El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

sábado, 17 de noviembre de 2018

Gracias

Tantos saludos y mensajes de feliz cumpleaños... Gracias a todos. Gracias a todas. 
Gracias.

Gracias
el viento fresco
el rostro atento
y las manos francas

Gracias
por los gozos
por esos ojos
llenos de lágrimas

Gracias
por esa mesa
por la vereda
llena de dádivas.

Gracias
por ser mi sino
por el camino
y la posada.

Gracias
por las risas
y los rubores
en noches claras.

Gracias
por las piedras
rompiendo reglas
en mi ventana.

Gracias
por el desorden
siempre inconforme
que nunca calla.

Gracias
por ser mi calle
también mi lucha
mis pies en marcha.

Gracias
por estar presentes
siempre cercanos
en la distancia.

Gracias
por ser mi norte
también mi sur
y mi esperanza.

Llévame a tu calle

Llévame a tu calle, llévame,
dame tus pies de asfalto,
dame tu calor y tu llanto.

Llévame a tu calle, sumérgeme,
entre el smog y tráfico,
las prisas, los gritos metálicos.

Llévame a tu calle, crucifícame
bajo las luces del semáforo,
en tus buses, pidiendo, rogando.

Llévame a tu calle, despiértame,
sacúdeme escaleras abajo,
rompe mis sueños de plástico.

Llévame a tu calle, arrástrame
por su tapiz intrincado,
estrato tejido con años.

Llévame a tu calle, enrédame,
en la telaraña del mercado,
medina de propios y extraños.

Lleváme a tu calle, cántame
como a las flores silvestres en ramo
que adornan los balcones del barrio.

Llévame a tu calle, acúname
en algún portal, sentado,
la noche tenderá su manto.

Llévame a tu calle... despiértame
que ya brotan las flores del campo
entre las grietas del negro asfalto.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Tus manos

Tus manos y mis manos y sus manos
hacemos este signo de unidad;
tus ojos son mis ojos en sus ojos,
la luz, la marca de humanidad.

Tus pies y mis pies que van descalzos
caminos son por donde caminar;
la sed moja tus labios y mis labios
y aquellos que acarician la verdad.

Corazones que laten entregados
rosas que nos sangran al amar
tu lucha es mi lucha hermano,
hermana es tu lucha nuestra sal.

Canción de libertad
canción de humanos
latido que se escucha al despertar,
canto que grana los campos,
viento que nos hace germinar.

Canción de igualdad,
rostros hermanos
no hay miedo que pueda quebrar
la voz, los sueños tantos,
como estrellas guían hoy sobre este mar.

domingo, 4 de noviembre de 2018

El museo

Se abrieron las puertas y penetraron en un mundo distinto: extraño y a la vez familiar. En algún tiempo, siglos atrás, hombres como ellos habían transitado por estos lugares, y habían tallado el mundo anclados en el tiempo perennes fragmentos del pasado. De pronto, no podían decir con claridad como habían llegado hasta allí, hasta aquel lugar y aquel tiempo, la vida más allá de la puerta de vidrio se les hacía tan diáfana y lejana como la luz que brillaba lejos a través del cristal.

Caminaban despacio, en silencio, absortos y maravillados, a la vez que precavidos y cautos, algunos incluso con miedo, como aquellos cazadores de dinosaurios caminando por el sendero del tiempo de aquel cuento de Ray Bradbury, vigilando que sus pies no pisase ninguna frágil mariposa del pasado. Movidos por hilos mágicos que halaban misteriosamente de ellos, sus brazos se estiraban hasta tocar con las yemas de los dedos el frágil vidrio que les separaba de aquellos frágiles objetos del pasado, el frio del vidrio era como una chispa eléctrica y el reflejo de su rostro contra el crista se fusionaba con el objeto en el interior trayendo sensaciones nuevas que viajaban por el sistema nervioso, recorriéndoles la columna dorsal con un escalofrío y activado áreas del cerebro hasta entonces muertas. El roce del cordón de terciopelo rojo sobre las piernas les llenaba de emoción: saltar al pasado, regresar a él, u observarlo en la distancia del tiempo, absorbiendo por los poros antiguas enseñanzas, antiguas vidas, antiguos acordes de otros tiempos y otras danzas.

Iban siguiendo el sendero, repasando el aire con los dedos, como leyendo un antiguo código morse escrito en él, recogiendo imágenes y colores en la retina de sus ojos, ahora llena de reflejos de luz, repitiendo en los labios extrañas palabras que de pronto se volvían familiares, guiados por la cadencia sonora, como la de las olas de mar, que les empujaba por el camino misterioso a lo largo del túnel de tiempo: cada curva, cada esquina, cada rincón escondía alguna otra maravilla ignota, recién desenterrada del olvido del tiempo y suspendida ahí, perenne, para hablarles del tiempo que fue, y del tiempo que ellos labrarán también. Cada alto en el camino, cada historia contada entre las cerámicas, las piedras, los ídolos y los huesos, las pinturas mágicas en movimiento, les transportaba al calor de hogueras que ardieron muchas lunas atrás bajo la luz de esas estrellas que aún hoy seguían brillando en las noches como únicos testigos vivos de aquel tiempo.

Y de pronto, allí estaba. Les miraba con sus grandes ojos labrados y pintados de colores de la selva, su rostro tranquilo, paciente y en calma, esperando a que se hiciese el silencio, a que todas las partes de la selva, seres vivos y seres inertes, se alineasen en armonía con el otro mundo. Entonces habló. Con un sutil movimiento el vidrio se abrió y unas manos sabias y delicadas, fuertes y conocedoras del misterio también, acariciaron la suave cerámica de aquel ser de ojos intensos y rostro tranquilo, alzando la cabeza y dejando ver el interior: polvo, huesos, tiempo. Aún latiendo, aún irradiando esa energía que todo lo une, la danza tribal que nos hace iguales, el tiempo que permanece.

Uno tras uno, todos los viajeros se asomaron al interior, respirando, sintiendo, unos con los ojos cerrados, otros acercando sus manos sin tocarlo, como se acercan a una llama ardiendo, otros contemplándolo en largos segundos, sintiendo como su pecho subía y bajaba, en calma, en armonía; todos absorbiendo casi por ósmosis un regalo que les cambiaría para siempre: muchos no lo sabrían entonces, algunos lo olvidarían justo hasta el momento en que los espíritus viniesen por ellos, pero en todos quedaría grabado, igual que la pintura en aquellos huesos.
La cabeza volvió entonces lentamente a su sitio, el vidrio se cerró delante de ella, dando aún más luz y vida a aquellos ojos que decían con fuerza: "Recuerden".

El aire húmedo y caliente en la orilla del río les apartaba con suavidad el cabello despertando unos ojos que miraban más allá de la playa del río, hacia las aguas que fluían tranquilas, cargando en ellas pescadores, viajeros, sonidos de peces y aves, reflejos plateados de sol, y tiempo.

Here If You Listen

Here If You Listen. Aquí, si escuchas. O Aquí si prestas atención. Con esta sutil invitación se presenta el nuevo disco de David Crosby, Becca Stevens, Michelle Willis y Michael League.  Y cuando empieza a girar, guitarras etéreas, suaves cuerdas que rasgan como liras, y las voces... Esas cuatro voces mezclándose en una interminable danza de armonías.
En unos instantes estoy atrapado. Cautivo. Enamorado de la música y las palabras que fluyen como un río sanador para calmar el calor del día y hacer suave la noche. Este nuevo viaje al que me invitan sutilmente estos cuatro músicos es un viaje reparador, un paseo por el jardín en busca de la armonía con todo aquello que me rodea.

La música de David Crosby tiene ese efecto en mi constantemente. Ahí están las largas horas escuchando Guinnevere una y otra vez en el disco debut de Crosby, Stills & Nash de 1969, o reprogramando mi cabeza mientras If I Could Only Remember My Name..., aquel "desafiantemente anticomercial" disco de oro de 1971, o encontrando de nuevo aquella aguas misteriosas en el disco debut de CPR a finales de 1998. Y es que a lo largo de su carrera este músico californiano ha tenido la habilidad de resurgir una y otra vez como ave fénix, recuperando la musa, el jardín, la melodía.  Esa es la magia de Crosby: cuando parece que todo está ya dicho, cuando parece que la vida le deja en la monotonía y casi el olvido, se sienta y escribe una canción y renace en todos los que le escuchamos con nueva energía.
Y nuevas compañías también. Eso es algo que le viene, creo que esos años hippies de comunas y sonidos comunitarios, donde los estudios de grabación y los conciertos se convertían en espacios orgánicos donde músicos diversos completaban los sonidos de cada uno: los Grateful Dead y la Jefferson Airplane eran parte de la banda que le acompañaba en su primer LP en solitario, y a lo largo de su carrera la lista de discos de otros artistas en los que Crosby ha colaborado prestando su voz supera con creces el número de sus propios discos: Joni Mitchell, Jackson Browne, Art Garfunkel, Jefferson Airplane, Carole King, James Taylor, Phil Collins, Indigo Girls, Boby Dylan, Kenny Loggins, David Gilmour, John Mayer, por citar sólo algunos pocos.

Ahí de esas aguas de siempre, de esa "música comunitaria" formada de acordes distintos, de armonías imposibles y letras que hablan del interior con la misma fuerza que denuncian las injusticias de este mudo, nace Here If You Listen. El año 2015 David Crosby, irreverente músico que maneja el mismo su twitter y facebook, escucha por internet a un grupo de jazz fusión de Broolyn, Snarky Puppy, y nos dice a todos los fans e internautas cuán buena es esa banda hasta la saciedad. Unos meses más tarde los sorprendidos miembros de Snarky Puppy invitaban a Crosby a grabar con ellos. Creo que nadie pensaba lo que se venía: un año después, David Crosby pedía a Michael League, líder de Snarky Puppy, que le produjese su siguiente disco: el resultado por Lighthouse (GroundUP/ Verve, 2016) que compusieron y grabaron juntos, y una gira en la que el viejo hippie de corazón se hizo acompañar de lo que él bautizó como la banda Lighthouse, es decir, Michael League y las vocalistas (guitarristas y teclistas y compositoras extraordinarias también) Becca Stevens y Michelle Willis.
Dos años después, y otro disco por medio, aquel Sky Trails (BMG, 2017) producido por su hijo, James Raymond, Crosby llama a estos tres músicos y les dice:quiero hacer otro disco con vosotros, pero no quiero que sea un disco mío en solitario con vosotros como invitados, quiero que sea un disco colaborativo de nosotros cuatro.

Y así comienza la magia. Se reúnen en la primavera de este 2018 en un estudio neoyorquino con sólo dos canciones, Your Own Ride, de Crosby, y Janet, de Michelle Willis, y en un mes componen y graban juntos todo el disco. El resultado es sensacional, especial y mágico. A veces quiero oír las reminiscencias sonoras de de aquel David Crosby de los años 60 y 70, y de repente se cruzan y fusionan en ellas voces y sonidos de otros lugares y otros tiempos, a veces es la voz y las letras de Crosby las que dan forma y color a ritmos foráneos y nuevos, incluso hay saltos en el tiempo maravillosos: dos maquetas de dos canciones inacabadas grabadas por Crosby hace medio siglo y que 50 años después son rescatadas y completadas. Escuchar como la voz y la guitarra de un David Crosby veinteañero se fusiona y mezcla con su voz 50 años después, acompañado de otros tres músicos impresionantes resulta algo mágico.

Here If You Listen (BMG, 2018) es el regalo de cuatro artistas creando arte. Sentados delante de lienzo vacío, mezclando los colores de sus paletas y pintando los cuatro a la vez, completando trazos aquí o allá. El resultado, es del arte y de las musas mismas. Acá hay cuatro que aún saben escucharlas y que saben dejar en el aire sutiles mensajes, sutiles melodías para aquellos que aún saben escuchar.

No escribo más. Me vuelvo a las aguas del mar.
Escuchen.




(Y por cierto, si les gusta el disco, compren una copia en CD o LP, los servicios de música en streaming por desgracia no dan de comer a los artistas...)

sábado, 3 de noviembre de 2018

Los lectores

Los lectores
envueltos en versos
de sabores
y sombreros
con plumas
de muchos colores,

se saludan con flores
se peinan el pelo
con separadores.
En su cabello
las canas
son emociones,

son nubes,
son besos,
son ruiseñores
que cantan
consonantes canciones.

Los lectores,
de ceño circunflejo,
son grandes doctores
son gentes sin dueño
que sueñan
con ser quijotes,

y sus amores
son piratas fieros,
princesas tristes
jardines secretos;
y amazonas:
espíritus libres.

Los lectores,
el mundo entero
recorren:
de París, el cielo
en Bagdad mil noches
de la tierra a la luna
sin pasaporte.

Los lectores
envueltos en versos
en ocasiones
escriben te quiero
sobre las páginas
... en ocasiones.

viernes, 2 de noviembre de 2018

El día de los muertos

En el medio de la noche
se ha escuchado un trueno
y ha caído un rayo
sobre el cementerio.

Se ha quejado un árbol
con sus brazos abiertos,
con sus ramas secas
arañando el viento.

Recorren su tronco
su espinazo seco,
rayos y centellas
de la raíz al suelo,

Ya mueve sus zarpas,
agita su esqueleto
y con sus pies baila
por el cementerio.

Baila de la mano
de dos niños viejos
después de tantos años
han perdido el pelo

pero no el brillo
de sus ojos huecos,
tampoco la sonrisa
de marfil y hueso.

Se han abierto las tumbas,
se despiertan los muertos,
limpian sus bien sus lápidas
y estiran sus huesos.

Se han puesto bombín
y zapatos viejos
de esos sin cordones
llenos de agujeros,

y un abrigo de paño
que olvidó el trapero,
con dos o tres parches
y ojales huérfanos.

Ellas lucen vestidos
de esos bien estrechos
de atrevidas transparencias
¡se les ven hasta los huesos!

Doce campanadas
dicen que doce fueron
se abrieron las puertas,
y salieron corriendo.

Corriendo por las calles
hasta la estación del metro
hay que ser puntuales
serios y correctos.

Que el señor alcalde
que "quiere ser bueno"
ha organizado un baile
en el ayuntamiento.

"Vamos a contarle,
que falta presupuesto
que ilumine bien las calles
que tape todos los huecos,

que en la biblioteca
ponga libros nuevos
novelas de aventuras,
y cuentos de miedo.

que siembre más árboles
y menos cemento
que piense más en los niños,
también en los abuelos.

Que si todo esto no hace
puede coger sus huesos,
sus votos y sus favores,
e irse bien lejos."

Hay que ver como bailan
la primera dama y el muerto
El alguacil está pálido
de color verde el arquitecto,

y el concejal desesperado:
su flaca novia no tiene trasero,
y cada vez que intenta algo,
ella le clava los huesos.

"Vamos a adoquinar
todo el mausoleo,
y la oxidada verja,
la pintaremos de nuevo"

El señor alcaide
dibuja el cementerio
haciendo en el aire alardes
¡que tipo más siniestro!

Su huesudo acompañante,
le escucha en silencio
y sus frías manos sin guantes
le pone alrededor del cuello:

"No intente camelarme
no malgaste su dinero,
que cuando llega la parca,
cualquier hueco es bueno,

así que haga su parte,
piense un poco en el pueblo
o nos quedaremos acá, no hay prisa,
que ya estamos bien muertos"

En la orilla del mar

Te pensé en la madrugada
en algún lugar, tus ojos abiertos,
danzaban bajo un cielo estrellado
cuajado de anhelos y miedos,

Te pensé, cerca de alguna playa,
el mar moviéndose como tu pecho
arrastrando en la marea del pasado
el presente lleno de misterios,

Eras libre, esperando el alba
y la brisa enredaba tu pelo
en tus ojos brillaban los hados
como velas arriadas al viento.

Te pensé en la madrugada,
estaba solo, pero no estabas lejos,
te sentí latiendo a mi lado,
en la orilla de este mar nuestro.

La razón

En algún lugar está la razón,
la luz que ilumina el interior
en algún lugar la libertad
la esperanza y la verdad
la justicia y el honor.

En algún lugar el odio
las mentiras y el rencor,
se doblegan al candor
de unos brazos que abrazan
de unos pies que marchan
contra el yugo y la opresión.

El rebaño que hoy es ciego
a las órdenes de los rectos,
al veneno de su voz,
no escuchará más las falacias,
y acabará con las cizañas
que dividen la nación.

De la lucha haremos sueño,
hay un lugar dónde aún hay tiempo,
donde aún se siente un sol
que no quema nuestras caras,
que nos nutre de esperanza,
el martillo, la campana, la canción.

Las manos ásperas sin dueño
curtidas en caricias y arados
en puños cerrados y abrazos.
A quienes sólo les quedan lágrimas
que sean lluvia sobre nuevas páginas
donde brote el futuro que pueblo soñó.