El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

miércoles, 27 de agosto de 2014

A los treinta y tres (casi)

Poema escrito en 15 minutos después de estar todo el día esperando el momento adecuado para hacer una llamada que al final no fue hecha sino recibida.

Con la formalidad de mi ser
hoy me levante pensando en ti:
veintisiete es hoy treinta y tres,
Ay que ver cómo suma el tiempo
ya no hay días en el mes.

¿O será que estás viviendo
en el mundo del revés?
donde los amigos serios
por formales llegan tarde
incluso por internet.

Tú la primera en felicitarte
a ti los años y el despiste a él,
ése que estaba esperando
salieras del trabajo, dieran las seis
para decirte con cariño
¡felices treinta y tres!


martes, 26 de agosto de 2014

Los no-deberes y no-derechos como ciudadano

Durante mis años de escuela e instituto, y después con una mirada más crítica en la Universidad, me enseñaron que como ciudadano tengo unos derechos que deben ser respetados y correspondidos por las autoridades de turno, y unos deberes con los que yo debo corresponder.
Además se me enseñó que esas autoridades de turno no están ahí por gracia de dios o del dólar; están ahí por nuestra voluntad -la mía y la de los demás ciudadanos-, y que yo como ciudadano tengo el deber de, no solamente elegir a esas autoridades sino de ser -si así lo deseo- una de ellas.
Por lo tanto, las autoridades de turno somos todos nosotros, los ciudadanos, que nos autogobernamos delegando tareas a un pequeño grupo de personas para facilitar esa tarea tan compleja que es el gobierno. Somos juez y parte (¡qué curioso!) de nuestras propias vidas en sociedad. Elegimos cómo queremos que nos gobiernen (como gobernarnos) y ello mismo estamos en nuestro derecho y deber de corregir a esos gobernantes -que son nosotros mismos- cuando se equivocan.

Hasta aquí, la construcción lógica tiene todo sentido. Pero si algo olvida con demasiada facilidad el ser humano, es su capacidad lógica. Pronto, después de razonar y abrazarse como humano, libera su ego y piensa que él, por alguna falsa justificación es superior a los demás, que éstos le han entregado a él todo el poder porque él es más capaz y por lo tanto tiene todo el derecho a hacer las cosas a su antojo para el mejor beneficio de todos.
Claro que nunca dirá esto así, en estos términos y en público. Utilizará una jerga mucho más complicada y enrevesada. A esa jerga le llaman política.

Y así, de pronto, todo eso que le enseñaron a uno como ciudadano durante sus años de escuela y universidad se viene abajo cuando se da cuenta de que no puede protestar contra lo establecido. Si denuncia a sus gobernantes reclamándoles que no hacen lo correcto, que mienten, que engañan, que tergiversan u ocultan la realidad, le llamarán en el mejor de los casos mentiroso, antipatriota, le acusarán de tirar ingenuamente piedras contra su propio tejado; y en el peor de los casos, le perseguirán sutilmente, le someterán a una inaparente censura, le condenarán al ostracismo o le perseguirán hasta la cárcel o la muerte.

¿Y todo porqué? Por ejercer su derecho como ciudadano. Por participar en el gobierno de su país y reclamar, orientar, preguntar a aquellos que ÉL ha elegido para que le gobiernen.
Le callarán e inmovilizarán en favor de la democracia por hacer uso de aquello que llaman democracia.

Democracia. Que palabra tan desgastada y desacreditada. Supongo que tendremos que inventarnos otra nueva. Y mientras se nos ocurre, seguiremos participando de la vida política del país, digan lo que digan los que están arriba, digan lo que digan las leyes hechas a medida por los que están arriba para los que están arriba. Si nos limitan la libertad, si no nos representa a todos, no son leyes que nos legislen. Aunque suene triste y trasnochado, a cuento de viejas, seguiremos el camino de aquellos que protestaron, que se manifestaron en las calles, que se declararon en huelga, que alzaron su voz en contra del unísono en "democráticos" senados, que tomaron fotos a escondidas en lugares que deberían ser públicos y transparentes, que sacaron a la luz pública los trapos sucios de ese país, de esos gobernantes que le representaban.

Lo haremos hoy, y mañana y siempre que haga falta. Porque si nos limitan la capacidad de cuestionamiento, si borran del diccionario las palabras "Por qué" y las palabras "protesta", nos borran a nosotros mismos, dejaremos de existir y nos talarán poco a poco, como a los árboles de la selva ¿Serán ellos, los árboles conscientes de lo que les está pasando? No me atrevo a responder esa pregunta, pero lo que sí se es que nosotros debemos ser conscientes o desapareceremos en nuestra inconsciencia.


sábado, 23 de agosto de 2014

Papel de cebolla

Una carta me siento a escribir
sobre viejo papel de biblia;
le escribo al viento,
me escribo a mi,
estas tenues y livianas líneas.
Mi mano autómata intenta decir
dibujando trazos de escriba,
angustias del tiempo
que toca vivir,
sentires ahogados buscando salida.
Que por dentro siento el fluir
de los ríos ocultos de mi vida;
dolores que no cuento,
oculto sufrir,
llantos en tristes melodías.

Cuando mi mano no sabe seguir,
cuando me desvelo hasta el alba,
cuando quiero y no puedo
de este corazón sus puertas abrir,
de dolor unas lágrimas llora mi alma.