El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

martes, 27 de septiembre de 2016

Azul eléctrico amazonía

Achakaspi es un amigo mío al que no le gustan las chicas blue (porque blue es azules en inglés) que él es buen vividor, de esos que no necesita mucho más que unos buenos compadres, de esos cuya amistad se fermenta con chicha o con algo más fuerte, como los años que lleva surcando las aguas del río Napo, siempre contracorriente, porque sin contra no hay vida, y de vida y de luchar la vida él sabe más que nadie.

Y Achakaspi es un hombre esdrújulo. De estos para nada técnicos, más bien prácticos, también teórico pero sólo como filósofo. Y sobre todo es romántico. Y no tiene pereza en subirse al bote y ahora que ya no maneja, apoyarse en la killa y gritar "al abordaje" para asaltar el turno y ayudar a los migrantes; o simplemente escaparse y un puñao de horas después río arriba llegar a la ciudad, esa que sí se vuelve técnica y frígida hasta que llegan románticos como Achakaspi para sembrar historias, cuentos, dibujos, sueños en forma de cultura, de luchas, de amor verdadero por la vida y las ganas de vivir, siempre contracorriente, pues es la única manera de vivir. Ya lo hemos dicho antes, y no pararemos de repetirlo.

Estos días Achakaspi echó su ancla en la ciudad. Las aguas río abajo llamaban, pero también los amigos, jóvenes-viejos-y-románticos, que siguiendo su ejemplo quieren sembrar cultura para remar contracorriente y con la excusa de un libro de salvajes cuentos, se paseo por el museo.

Hacía un calor terrible. Un sol de justicia. Yo me refugiaba en la sala de exposiciones ultimando los últimos detalles que ya estaban ultimados cuando su lenta estampa llenó la puerta. Conversamos un rato, ni largo ni breve, y puestos al día sobre mundanales asuntos del museo, le invité a tomar algo. Mis amebas y las pastillas que no se si matan a las amebas o me matan a mi, me dan una sed terrible. "Claro, pero invito yo", contestó tomando la delantera y empezando a caminar sin rumbo. "¿Dónde podemos tomar un jugo? ¡Quiero un jugo!"

Buena pregunta. Es lunes, y los lunes el museo y el malecón están muertos, como en casi todos los museos del mundo. Los cuadros cierran los ojos después de mirar a tantos curiosos, las momias se dan media vuelta, los dinosaurios estiran sus entumecidos huesos y los Omaguas del Napo cierran las tapas de sus urnas y duermen en paz por un día. Y en la calle, todos, contagiados por los habitantes del museo, desaparecen y sólo reina un sol de justicia. Claro que, en esta vida, hay quien siempre lleva la contra, y tiene que abrir el lunes para sentirse vivo, y entre ellos está mi amigo el de los "coquitos" que de puesto callejero de jugos y cócteles, se tornó paciente carpintero capaz de levantar un simpático local de caña guadúa donde poder volver a ser de nuevo barman.

Como buenos vividores, acompañados además de mujeres, de esas de verdad que ponen la amistad por delante, nos unimos a la contra y nos sentamos en la "chocita del negro de los coquitos", donde la carta está poblada de rimbombantes nombres de cócteles como "medias de seda" o "me gustas tú" y un Dios les vendiga (sic) que, por la grafía y la posición en el papel plastificado no se sabe bien si es deseo de buena suerte o el nombre de otro coctel.

Nosotros no somos sibaritas. "Dos limonadas imperiales, por favor". Lo de imperiales, porque lo dice la carta. Podría decir jugo de limón, o limonada a secas, pero dice Limonadas Imperiales. No sentimos casi como reyes. Primero sirven el jugo a nuestras amigas, y dos ruidos de batidora después llegan nuestras dos Limonadas Imperiales, luciendo un radioactivo color azul verdoso y un simpático sombrerito hecho con cáscaras de limón y rodajas de naranja.

Está buena la Limonada Imperial. Y fresquita. Anima la conversación a pesar del sol que nos da por un costado. Media limonada después, la camarera, que es blanca como la nieve, asoma y nos dice: "Perdón, les retiro las copas. Mi marido se equivocó y les sirvió una copa en lugar de limonada". ¿Una copa? ¿Eso quiere decir que tiene alcohol? El dedo de la camarera señala la carta justo en un punto donde dice: Limonada Eléctrica (vodka, licor de...) Le devuelvo mi copa a la mitad y pienso en mis amebas en pleno viaje de metronidazol aderezado con limonada eléctrica mientras Achakaspi rechaza con una mano y sorbe aún más deprisa por el sorbete. "La mía está bien, pero me la cobrarás como limonada, ¿eh?"

Cuando ya estamos por irnos, aparece mi Limonada Imperial. La verdad, tiene menos imperio que la eléctrica. Ahora, mientras escribo estas líneas me arrepiento de haber cambiado de trago. Yo siempre tan juiciosito. Apuro mi limonada pues es casi la hora de la presentación de libro y de la inauguración de la exposición. Y me voy pensando en meter algo más en el estómago para que la electricidad no alborote mucho más a mi intestino y mis amebas. Por suerte estoy entre amigos, el día es perfecto, brilla un sol en un cielo sin nubes, los cuentos del libro no son salvajes pero están escritos con el corazón, y después de tres cuentos, una cena y dos amenas horas de programa de radio escuchando y compartiendo la vida, ya ni me acuerdo de mis amebas y mis miedos eléctricos.

Hoy a la mañana me levanto a las 5:30. No se porqué tan temprano. No me ha despertado ningún dolor. Me pongo en pié y me siento bien. ¡Que diablos, me siento genial! No me duele nada, tengo hambre, ganas de trabajar, de bailar. Mierda, que me siento como nuevo. Pego una carcajada sin miedo a despertar a las vecinas. "El negro, la albina y la limonada eléctrica" Y Achakaspi. Eterno. Haciendo que a su lado sucedan cosas inverosímiles, sanando a los sanos y volviendo locos a los cuerdos. Enseñando a vivir la vida sin miedo, pase lo que pase, siempre contracorriente, siempre probando, siempre soñado, siempre remando hacia el sol sin miedo a quemarse, dispuesto a quemarse si hace falta.
Achakaspi. Un hombre, y un día el de ayer, esdrújulo en todos los sentidos.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Hoy la vi

Hoy la vi
y como tú, Enrique
yo tampoco pude dormir
creí que la había olvidado
no fue así,
me desarmé por dentro
cuando la vi,
y aunque no lo entiendo
gracias a ti
se que estoy así
porque hoy la vi.

Hoy la vi
dime Enrique
que hago aquí
si ha pasado tiempo
por qué me quiero morir
y por qué la pienso
si no está aquí
y por qué tus versos
me hacen sentir
que si estoy así
es porque hoy la vi.

Hoy la vi
tú cantaste Enrique
volviste a vivir
me contaste secretos
para sobrevivir
a la pasión y el miedo
que lleva el sentir
y aunque no lo entiendo
gracias a ti
se que estoy así
porque hoy la vi.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Música

El ritual comienza
un disco da vueltas
mis ojos se cierran
un pinchazo de aguja

saltan las chispas
y brotan las notas
surgen las voces
mi alma vibra

y en unos segundos
olvido mis penas
o lloro con ellas:
entiendo mi mundo

Es un ritual de gourmet
los ingredientes precisos
vienen en fundas de discos
y sólo el alma los lee

Sólo ella los mezcla
los elige a tientas
guía por la inconsciencia
por la presencia

que han dejado el día
que han dejado los golpes
o los rasguños de amores
que han abierto heridas

y habla también de luchas
ayuda a encarar el día
los retos, pasiones e iras
las vidas dolidas, muchas

en la esperanza de nuevos días
en los bailes de noches locas
en el silencio de las horas
y en las batallas perdidas

y en las casas vacías
calles y aceras sombrías
su presencia anima
su ritmo vivifica

y renueva los sueños
el amor a la vida
la senda antigua
y los nuevos tiempos

Siempre y en todo momento
sólo, triste o contento
aún con el sabor del beso
ella es parte del cuento

Banda sonora de mis días
reflejo de todas mis suertes
remedio a mis dolores
mágica y misteriosa medicina

que si de una sola cosa
tuviese yo que vivir
no me costaría elegir
viviría sólo de música.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Mare nostrum

Mare nostrum
mar de mi gente
aguas antiguas
occidente.

Aguas tranquilas
guerras silentes
vecinos gritan
hermanos mueren.

Mare nostrum
mar de mi gente
la misma sangre
la misma suerte

bajo tu azul
balsa de aceite
se ahogan llantos
la fe se pierde

Mare nostrum
mar de mi gente
los mismos rostros
los mismos genes

sobre tus olas
surca la muerte
con su guadaña
corta las redes

Mare nostrum
mar de mi gente
propios y extraños
amantes crueles

en la memoria
en tu corriente
espejos rotos
pasado y presente

Mare nostrum
mar de mi gente
Damasco en ruinas
Cartago, Cirene

antiguos reinos
antiguas leyes
y tu pasivo
miras tu suerte

Mare nostrum
mar de mi gente
de aguas rojas
sangre de tu gente

esperanza última
surcar tu vientre
buscar el norte
perdido occidente.

Mare nostrum,
mar de mi gente.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Coca

Coca, sí, Coca. Esa ciudad amazónica a orillas del río Napo a la que, llegada a la edad adulta sus gobernantes decidieron re-bautizar con el rimbombante nombre de Puerto Francisco de Orellana en honor a ese "conquistador" español que en 1541 fue arrastrado por la corriente del río aguas abajo hasta "descubrir" el amazonas.

Coca. Esa ciudad que nadie nombra por su nombre oficial, pero cuyo ilustre descubridor, inmortalizado en estatua de bronce a orillas del río, es el personaje más fotogénico de la ciudad, cuando no ilustra despachos de alta alcurnia mostrando su lado bueno (ese en el que le falta un ojo) en terribles óleos románticos con idílicos paisajes selváticos de fondo.

Coca, ciudad de almas de paso, que siguen buscando el dorado, unas veces en forma de petróleo, otras de monótono turismo verde, otras en forma de caducos planes para hacer de la exuberante selva el paradigma de la producción agrícola. Coca, ciudad donde el dorado se acaba convirtiendo en gente vagando por las calles en busca de esa quimera que abrazaron unos minutos y que despareció sin dejar más rastro que el espejismo del sol reflejado en el río o en el asfalto cuando se pasó la borrachera. Donde los ladrones roban al vuelo celulares último modelo a estudiantes ingenuos y se lanzan al río, con celular robado y demás botín tecnológico encima, para escapar de la policía. Doscientos metros río abajo, si el aparentemente manso Napo no se los traga, son rescatados exhaustos por la marina, con el celular robado convertido en elegante pisapapeles de color rosa.

Ladrones ingenuos buscando dinero fácil, colándose por puertas abiertas de par en par, borrachos bajo los restos del puente viejo, ese que ya no existe en pos de la revolución y cuyas ruinas acaban convertidas en nido de drogadictos, borrachos y prostitutas, todos ellos mendigándose los unos a los otros mientras la gente de bien pasa en taxis por la esquina de la perdición y observa el patético espectáculo nocturno. Hoteles vacíos, putas en paro, comedores con hambre. Y un grupo de gente pintoresca, vecinos de esos que no están dispuestos a irse y que rebuscan entre los adoquines la nueva versión del dorado, que espantan el calor soñando despiertos a la orilla del río y esperan a que lluevan mejores tiempos.

Un centro cultural de lujo a orillas del río, una pista de aviación por la que hasta el boom petrolero se podía pasear los domingos, un elegante malecón sazonado de estridentes letreros sacados del floridos diseños de imprentas locales que mezclan autos, chicas voluptuosas y fauna amazónica todo-en-una-misma-composición. Vendedoras de periódico tan lentas y sosas que todavía están haciendo llegar última edición del año pasado, fiestas en las que "con la compra de 3 cervezas, te regalan la entrada gratis" a un local que debería llamarse "El Chumódromo". Mudos que hablan, acróbatas paralíticos saltando por los buses con una bala en la cabeza para ganarse la vida como el ex-leproso de La Vida de Brian, policías que prestan el coche patrulla con luces de colores encendidas para que en el karaoke puedan seguir la fiesta cuando se va la luz... Coca. Ciudad de huidos, de despechados, de personas queriendo olvidar, cambiar de vida, de soñadores buscando tierras fértiles, de inconformistas irredentos buscando su sitio en la sociedad. Sueños verdes para olvidar otros sueños o para olvidar dolores. Todo eso y mucho más es Coca.

Una ciudad pequeña donde todo el mundo, hasta los autóctonos, son de alguna otra parte. Donde la mitad de la población está de paso a algún otro sitio: turistas embarcándose en lujosos tours en hoteles de cinco estrellas y media en medio de la selva, mochileros lanzado los dados río abajo o río arriba, obreros flotantes que suben y bajan de los buses y aviones merced de la subida o bajada del precio del crudo, personas que la mitad de las veces pasan por Coca sin siquiera pisarla.

Y entre ellas, gentes también que intentan hacer de Coca otra ciudad: Coca, ese pueblo que no quiere perder su nombre, que no quiere depender del crudo y que no está dispuesto a ver cómo la mitad de su población vive con un pie en las recién adoquinadas calles de la ciudad, y el otro en alguna otra ciudad o pueblo de Ecuador, gentes que limpian la ciudad, que se esmeran por cambiarle la cara, por hacer de ella un lugar agradable donde quizá alguna otra gente, tarde o temprano decida echar raíces y quedarse un tiempo largo: dos noches de hotel para un turista, una ciudad donde vivir unos años, o quizá hacerse viejo.

Coca. Ciudad para un escritor en ciernes. Para un periodista cansado de crónicas de sucesos y con ganas de mirar la originalidad y astracanería oculta en los ojos de gentes tostadas por el sol de Eldorado, enamoradas en un idilio eterno de 15 años que les cansa y les duele a veces, pero al que siempre regresan porque les reconforta y les da vida: sueños, conquistas, soles.

Nadie sabe a dónde va Coca. Nadie sabe cuánto tiempo estaremos atrapados en su hechizo los que paseamos por sus calles, enamorados quizá, extrañados por su geografía humana pero intrigados por la misma. Buscadores de tesoros de oro, canela y petróleo, de nuevas vidas, o de un lugar perdido donde perderse y quizá volver a encontrarse. Al final del día, las aguas del Napo siguen fluyendo incansables hacia su encuentro con el amazonas, las killas regresan a la orilla con el fruto del día y por las calles salen a pasear algunos vecinos que sienten que con su caminar van haciendo poco a poco ciudad. ¿Miran ellos al río preguntándose a dónde van, o es el río quien les observa y se pregunta quién quedará, quién vendrá después de las lluvias, de los años, de los ciclos, de las vidas?

viernes, 16 de septiembre de 2016

Kurosawa

Kurosawa
el viento en mi memoria
un columpio bajo la nieve
las ganas de vivir, ahora
Kurosawa
la lluvia, el rostro, la espada
el movimiento de la vida
Kurosawa
Akira, sueños, melancolía
y las últimas puertas del reino
abiertas a la luz del día
Tokio de noche
y en la estepa, Akira
como el ojo que el cielo rompe
redención que sana heridas.
Te quedaste en celulolide
desde ahí nos miras
nos mueves por dentro
nos mueves la vida,
nunca te irás Akira.
Madadayo! Kurosawa,
adiós sin despedida.

Como un niño

Miro la vida pasar
como la miran los niños,
como la miran los niños
cuando se esconden detrás
de sus vivos ojos de niño.

Amo con miedo a amar
soy un romántico empedernido
me sonrojo aún como niño
como un niño con disfraz
o con traje de domingo.

Me atrapa tu sonrisa fugaz
mi rostro rubores de niño
cuando juego entre los rizos
que pueblan el umbral
de tu jardín prohibido.

Siempre con miedo a saltar
me aferro como un niño
a la seguridad del nido,
me mata la curiosidad
y temo a lo desconocido.

Y aún creo en la eternidad
del verano como los niños
como los niños sonrío
sueño cruzar el mar
en un barquito chiquito.

No me quiero despertar
sabiendo que he crecido
prefiero sentir al niño,
siempre dispuesto a soñar
sin olvidar lo que he sido.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Un mar

Ella se marchó
sin apenas llegar
él la despidió
en el mismo lugar.

El recuerdo quedó
en la felicidad
un tiempo pasión
breve eternidad

Ahora entre los dos
se interpone el mar
un muro de pasión
querer u olvidar:

él las olas
ella brisa de mar
él la espuma
ella la sal
hechizo de luna
marea, tempestad
una barca en la arena
un mar que surcar.

En el interior
no pueden negar
la indómita pulsión
del verbo el amar.

martes, 13 de septiembre de 2016

Acróstico nahualt

Caliente en la mañana,
humo espeso en la taza,
olor intenso que baña
cada rincón de la casa;
onzas desechas en agua,
licor espeso que embriaga
afrodisiaca palabra mágica
trazas de amor desplegadas
envueltas en sueños de infancia.

Bajo la dictadura de la C

La injusticia se escribe con c
con c de capitalismo.
Con c se escribe la avaricia
que nos hace enemigos,
c es el rostro de la pobreza
dos mundos: pobres y ricos.

C llevan las palabras
que hieren los oídos,
c grabada en las armas
de todos los asesinos,
tras una c están los ojos
que nos condenan por distintos

C en todas las divisiones,
c en transgénicos cultivos,
c tras todas las religiones
que erigen templos al altísmo
y con C los falsos cielos
donde sólo unos pocos son recibidos.

Y hay una c colgada
al borde del abismo
c de ciegos, c de trampas
c de rostros altivos
envueltos en la cizaña
escrita con de c Capitalismo

Con c han renovado las libertades,
con c quieren escribir el destino
que excluye a propios e iguales
que corre detrás de sí mismo
celoso con c de verdades:
mentiras abocando al abismo.

Bajo la c nos vende la vida
a base de c malvivimos
luego por la c no la quitan
pues por la c crecimos
creímos que lo demás era mentira
absortos en una mentira: capitalismo.

sábado, 10 de septiembre de 2016

sonrisas...

De limón, si tienes dolor de corazón
de mora, para cuando estés sola
de fresa, ni príncipe ni princesa
de vainilla, para vivir sin prisa
de mango, te ayudará a olvidarlo
de durazno, como la piel de tus labios
de menta, para el dolor de cabeza
de coco, y aún no estoy loco
de crema, olvidarás tus penas
de cereza, sacude tu pereza,
de queso, ¿puede ser eso?
de piña, agridulce como la vida
de manjar, para volver a amar
de ron, para olvidar un adiós
de chocolate... ¡sí, de chocolate!

Sea invierno o verano
busca el sabor indiciado
reirás sin pensarlo
fresca y nueva y suave
como un helado.

cae la noche

cae la noche
dos pasos
cae la noche
el eco
cae la noche
contra el asalfato

cae la noche
dos pasos
cae la noche
un rostro
cae la noche
apresurados

cae la noche
luces díafanas
cae la noche
en las veredas
cae la noche
flores raras

cae la noche
ante la puerta
cae la noche
en un taxi
cae la noche
te alejas

cae la noche
silencio en casa
cae la noche
viento afuera
cae la noche
te atrapa

cae la noche
envuelto en negro
cae la noche
casi olvidado
cae la noche
tu recuerdo

cae la noche
guardas silencio
cae la noche
suspiras
cae la noche
por dentro

cae la noche
luna nueva
cae la noche
el misterio
cae la noche
espera

cae la noche
sopla el viento
cae la noche
fin de verano
cae la noche
tiempo nuevo.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Danza de madrugada

Estos días de me despierto
siento ganas de escribir
enredado en versos me pierdo
cuando el día empieza abrir.

Me pregunto qué rompe mi sueño
estas madrugadas luz de añil
lo quiero escribir, no lo recuerdo
no se si pienso en mi o pienso en ti

O si de mi pensamiento es dueño
un duende con traje de arlequín
o quizá aún me atrapa ese recuerdo
que me hace tener alma de faquir.

Me levanto y dejo versos sueltos
abandono incompleto el tapiz
el lápiz quieto sobre el cuaderno
y olvido lo que te iba a decir.

que algo ronda en mi pensamiento
da vueltas sin parar dentro de mi
y me tiene con los ojos abiertos
días y noches y días sin fin.

De día hago números, intento
ser un autómata de vida gris
pero mi corazón late irredento
y traza su propio camino sin mi

camino las calles con paso lento
me fijo en el detalle más sutil
moléculas en este universo
que aún no logro describir.

y cuando la noche cae de lleno
invitándome con ella a dormir,
la luz guarda ahora silencio
y lo negro comienza a escribir

a poner música en mis dedos
hilos nuevos para el tapiz
colores vivos en el cielo
lunas nuevas comienzan a salir.

Son sólo sensaciones y recuerdos
son sueños que quisiera vivir
son sabores que dejan encuentros
con el día a día el convivir,

son pulsiones que sin querer siento
son páginas que esperan por mi
el blanco me enamora sin remedio
y sobre él vuelvo a morir.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Chimoc

Perro precolombino
de rostro vigilante
cuerpo lampiño
por chaquiñanes
a través de siglos
a cuántas edades
has sobrevivido
desde los andes
hasta el Pacífico,
de Incas padres
de soles perdidos
olvidados lugares
y dioses prohibidos
bajo la nueva noche.

Perro precolombino
ancestro de canes
recuerdo vivo
de aquellos hombres
en Machu Picchu
imagen de dioses
guardián de espíritus
caminas las calles
del suelo herido
por españoles
y tus ladridos
ancestrales voces
son el testigo
de antiguos soles.

Perro precolombino
te soñé a noche
leí el mito:
el oro y el cobre
desaparecidos,
la tierra hoy pobre
clama al destino,
la sangre corre
y el tumi herido
un nuevo orden
establecido;
tu rostro insomne
rompe el olvido
de cinco siglos.

La razón del poeta

Varios sé que son los que me leen y se preguntan porqué últimamente sólo pueblan poemas este blog. No les puedo dar una respuesta, quizá tendría que darles varias, intentar expresar con palabras todos los sentimientos que afloran, que vienen y van como hojas cargadas por el viento, que florece y se marchitan y nos dejan el recuerdo cálido o amargo para seguir creciendo.

Y sin embargo, no voy a escribir todas esas palabras. No voy a hacer de las páginas de este blog un diario al que confesarle con prosa y palabras de análisis todos mis amores y desencantos, todas mis pasiones y arrebatos. Todo eso ya está ahí, en los poemas arrancados al sentimiento y al alma. Quien quiera mirar dentro de mi, que los lea y haga sus interpretaciones.

Lo único que les puedo decir es que, por alguna razón que no puedo expresar sino es con el ritmo y la rima, estos días ya no me salen ensayos. Ya no me salen críticas o comentarios mordaces o punzantes a la sociedad, observaciones sobre la vida que veo más allá de la ventana o el televisor, o cuando paseo por las calles de mi ciudad. Ni siquiera me nace el sentarme y añadir una página más o escribir una crítica de algún disco o película. Todo lo que me nace estos días es poesía. Poesía que esconde en su interior todas esas pasiones, esas confesiones, esos análisis de la realidad. Porqué nace ahora así, no lo sé. Y creo que no quiero saberlo. Encuentro una facilidad enorme a expresarme en verso estos días. Es algo rápido, fluido. Una catarsis de ideas que de pronto toman forma con rimas y cadencias y aromas. Siento que me embriaga el arte y le da ritmo y razón a mi vivir. Siento que es la parte que faltaba para dejar salir parte de eso que uno lleva atrapado adentro, y una parte mucho más bonita de animar a la gente a olvidarse de materialismos y vivir con arte la vida que está por vivir.

Esta sociedad se vuelve cada día más gris: más tecnificada, estructurada, planificada. No queda sitio para el arte, la cultura, la poesía. Son estos elementos que no es fácil de cuantificar y valorar, y por lo tanto esta sociedad informatizada y económicamente liberada no sabe qué hacer con ellos y los va eliminando poco a poco, dejando enormes vacíos que intentan una y otra vez sin éxito llenar de más de lo mismo. No se puede reemplazar el arte y el sentimiento con otra cosas. No hay sustitutos de esto.

Quizá por eso me he unido al grupo de los artistas, de los poetas que dan forma a la vida para que la podamos mirar de otra manera, para que la podamos saborear y en ese saborearla cambiarla un poco también. En estos días de desencanto, en que el trabajo se vuelve gris, mecanizado y burocratizado, marcado por metas y resultados cuantificables; en estos días en que las palabras "crisis económica" quieren rodearnos con su miedo y controlar nuestras vidas; en estos días en que el juego político ha llegado a su fin y lucha inútilmente por sobrevivir en medio de un contexto social que ya se ha separado totalmente de él, siento que no hacen falta más ensayos, más críticas, más artículos, sino arte. Arte para dar forma a la vida, para devolver el arte al vivir, para devolver al hombre el soñar, para sembrar utopías que se transformen en realidades y en semillas para seguir viviendo.

Si algo va salvar al hombre del profundo abismo al que se precipita cada día, será el arte. El arte como expresión para construir casas, transformar el medio, criar los hijos, dirigir la empresa, enseñar, pensar, amar, crecer. La expresión artística que con colores, rimas, sabores, sonidos, vista todas nuestras incertidumbres del vivir y le de sentido. No necesitamos ya más teorías políticas, económicas y filosóficas, sino cuadros, fotografías, poemas, cuentos, edificios sacados de un Gauidí que rompan esquemas y que nos vistan de poesía el vivir. Aprenderemos mucho más cuando logremos estoy, sabremos mirar dentro de los ojos del otro y podremos caminar con él. Me vienen de nuevo a la mente las palabras de aquel terrícola que llegado a Marte descubría la verdad del misterio y la razón de los marcianos:
Renunciaron a empeñarse en destruirlo todo., humillarlo todo. Combinaron religión, arte y ciencia, pues en verdad la ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y el arte, la interpretación de ese milagro. No permitieron que la ciencia aplastara la belleza. Se trata simplemente de una cuestión de grados. Un hombre de la Tierra piensa: "En este cuadro no hay realmente color. Un físico puede probar que el color es sólo una forma de la materia, un reflejo de la luz, no la realidad misma". Un marciano, mucho más inteligente, diría: "Este cuadro es hermoso. Nació de la mano y la mente de un hombre inspirado. El tema y los colores vienen de la vida. Es una cosa buena".[1]
Será difícil que lean a partir de ahora en este blog a alguien que no sea el marciano que llevo dentro, como ejemplo del marciano que todos llevamos dentro y no dejamos salir. Ya hay suficientes libros de ensayo, suficientes teorías y aulas de universidad donde se enseña a se profesional y eficiente. Qué falacia. Cierren los manuales vuelvan a las novelas. Dejen a un lado las explicaciones psicológicas y lean poesías, pinten cuadros, disfruten del deporte y de la música. Miren la luna y piensen en ella. De un abrazo y un beso si se enamoran y envuélvanlo en un poema o una canción si no aún no sabe como darlo en persona. Y no se conforme con consumir el arte de los demás. Disfruten de ese arte, borren el verbo consumir del diccionario. Absorban el arte que les rodea a través de los poros de la piel, y casi como por ósmosis, fúndanse en él y creen su propio arte: escriban sus poemas, sus historias, pinten, canten, abracen. Coloquen flores en los escritorios de las oficinas y sonrisas en las mañanas. Y no escriban grandes discursos: sufran, rían, vivan la vida y delen las gracias cantando como Violeta.

Seguiré escribiendo contando cuentos, sacando poemas de mi chistera o de mi desgarrada o enamorada alma. Seguiré paseando, seguiré enamorándome, seguiré peleando día a día por cambiar este mundo y seguiré remando contracorriente, convencido de mis principios. Caminaré sin prisa, miraré a la luna y a esos ojos que me acompañan o a esos ojos que me ven pasar, y cuando llegue la noche, dejaré todo acá, con voz de poeta y escritor para decirles envuelto entre rimas y colores: Todo se puede, todo en la vida es arte y el arte es vivir.

[1] Ray Bradbury, Crónicas marcianas (1950)

viernes, 2 de septiembre de 2016

Señorita bicho

La expresión de la Daisy, tu silencio, y mi renacido buen humor y cariño por las dos, me arrancan de pronto estos versos. Asómate, "señorita bicho".

Ay, señorita bicho,
¿dónde te has escondido?
desde que tienes treinta y cinco
parece que te has perdido
¿estás oculta en tu nido,
o como crisálida en nicho
esperas un mayo florido
para mostrar tu yo renacido?

Hay alguien que ha dicho
querida señorita bicho
que aún no has decidido
cuál deber ser tu sitio
cuál tu fin, cuál tu principio
que llenará tu vacío
qué te dará sentido.

Que está triste la señorita bicho
como la princesa de Rubén Darío
algunos parece me han dicho,
yo no les he creído
que de príncipes no hay vestidos
y las princesas se han ido
convertidas en mujeres-libro.

Y se de alguien que ha visto
también a la señorita bicho
hablarles suave al oído
a esos amigos perdidos
que viven hechos un lío
animándoles a cruzar el río
a escribir su propio destino.

Querida señorita bicho,
¿alguna vez te he dicho
que me gusta sentir tu cariño
que me gusta entregarte el mío
que sólo existe un camino
y que espero encontrarme contigo
caminando feliz, señorita bicho?

jueves, 1 de septiembre de 2016

(sin título)

Como el río fluye hacia el mar
la vida nos arrastras sin cesar
nada existe, todo esta por llegar
por hacer la vida, al suspirar
al querer, partir, llorar, sembrar
y en recuerdos vivos, la eternidad.