precipitó dentro gritando.
-¡¡Hijos de...!!

-¡¿Se puede saber a que vienen todos esos gritos y golpes?!
El amigo de Ramón soltó el bate asustado y giro sobre si mismo para encontrarse con una vecina malhumorada en camisón.
-Esto... Mi amigo es el vecino de arriba... No nos dejaban dormir los de aquí abajo... unos rudios espantosos y bajamos a llamarles la atención a ver si hacen el favor de callarse.
-¡¿Aquí en el primero?! ¡Pero que dice, ahí hace años que no vive nadie!
- Que no vive...
- ¡No! Ese piso lleva vacio por lo menos 2 años. Váyase a su casa y deje de formar jaeleo en la escalera o llamo a la policía. Lo que nos faltaba ahora, vecinos nuevos escandalosos, fiesteros. ¡
¡Vah!
La mujer volvió a su piso dando un portazo. El amigo de Ramón nervioso, recogió lentamente el bate mientras miraba intranquilo la puerta abierta del primero izquierda.
-¡Ramón! ¡Ramón! ¿Estás ahí?
Comenzó a caminar lentamente por el piso. No había luz. No se oía un solo ruido. Seguía llamando a su amigo mientras caminaba por el piso apenas iluminado por la luz que se colaba por la escalera. Encontró los plomos y dió la luz. En la mitad del pasillo estaba la palanca de Ramón. Fue registrando las habitaciones léntamente. El piso estaba completamente vacio. Tan sólo había algunos muebles tapados con sábanas. Ramón no estaba. Se encotraba depié en el pasillo, nervioso, sin saber que hacer o decir, cuando se cerró la puerta a la vez que se apagaba la luz.
Comenzaron de nuevo los ruidos.

miércoles, 2 de julio de 2008

Una película de Fellini

Las películas de Fellini siempre me hacen sonreir. Sobre todo Amarcord. Siempre me emborrachan con su imaginería visual, las situaciones surrealistas, fantásticas, cómicas, grotescas, que desfilan sin cesar por la pantalla.
¿Fantasía? Sí, quizás ¿O quizás no? Con el tiempo me he dado cuenta de que Fellini no contaba historias fantásticas, cuentos, comedias gortescas. No. Fellini filmaba la realidad cotidiana como el mejor de los documentalistas. Sacaba la cámara a la calle dejaba que una pandilla de niños hiciese sus pantomimas y burlas delante del objetivo, o filmaba a la gente en sus actitudes más comunes, más mundanas, esas que ahora nos parecen extravagantes, sacadas de números de circo, de comedias teatrales.
Nuestra sociedad antiséptica, como yo la llamo, nos ha hecho vivir sin fantasía, sin sueños, sin risas. Ha eliminado esa capacidad para el imprevisto que teníamos cuando éramos inocentes niños y nos ha envuelto en un sentimiento del ridículo creando una falsa necesidad de aislamiento y comododidad. De ahí que el cine de Fellini nos parezca fantasía y no realidad.
Sólo hay que volver la vista atrás unos años: Cuentan mis padres cómo, cuando no tenía tele, se paraban delante del escaparate de la tienda de electrodomésticos, todos quietos, ante aquella tele muda tras el cristal, niños, viejos, gente vestida de domingo.
Como en una película de Fellini.
O cómo cuando llegaban tantos invitados y familiares que no había sitio en la cocina y tenían que comer a dos por plato para poder comer todos juntos (extraña costumbre esta de comer en familia, que por desgracia, se va perdiendo poco a poco) Otra escena de película.
Y si no, críos soltado grillos en el cine, gente viajando con gallinas sueltas por el vagón del tren, gente depié en un Diane 6 con la capota recogida asomado sus sonrientes cabezas, otros, bajando el puerto 6 en furgoneta destartalada, con los muebles a cuestas y repartiendo la merienda por el camino... mil y un esecenas de película, mil y un retales de la vida real.
Yo aún recuerdo mis porpias peripecias surrealistas, de cuando era niño y aún se nos permitía soñar y hacer cosas que hoy ya no nos atrevemos ha hacer: aquellas interminables colas para ver la película gratis en Caja León, tirados por los suelos de la sala cuando se llenaba, pataleándo cuando se encendían las luces a media película para cambiar el rollo en el arcaico proyector. Y aquel acomodador que te revisaba la boca para ver si no llevabas chicle a la entrada.O aquella foto de carnaval, que casi parecía representación artísca de uno de los libros de El Pequeño Nioclás, todos vestidos de carnaval con unos trajes rígidos y anchísimos, empujandonos y estirándos en aquella escalera, con un profesor perfeccionsita y un fotógrafo impaciente... o durmiendo la siesta esptarraos en las butacas en aquel concierto de "Música de fiesta de la corte de Felipe IV" mientras "una gorda hacía gorgoritos".

Hoy tenemos nuestra conexión de banda ancha, nuestras televisores de 16/9 con home cinema, nuestros cines insonorizados y pintados de negro... Comodidad es nuestra principal preocupación. Un amigo mío se quejaba hace tiempo porque fue al cine a ver King Kong y unos críos se pasaron toda la película diciendo "King Kong, King Kona, y los Kingkonitos". Yo hubiera pagado mi entrada bien agusto por ver el horrible remake de King Kong si me hubiesen asegurado que la pandilla de crios extra estaría sentada mi lado.
Nos hemos vuelto tan cómodos y perfeccionistas que nos molestan los bichos, las risas, las caras de críos haciendo el bobo a nuestras espaldas. Preferimos televisores de alta definición para ver la película en nuestro salón sin que nos moleste nadie. Ya ni siquiera vamos al videoculb, bajamos la película de internet y nos evitamos otro roce social más temiendo que nos haga perder nuestro preciado tiempo. Compramos miles de libros que realmente no queremos leer más que una vez en lugar de ir a la biblioteca. Paeamos por brillantes centros comerciales y cenamos en cómodos restaurantes-cadena todos igualitos y prefabricados y con camareras todas igualitas y prefabricadas, cuando podíamos estar paseando por el barrio viejo de la ciudad comiendo en un bar con el piso sucio y la barra gastada y un dependiente gracioso y cascarrabias.

No se que nos ha pasado por el camino. No se bien cuando salimos del celuloide para pasearnos por esta realidad virtual, falsa, como todo lo virtual, una supuesta realidad que nos venden como progreso y bienestar y que aceptamos a pies juntillas. No es la edad la culpable, pues antes los adultos también eran algo críos. Creo que la culpa la tiene el maldito dinero. La gente vive mejor con poco en el bolsillo. No hay que pasar hambre, pero la falta de un sobrado superábit a final de més estimula la imaginación y es bueno para el alma y la mente.