El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

sábado, 14 de octubre de 2017

Te quiero libre

Libre, te quiero libre,
libre casa,
libre viento,
libre corazón ardiendo.

Libre, te quiero libre,
libres labios,
libres besos,
libre latir en tu pecho.

Libre, te quiero libre.
libres lágrimas
libres anhelos
libres ojos sin miedo.

Libre, te quiero libre
libre manos
libres sueños
libres pies sin dueño.

Libre, quiérete libre
libre por fuera
libre por dentro
libre en tu hogar y tu cuerpo.

domingo, 8 de octubre de 2017

Bienvenida Sara

Aún duermes Sara
envuelta en suaves mantas
en el el abrazo arropada
tu cabeza apoyada en el regazo
de una luna que te canta.

Aún duermes Sara
cuando despiertes ella
estará sobre ti inclinada
mirándote con dos estrellas
tú eres la tierra hoy, Sara.

Eres el barro de la mocahua
el espíritu del sol reencarnado
el viento nuevo del samay
luz nueva para tu tiempo nuevo,
eres de la vida raíz y savia.

Aún duermes Sara
cuando te miro brotan lágrimas:
alegría contenida en mi alma
mis labios besan tu frente,
eres la renovada esperanza.

Y ella a tu lado la valentía,
la decisión, la constancia,
contra el mundo rebeldía,
un canto de puro amor
que arde con fuerza y canta:

los arruyos, Sara.
los amores, Sara,
los cánticos y mantras,
voz de las voces quebradas
cantos de lucha que aman.

Aún duermes Sara.
Déjame que te cuente
que habrá noches oscuras y claras
pero siempre cuando despiertes
el mundo tendrá tu luz, Sara.

sábado, 7 de octubre de 2017

Fuego interior

Vives en el fuego
en tus ojos, luego
en el vivo anhelo
por beber del agua.

Vives en el misterio
en el azar, el juego
de tu azorado pecho
que busca la calma.

Vives en el momento
arañas el tiempo
fugitivo sin remedio,
raudo se escapa.

Miras el firmamento
buscando el consuelo,
mejor busca adentro
encontrarás galaxias,

algo en ti creciendo,
flores imposibles floreciendo
alas precisas rompiendo
la tela de tu crisálida.

Vives viviendo
vuelas riendo
sueñas...
tu propia vida labras.

Caminos celestes

Tiene 76 años. Comenzó su carrera en aquellos años 60 del siglo XX: resurgimiento de la música folk en Estados Unidos, pacifismo, generación hippie. Fue parte de aquella revolución musical y cultural: folk-rock, comunas, Woodstock. Parte también las voces de una generación: un puñado de canciones-protesta, himnos generacionales que siguen resonando. Luego llegaron los años de excesos y el infierno de las drogas... La odisea personal de David Crosby es tal, que es por desgracia más famosa que su música. Seguramente, si hace 50 años le hubiesen preguntado si se imaginaba todavía haciendo música 50 años después, hubiera soltado una carcajada y luego dicho que no.

Y sin embargo, por encima de todos su avatares personales, eso es precisamente lo que se ha mantenido: la música. El propio David Crosby se pregunta porqué. Porqué después de una vida de excesos, de ver como amigos compañeros generacionales se han ido yendo (Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jerry García, Paul Kantner, ...), el sigue aquí, con la musa en plena efervescencia creadora y su voz guardando los tonos dorados de la vejez para sorprenderle incluso a él mismo.

No tiene respuesta a esas preguntas. Por eso, da las gracias y hace lo único que sabe hacer: música, canciones, discos. Nuevas canciones. Nuevos discos. Porque tampoco es hombre anclado a un pasado de éxitos. Ha estado en un par de grupos con los que alcanzó la fama y vendió millones (The Byrds, Crosby, Stills, Nash & Young) pero él nunca ha escrito ningún éxito. "Yo escribo esas canciones raras" dice. Graba música simplemente porque siente necesidad de compartirla: "aquí están mis nuevas canciones, me importa una mierda si les gustan a alguien o no, el que quiera, que escuche". decía hace un año. Y graba música "nueva": sigue buscando nuevos sonidos, nuevas colaboraciones. Esas nuevas colaboraciones son sin lugar a dudas parte de la magia de sus últimos discos: James Raymond -músico productor- un hijo dado en adopción a principios de los 60, reencontrado con su padre biológico 30 años después para comenzar una extraordinaria colaboración musical que dura ya dos décadas; Snarky Puppy, un grupo de Jazz fusión descubierto por Youtube y promocionado por Twitter con el que terminar grabando discos; el jazz, los territorios sin explorar en su bagaje musical.

Todos los músicos en la banda de David Crosby soy hoy más jóvenes que él. Algunos podrían ser incluso sus hijos. Y él, que mantiene vivo ese espíritu comunal de la era hippie les invita a que escriban canciones con él, a que desarrollen sus ideas en el disco, a que produzcan. "Cuando compones con otras personas es como si en tu paleta se multiplicaran los colores con los que puedes pintar. Es algo maravilloso".

De esos colores han surgido 3 discos en los últimos cuatro años. El último, Sky Trails (Caminos Celestes) se acaba de publica a finales de septiembre, y es la muestra última y perfecta de ese universo de colaboraciones e intercambios que hecha sus raíces en esos años comunitarios de la década de 1960: es un álbum ecléctico: hay jazz, folk, ritmos flamencos, rock... Canciones protesta, baladas románticas, himnos filosóficos, temas de denuncia social, introspecciones. Nueve canciones nuevas y una versión, un guiño a una de sus musas y amiga: Joni Mitchell. Cada canción del disco tiene vida propia, habla por si sola, y es a la vez tan diferente y parecida a la siguiente, creando un imposible crisol que hace escuchar una y otra vez el disco sin encontrar la canción favorita: todas lo son.

Todas y ninguna de estas canciones serán éxitos. La industria discográfica, reconvertida en mp3 y "streamings" sigue buscando canciones del verano, ajena a la verdadera música. A Crosby poco le importa eso. Ya no cree en un sistema acabado. Graba sus discos y los cuelga gratis en internet, los promociona por facebook y twitter y anima a los escuchantes a pasar de las descargas digitales y comprar el CD o LP, única forma -además de los conciertos- de que el arista reciba algo por su trabajo. Nosotros, sonreímos y compramos el disco, el que gira y da vueltas y nos sentimos como mecenas, apadrinando el trabajo de un artista para que pueda seguir produciendo arte con el que movernos, animarnos, estremecernos. No hay millones por medio, pero la riqueza que ambos recibimos es invaluable.

No encontrarán muchas emisoras ni televisiones que pongan el nuevo disco de David Crosby, pero si escriben "David Crosby Sky Trails" en youtube, encontraran a puñado de enamorados compartiendo canciones. Así, boca a boca, canción a canción, el disco crece, viaja, da vueltas y vuelve a comenzar. Sky Trails. Un disco que, como un buen cuadro, una escultura, o un poema, es una obra de arte.

lunes, 2 de octubre de 2017

Ando que te ando

Ando que te ando
que no se dónde ando
si perdido en mi desierto
o en las calles despistado

Y pienso que te pienso
pienso por qué ando
sin saber si voy o vengo,
si estando quieto ando.

Ando dando vueltas
ando que te ando
sintiéndome por dentro
sabiéndome pensando

que si ando porque ando
y con los pies caminando
llego donde llego
que es la calle por que ando.

Ando que te ando
y en la vida pensando
unas veces riendo
y otras veces llorando,

unos días risueños
despierto sigo soñando,
ando escribiendo poemas
en el aire mientras ando.

Y siento que te siento,
y pienso mientras ando
si al andar se hace la vida
yo ando que te ando.

domingo, 1 de octubre de 2017

Turismo sostenible, ruido insoportable

Es tan alto que hace retumbar los vidrios de la biblioteca. No hay ningún lector en este momento, pero igual me siento incómodo y nervioso. Salgo afuera dispuesto a exigir explicaciones. El guardia de seguridad me dice -como suponía- que se trata de un evento organizado. Justo en el soportal del museo un tipo gordo algo desaliñado ha instado una mesa con una consola, un portátil y todo un set de parlantes de discoteca sobre sus pedestales; la mayoría -soy 4- apuntan al paseo del malecón donde un grupo de turistas baila música nacional, el 4º parlante, sobresaliendo por encima de la cabeza del DJ, se encuentra girado 180 grados y apunta directamente a los ventanales de la biblioteca y el museo. Me acerco lentamente al pinchadiscos y articulo una serie de señas con mis brazos poder ser oído. El DJ baja el volumen del 4º parlante y me mira con aire de "ya viene otro pesado a quejarse y joderme la fiesta, no debe saber que tengo autorización."
- Mire -le digo-, se que tiene ud. permiso, pero este parlante, enfoca directamente a la biblioteca y museo. Estamos abiertos y con turistas en el museo, y se están quejando. No veo que este parlante sea necesario así que haga el favor de girarlo para que apunte al malecón o apáguelo.

Evidentemente mi ni siquiera llega a entrar en la cabeza del sordo DJ todopoderoso. Tengo que escribir un par de mensajes a la gerencia del museo, quejándome de nuevo del volumen alto de la música para que el DJ, con resignación y enfado, baje el volumen. Eso, y ponerle cara de "si no lo apaga ahora, corto de un hachazo la energía".

De poco vale mi queja. En la tarde, la final de no se qué carrera ciclista se instala también en la puerta del museo y un energúmeno de esos que no necesitan usar micrófono porque lo tienen incorporado de serie en la garganta empieza a desgañitarse animando al público. Varios de los turistas que entonces visitan el museo, y que ven su recorrido guiado interrumpido o alterado por el terrible ruido que se filtraba desde el interior, se quejan como es de esperar. Hago llegar mi queja a las esferas superiores, y les invito a ellos a que rellenen las respectivas hojas de reclamaciones y ayuden haciendo llegar su reclamo a las autoridades del Centro, pero hemos llegado a tal punto de apatía, miedo, comodidad y falta de compromiso que responden algo ininteligible entre dientes y se van sin mirar atrás, tragándose su rabia y su bilis por no haber encontrado a superhéroe defensor.

Sentado luego bajo el ruido dentro del museo, me pongo a pensar el feria turística que el miércoles, Día Mundial del Turismo, tuvo lugar en los alrededores del museo en un intento de aunar esfuerzos para hacer de la ciudad un lugar turístico: carpas con stands, carpa de comidas locales, recorridos teatralizados dentro del museo... y justo en frente de la puerta, un terrible escenario equipado con un sistema de sonido capaz de animar un estadio de fútbol completo. Mis quejas a las autoridades -sordas- el día miércoles fueron también continuas, y de poco sirvieron: las visitas promocionales al museo, se vieron interrumpidas una y otra vez por el escándalo de la música y el ruido que se filtraba al interior del museo desde tremendo escenario. Evidentemente, dejo de sonar durante la aplaudida visita de las autoridades e invitados al interior del museo, pues hay que guardar las apariencias; luego la bulla comenzó de nuevo,  las quejas de los turistas también. Lo más irónico del caso es que nadie bailaba al son de la música, nadie escuchaba al animador -pues aún no había nadie ante el escenario, ya que el evento estaba "oficialmente" programado para las 17:00 y aún faltaban varias horas para el chupinazo sonoro. Y ya no irónico sino incomprensible, resultaba la postura de las instituciones organizadoras: ellas fueron las que invitaron al museo a participar de la jornada, ellas fueron las que insistieron en que realizásemos ese día los recorridos teatralizados, ellas, que nunca asistieron a las representaciones anteriores -no debieron recibir el sobre lacrado con la invitación personalizada, requisito in-dis-pen-sa-ble para que un profesional del sector turístico haga turismo-, y que nos exigían entregásemos todo a ese magnifico día que destacaría las virtudes turísticas de la ciudad.

Virtudes turísticas. Virtudes ensordecidas por el tremendo estruendo de un escenario, uno de tantos que aterrizan en nuestra ciudad para promocionar el turismo, los platos típicos, la naturaleza, la tradición cultural, el museo arqueológico... todo al mismo son y al mismo volumen. Al final, sólo importa el ruido, la fiesta y el baile nocturno, es que hay cuando son las fiestas, ese que hay cuando cualquiera organiza una fiesta con motivo de cualquier evento sin importancia, pues sólo necesitamos la escusa. Excusa para poner un parlante hacerse oir, sin importar la impresión, lo que se diga o transmita, solo el ruido, gran pantalla para captar la atención de todos y lucirse y salir en la foto. No importa si no pueden disfrutar del museo, no importan si no pueden leer en la biblioteca, no importa la chica del stand turístico tiene que desgañitarse para que los visitantes escuchen sus promociones, no importa si no se puede conversar tranquilos mientras se almuerza. Lo importante es que la gente oiga que algo está pasando. ¿El qué? Eso no importa.