El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

sábado, 7 de octubre de 2017

Caminos celestes

Tiene 76 años. Comenzó su carrera en aquellos años 60 del siglo XX: resurgimiento de la música folk en Estados Unidos, pacifismo, generación hippie. Fue parte de aquella revolución musical y cultural: folk-rock, comunas, Woodstock. Parte también las voces de una generación: un puñado de canciones-protesta, himnos generacionales que siguen resonando. Luego llegaron los años de excesos y el infierno de las drogas... La odisea personal de David Crosby es tal, que es por desgracia más famosa que su música. Seguramente, si hace 50 años le hubiesen preguntado si se imaginaba todavía haciendo música 50 años después, hubiera soltado una carcajada y luego dicho que no.

Y sin embargo, por encima de todos su avatares personales, eso es precisamente lo que se ha mantenido: la música. El propio David Crosby se pregunta porqué. Porqué después de una vida de excesos, de ver como amigos compañeros generacionales se han ido yendo (Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jerry García, Paul Kantner, ...), el sigue aquí, con la musa en plena efervescencia creadora y su voz guardando los tonos dorados de la vejez para sorprenderle incluso a él mismo.

No tiene respuesta a esas preguntas. Por eso, da las gracias y hace lo único que sabe hacer: música, canciones, discos. Nuevas canciones. Nuevos discos. Porque tampoco es hombre anclado a un pasado de éxitos. Ha estado en un par de grupos con los que alcanzó la fama y vendió millones (The Byrds, Crosby, Stills, Nash & Young) pero él nunca ha escrito ningún éxito. "Yo escribo esas canciones raras" dice. Graba música simplemente porque siente necesidad de compartirla: "aquí están mis nuevas canciones, me importa una mierda si les gustan a alguien o no, el que quiera, que escuche". decía hace un año. Y graba música "nueva": sigue buscando nuevos sonidos, nuevas colaboraciones. Esas nuevas colaboraciones son sin lugar a dudas parte de la magia de sus últimos discos: James Raymond -músico productor- un hijo dado en adopción a principios de los 60, reencontrado con su padre biológico 30 años después para comenzar una extraordinaria colaboración musical que dura ya dos décadas; Snarky Puppy, un grupo de Jazz fusión descubierto por Youtube y promocionado por Twitter con el que terminar grabando discos; el jazz, los territorios sin explorar en su bagaje musical.

Todos los músicos en la banda de David Crosby soy hoy más jóvenes que él. Algunos podrían ser incluso sus hijos. Y él, que mantiene vivo ese espíritu comunal de la era hippie les invita a que escriban canciones con él, a que desarrollen sus ideas en el disco, a que produzcan. "Cuando compones con otras personas es como si en tu paleta se multiplicaran los colores con los que puedes pintar. Es algo maravilloso".

De esos colores han surgido 3 discos en los últimos cuatro años. El último, Sky Trails (Caminos Celestes) se acaba de publica a finales de septiembre, y es la muestra última y perfecta de ese universo de colaboraciones e intercambios que hecha sus raíces en esos años comunitarios de la década de 1960: es un álbum ecléctico: hay jazz, folk, ritmos flamencos, rock... Canciones protesta, baladas románticas, himnos filosóficos, temas de denuncia social, introspecciones. Nueve canciones nuevas y una versión, un guiño a una de sus musas y amiga: Joni Mitchell. Cada canción del disco tiene vida propia, habla por si sola, y es a la vez tan diferente y parecida a la siguiente, creando un imposible crisol que hace escuchar una y otra vez el disco sin encontrar la canción favorita: todas lo son.

Todas y ninguna de estas canciones serán éxitos. La industria discográfica, reconvertida en mp3 y "streamings" sigue buscando canciones del verano, ajena a la verdadera música. A Crosby poco le importa eso. Ya no cree en un sistema acabado. Graba sus discos y los cuelga gratis en internet, los promociona por facebook y twitter y anima a los escuchantes a pasar de las descargas digitales y comprar el CD o LP, única forma -además de los conciertos- de que el arista reciba algo por su trabajo. Nosotros, sonreímos y compramos el disco, el que gira y da vueltas y nos sentimos como mecenas, apadrinando el trabajo de un artista para que pueda seguir produciendo arte con el que movernos, animarnos, estremecernos. No hay millones por medio, pero la riqueza que ambos recibimos es invaluable.

No encontrarán muchas emisoras ni televisiones que pongan el nuevo disco de David Crosby, pero si escriben "David Crosby Sky Trails" en youtube, encontraran a puñado de enamorados compartiendo canciones. Así, boca a boca, canción a canción, el disco crece, viaja, da vueltas y vuelve a comenzar. Sky Trails. Un disco que, como un buen cuadro, una escultura, o un poema, es una obra de arte.

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