El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mi escatológico país

No sé bien porqué. Nunca me lo había preguntado, es algo tan natural (en el sentido estricto y lingüístico del término) que nunca me había dado cuenta de lo mal que huele el idioma español que hablamos los españoles.
Tuvo que ser a este otro lado del charco, en este otro país, uno de español amable y rimbombante (a veces) dónde después de soltar un "eso está lleno de mierda" o "vaya mierda de chisme" o "no se escucha una mierda", ante los rostros colorados del público y alguna carcajada cercana, me di cuenta de que no, acá no se puede decir "mierda" con la naturalidad con que decimos esta palabra en España.

No es la única palabra, por supuesto, que para los nacidos en España no tiene nada de especial y acá se torna en el término más obsceno del diccionario o cambia completamente su significado. Pero tampoco es esa diferencia de matices y significados de lo que vengo a hablar aquí, ni esa esa diferencia algo que me llame la atención: la diferencia es parte de la riqueza que nos confunde y nos une, es parte del aprender de nuevo, ese aprender a conocernos y redescubrirnos en nuestros semejantes.

El caso es que después de aprender que no se puede decir mierda en voz alta, y de intentar (reconozco que sin mucho éxito) no olvidar lo aprendido, me doy cuenta de que el español cotidiano que hablamos en España está plagado de expresiones escatológicas que hacen referencia directa o no al zurullo o desecho orgánico similar, y que las usamos sin pudor ni asco alguno. Nos cagamos cada dos por tres en diferentes sitios si darnos cuenta de cual mentamos cada vez, añadimos "y una mierda" a cualquier lista de cosas o sucesos del mismo modo de que Chico Marx añadía huevos duros al menú de la cena, y vamos y venimos de un lugar cuyo toponimio no aparece en ningún mapa pero que todo el mundo debe conocer muy bien por las veces que ha mandado a alguien o le han mandado ahí.
Y para rematar el asunto, resulta que este gusto por la mierda no se cierra en el español vulgar, el dialecto de la calle, no este hablar con mierda por medio se usa en todos los niveles sociales y en cualquier ámbito. Desde conversaciones serias hasta la charla despreocupada en la barra del bar.

¡Vaya país de mierda! Exclamará más de uno, y sobre todo ahora con los políticos de mierda que tenemos, pero el caso es que ni nos sonrojamos ni nos escandalizamos. Ni venimos a judgar nuestro lenguaje -no es esa mi intención aquí-; es más es casi como una marca de la casa, esa que no podemos perder porque dejaríamos de ser nosotros mismos, una que no nos hace maleducados o mal hablados, sino españoles. ¿Qué sería de nosotros sin poder mandar a alguien a la mierda de vez en cuando, sin poder hacer parodias de lo bueno y sobre todo de lo malo, sin poder pasar el verano "cagando" al ritmo de Enrique Iglesias, contada nuestra gracia y humor? Algo tiene que tener de especial este habla española cuando hasta los extranjeros se enamora de ella, y si no que se lo pregunta a Gerogie Dann, que llegó a hacer aquel "mecagüentó" que sonó varios veranos.

Empecé a escribir esto en Ecuador hace unos meses. Hoy, el último día del año, y desde esta España que me enseñó a decir "mierda", me levanto y lo acabo. Justo antes de que se acabe el año. Antes de que quizá todo se vaya definitivamente a la mierda como apuntan las cosas. Que no nos cojan desprevenidos y seamos nosotros los que con las campanadas mandemos todo a la mierda, y podamos decir dentro de unas horas: sí el año pasado fue una mierda, pero este 2015 va a ser mejor, vamos a mandar a todos los gilipollas que nos gobiernan a la mierda, vamos a mandar a todos los banqueros y empresarios giliflautas de viaje con ellos al mismo sitio, y vamos a hacer que las cosas cambien.

Por cierto, "gilipollas". Una palabra muy nuestra que se merece un artículo propio en el blog. A ver si los de esa especie -que abundan demasiado- entran extinción el próximo año.

Con mis mejores deseos a todos, feliz 2015. ¡Mucha mierda!

Sobre el misterio de cómo vivir felices

Un pequeño cuento sobre ese engaño llamado capitalismo que nos hacen vivir día a día. ¿La moraleja? Creo que salta a la vista, pero como han eliminado esa palabra del diccionario neoliberal, quizá muchos no la vean (o no quieran verla)

"Un norteamericano  se acerca a un pescador medio adormilado y le pregunta: "¿Por qué no dedica usted más tiempo a pescar?". El mexicano responde que su trabajo cotidiano le permite atender de manera suficiente a las necesidades de su familia. El norteamericano pregunta entonces: "¿Qué hace usted el resto del tiempo?". "Me levanto tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, echo la siesta con mi mujer, por la tarde quedo con mis amigos. Bebemos vino y tocamos la guitarra. Tengo una vida plena." El norteamericano lo interrumpe: "Siga mi consejo: dedique más tiempo a la pesca. Con los beneficios podrá comprar un barco más grande y abrir su propia factoría. Se trasladará a la Ciudad de México, y luego a Nueva York, desde donde dirigirá sus negocios." "¿Y después?". pregunta el mexicano. "Después su empresa cotizará en bolsa y usted ganará mucho dinero". "¿Y después?", replica el pescador. "Después podrá jubilarse, vivir en un pequeño pueblo de la costa, levantarse tarde, jugar con sus hijos, pescar un poco, echar la siesta con su mujer y pasar la tarde con los amigos, bebiendo vino y tocando la guitarra..."
- Carlos Taibo, El decrecimiento explicado con sencillez. Ed. Los libros de la Catarata, Madrid, 2011.

martes, 30 de diciembre de 2014

El capitalismo: una mentira para dominar y esclavizar al ser humano

La verdad que se esconde tras este gran engaño esclavizante que es el capitalismo:
 "[...]en la trastienda de ese engaño hay tres grandes procesos, vitales para explicar por qué se ha asentado ese modo de vida esclavo del que hablamos. El primero es la publicidad, esto es, un conjunto de técnicas , muy eficaces, que nos obligan a comprar lo que las más de las veces no necesitamos y, llegado el caso, aquello que objetivamente nos repugna. El segundo es el crédito, que nos permite conseguir dinero para adquirir eso que no precisamos. El tercero, en fin, es la caducidad: los bienes son producidos de tal manera que en un periodo de tiempo muy breve dejan de funcionar, con lo cual nos vemos en la obligación, o poco menos, de comprar otros nuevos."

 - Carlos Taibo, El decrecimiento explicado con sencillez. Ed. Los libros de la catarata, Madrid, 2011

lunes, 29 de diciembre de 2014

Nosotros

Así lleva por título una novela de Yevgueni Zamiatin de la década de 1920 que plantea una sociedad totalitaria en un mundo futuro similar al que luego imaginarían Aldous Huxley y George Orwell. En todas esas llamadas distopías el "nosotros" es una voluntad prefabricada e impuesta por unos pocos, esos pocos que están arriba y que ni siquiera alcanzamos a adivinar quienes son.
Aquellas llamadas distopías de ciencia-ficción bebían de una realidad que no era para nada ficticia: lo que veían o lo que llegaba de la Unión Sovietica y lo que vivían en los totalitarimos de ultra derecha de occidente (fascimo, nazismo, franquismo,...) Regímenes con ideologías políticas opuestas y sin embargo actuando de igual modo: una sociedad sin posibilidad de elección, una falsa democracia, una historia y una ciencia y una identidad tergiversadas, modificadas, inventadas y revestidas de un falso rigor científico para imponerlas al pueblo.
"Nosotros" se alzaba como una apisonadora la que había que oponerse, una apisonadora en la que sin saberlo viajaban los ciegos y adoctrinados ciudadanos, envenenados por unos pocos; una máquina monolítica a la que sólo él, el individuo, el héroe inesperado, ese capaz de vivir sin dueños, de dirigir las masas, era capaz de oponerse. Si tenía éxito o no, era secundario. Era El Individuo, los valores verdaderos y humanos, esos con los que todos nos identificamos, resistiéndose a una implacable y espantosa máquina monolítica.

La reacción contra ese terror rojo o ese terror fascista despertó, tras mucha sangre y penurias, en dos frentes. Por un lado, el del pionero norteamericano que construyo el país con la sola fuerza de sus manos, sacando adelante a su familia, y para el que el Estado era un mal menor que aceptar, pues alguien tenía que hacer de policía cuando eran muchos. Por otro el del pueblo Ilustrado, el que entre guillotinas y sangre  se construyo a sí mismo, así mismo como gobernante y representante de si mismos, de todos y cada uno de los ciudadanos en igualdad: sin hombres en las alturas o en las sombras, sin imposiciones y sin superhéroes liberadores.

Con el tiempo, la primera receta contra los totalitarismos se ha ido imponiendo: el Estado es un incordio, un pelmazo que impide que al individuo desarrollarse y crecer, demostrar que la ley darwiniana es la única que funciona y que dará un futuro también a la especie humana, esa que por otro lado se las da de "poder controlar las fuerzas de la naturaleza"; y hoy el Estado es eso: Un "mal necesario" que sólo sirve para castigar en función de lo que uno u otro quieran o crean que deber ser castigado. Un producto, casi desecho, del individuo. Él es el que importa.

En nuestra sociedad actual se ha ido borrando poco a poco de la conciencia de las personas las palabras "nosotros" y "nuestro" y se las ha ido sustituyendo por un omnipresente y mayúsculo "yo" "mi", "mío". Nadie o prácticamente nadie mira por el bien común, nadie sabe qué es eso abstracto llamado bien común, su concepción de pueblo es geográfica pero no humana, su concepción de Estado es, bien un ente abstracto, bien un invento de unos jodidos políticos que no hacen más que engordar y fastidiarle a uno. Sí, los políticos no fastidian a los demás, o si lo hacen no importa, lo que sucede es que me fastidia a mí. Y por lo tanto las recetas que se buscan para arreglar al solución van orientadas a arreglar mi problema, procurarme mi futuro y conseguir lo que yo quiero para mi.

Tengo mí casa, con mi coche, tengo mi televisor, y me pago mis vacaciones, y sudo para mi jubilación.Uno debe sacarse sus propias castañas del fuego. El que no lo logra, es porque es un inadaptado, un lastre para especie humana, el perdedor en la ley del más fuerte de Darwin.

Y así, día tras día, Darwinistas empedernidos, como Adam Smith y todos los que le siguen conscientes o no de su acción, los hombres "yo" caminan empujándose y quejándose por no encontrar solución, regocijándose de sus habilidades y de su fuerza cuando están en la cima, y aceptando su inutilidad cuando caen al fondo.

La historia de la humanidad, sin embargo, y a pesar de Darwin, es distinta. A pesar del ego, del instinto depredador de supervivencia, el ser humano aprendió ya hace mucho que no puede realizar este viaje solo. Necesita de otros como él, y para ello debe procurar a otros los mismos espacios de libertad que se procura a sí mismo. Es más, debe enseñar, ayudar, socorrer a otros que no tienen las mismas habilidades que él pero que son igualmente necesarios en esta singular odisea humana.
Desde que el primer homínido pinto sobre unas paredes en las cuevas y enterró a sus difuntos, aprendió a reconocerse en los demás. Aprendió que no podía caminar sólo.

Con el tiempo lo olvidó varias veces. Su ego le ha conquistado en innumerables ocasiones, él tan fuerte y autónomo, hasta que, de nuevo vuelve a reconocerse, en su necesidad y en su carencia, en los demás. Lo hizo en 1789, creo que por última vez. Desde entonces lo ha ido olvidando poco a poco una vez más.

Estos días la gente está incómoda. Llena de rabia contra una clase política y empresarial a la que tachan de corruptos, ladrones, seres viles carentes de humanidad. La gente protesta, pide, busca soluciones y no las encuentra. Quizá sea porque siguen mirándose el ombligo. Porque buscan su alivio como individuos, no como grupo.

Hay llegado el momento de despertar una vez más. De ahogarnos entre lágrimas para tragar levantarnos temblorosos pero firmes, de cortar cabezas si es necesario, de renunciar y abrazarnos si nada. De recordar aquellas pinturas en las cuevas, de reivindicar una vez más ese verdadero nosotros. Cambiar el discurso. Recordar de nuevo que no trabajo para mí, sino para servir a los demás, que las calles, las escuelas, son nuestras -de todos y cada uno de nosotros-, y que de que las cuidemos y las mantengamos limpias de egoísmo dependerá nuestra propia supervivencia. De que uno no trabaja para su jubilación, sino que su contribución sirve para el bienestar de todos, que recibirá algo gracias que todos aportan algo, no sólo él.

La lluvia fría lluvia moja esta noche a todos por igual. Unos la sienten ya en su rostro, otros, por afanarse en cubrirse únicamente a si mismos, temerosos de perder lo suyo, convencidos de que cada uno pierde lo suyo, hacen su propia casa cada vez más pequeña. Al final no tendrán sitio ni para sí mismos y se mojaran igualmente.
No dejen que el falso calor del individualismo, es que venden como receta infalible para la felicidad y el bienestar los bancos, los políticos, las universidades, los comercios, la centelleante televisión el sabelotodo internet, les haga olvidarse de qué necesitan realmente para tener saludo y felicidad: el vecino, ese trabajo donde nos sentimos parte de un grupo, esa escuela en la que nos educan y educamos, esa calle por la que transitamos y dejamos transitar, esa persona anónima que nos mira sonriente al pasar por la acera y que sin pensarlo, de vez en cuando nos coge de la mano y nos ayuda a cruzar la calle.

Salgan ahí fuera y a los falsos que se creen los únicos, a aquellos que hablan de bien individual disfrazado de bien común, grítenles con fuerza ¡NOSOTROS!, no unos pocos, sino yo, y tú, y el vecino, y aquella persona que no conozco al otro lado del mar pero que sé que está ahí, igual que yo. TODOS NOSOTROS. No necesitamos, no queremos a nadie que piense sólo en él, que haga grupos o distinciones; nos queremos a TODOS NOSOTROS, arriba al timón, todos nosotros, sudando en los campos, todos nosotros, aprendiendo en las en las escuelas, todos nosotros, viviendo y muriendo todos nosotros juntos, por y para todos nosotros.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Software Libre

"Como los hombres-libro de Ray Bradbury, pasando la sabiduría a pesar de la censura -en este caso económica-, luchando por y para la libertad del ser humano, entre unos y ceros."

Escribí esto a raiz de una charla por móvil con ese Bribón Bueno amigo mío. Se lo envié por correo, y al releerlo me doy cuenta de que queda muy bien aquí y de que hará mucho bien a propios y extraños. Es una explicación breve y sencilla, sin entrar en muchos detalles. Que cada cual judgue y actúe, pero que deje siempre actuar a los demás.

Así comenzaba mi correo al bribón:

"Te cuento un cuento:

En la década de 1980, Richard Stallman, un programador informático trabajaba en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets, EE.UU.) creando aplicaciones para un sistema operativo UNIX. Stallman se empezó a dar cuenta de que las aplicaciones acaban siendo propiedad del MIT, que era el propietario del código, y éstas no podían ser modificadas por nadie que no tuviese acceso al código. Incluso eso plantaba problemas de privacidad: si no tenías acceso al código no podías saber cómo estaba echa la aplicación y que te estaban haciendo con ella.
Así que Stallman, junto a otros programadores fundo la FSF (free software fundation) una organización dedicada a la creación de aplicaciones de código abierto y a dar resplado legal a esta opción totalmente nueva y totalmente opuesta al copyright: Crear algo, y dejar que cualquiera lo modifique o cree algo nuevo a partir de ello, con el único compromiso de que acreditase al los autores anteriores y mantuviese el código de su aplicación abierto. Con el tiempo, se han ido diseñando distintas licencias de código abierto, y muchos programadores usan distintas de ellas.
La idea de la gente de Stallman era crear un sistema operativo de código abierto basado en UNIX, una familia de sistemas operativos cuyo código había sido abierto a la comunidad. Crearon todos los componentes necesarios para que un sistema operativo funcione, menos el kernel, debido a la cantidad de tiempo que este requeria.
Mientras ellos hacían las distintas aplicaciones, un programado finés, Linus Torvalds, creó un núcleo para un posible sistema UNIX y lo publicó de forma libre siguiendo las licencias de código abierto de la FSF. Linus Torvalds utilizó las aplicaciones de código abierto para sistemas UNIX creadas por la FSF para crear un sistema operativo y apareció el primer sistema operativo GNU/Linux. Otros programadores hicieron lo mismo: juntaron el kernel de Torvalds con las aplicaciones de la FSF y fueron apareciendo otras distribuciones o sistemas operativos GNU/Linux.
Y desde entonces, siguen proliferando como la espuma:
Un ejemplo:
En 1993 se creo el SO GNU Linux Debian. Unos años después unos alemanes cogieron debian, lo modificaron para hacer de él un so autoarranque y apareció Knoppix. En el 2004 Mark Suttherworld (o como se llame), un filántropo sudafricano fundó Canonical, una empresa con el fin de crear una distribución GNU Linux cercana al usuario común: lo que hicieron fue coger Debian y modificarlo para que fuese "más amigable" y apareció Ubuntu. Algoo después a unos programadores no les gustaba el aspecto estético de ubuntu y lo modificaron para que tuviese el escritorio KDE: nació Kubuntu. En la comunidad autónoma de Madrid querían un sistema operativo adaptado a sus necesidades en escuelas e institutos: cogieron ubuntu, lo modificaron y nació MAX Linux.
Con el tiempo han aparecido tropecientas distribuciones GNU Linux, totalmente nuevas algunas, y la mayoría de las veces derivadas unas de las otras. Unas son puristas y se niegan a que presente o se puedan instalar en ellas software o componentes privativos, pues con el tiempo,también se han creado aplicaciones o controladores privativos para sistemas GNU Linux. Otras dejan que sea el usuario el que decida qué tipo de software (libre o no) quiere usar.
¿Moralemente bueno? Desde mi punto de vista -y el de millones de personas, sí lo es. Mucho más moral y humano que cualquier regulación de copyright. Y además, no se roba la idea a nadie: es cada programador el que decide si hace su código público (libre) o no. Nadie obliga a nadie a programar bajo la reglamentación del codigo libre o abierto, cada cual elige su marco legal.
¿Economicamente bueno? Sí, también. Software libre no quiere decir gratis. Mucha gente crea software bajo licencias libres y lo distribuye gratuitamente. Otros optan por vender su software. y ¡tienen exito comercial! Que el software sea gratis o no, es una decisión personal, independientemente de que el código sea libre o bajo copyright.
Yo personalmente, gasto más dinero en software desde que apoyo el software libre que cuando compraba licencias de windows, antivirus y demás. Una vez al año dono voluntariamente dinero a Videolan, Mozilla, Gnome u otras fundaciones que crean y apoyan software libre. ¿Por qué? Porque disfruto con el sotware que crean y creo en la filosofía que ellos defienden. Nadie me obliga a pagarles, su software se distribuye gratuitamente (porque ellos lo queren así, nadie les obliga) Soy yo el que decido si pago algo o no. Es una cuestión de principios, de ideología. Y funciona y sigue creciendo.

Varios ejemplos de software de codigo libre:
Firefox: A principios de la década del 2000, Netscape liberó el código de su navegador web. Unos programadores lo tomaron, crearon una fundación sin ánimo de lucro, Mozilla, y lanzaron un navegador de código libre: Mozilla Firefox. A partir del Firefox han nacido también varios otros navegadores: Iceweasel, SeaMonkey, y otros que modifican partes del Firefox para adaptarlo a su necesidades.
Chromium. Navegador de codigo libre a partir del cual google desarrolla Google Chrome

VLC Player
XBMC Media Center. Un "home cinema" para el ordenador. Nacio bajo el paraguas de la XBox y luego se hizo independiente. Varias empresas lo han modificado y creado variaciones a partir de él, como Plex por ejemplo. Es tambén la base del software de varios reproductores de DVD y BluRay.

OpenOffice. Suite de ofimática. Cuando parecía que los propietarios iban a privatizar el proyecto, los programadores cogieron el código fuente que era (y es) libre y crearon LibreOffice bajo el paraguas de The Document Foundation, una organización dedicada a crear una suite de ofimáica totalmente libre. Hoy ambos, OpenOffice y LibreOffice siguen en desarrollo, y su fuerza es tal que Microsoft tuvo que dar su brazo a torcer y hacer que el MS Office reconociese el formato de documento ODF que es libre, es decir cualuqier programa puede guardar archivos de texto y demás en ese estandar, frente al de MS Office que requiere que MS le de permiso.
Vorbis. Desarrolladores del formato de audio comprimido ogg. El Mp3 no es de código libre. Para usarlo, tienes que conseguir permiso -licencia- de sus propietarios (lame y otros) El usuario no se da cuenta porque cuando compra un reproductor u ordenador, esa licencia gratuita normalemte, ya esta entre el copyright del aparato. Si a alguien se le cruzasen los cables, podriamos tener que empezar a pagar por ripear o escuchar mp3. Vorbis trata de evitar eso: el código es libre, cada cual puede usarlo a su merced, sin permiso alguno, simplemente siguiendo la filosofía open-source
Emule, y su clon para linux y MAC amule
GIMP: Un programa de dibujo y fotografía compatible con Photoshop y Paint Shop Pro (que son privadas)
La lista es muy larga para ponerla aquí...

Y también, en los últimos años, han aparecido empresas que utilizan algunos de estos componentes libres para crear sistemas operativos o aplicaciones. Por ejemplo Android, que aprovecha el kernel linux que es de código libre, y le añade otra serie de componentes y aplicaciones que en su mayor parte no son llibres. O por ejemplo el cliente de sincronización de dropbox, cuyo motor de sincronización está hecho con código libre mientras que la interfaz gráfica es privativa. ¿Son libres? En parte sí. Aunque a mi me parecen unos aprovechados: ¿si se benefician de las venajas del software libre, porque no registran sus apliaciones bajo dicha normativa?
La respuesta para mi es sencilla: Avaricia y medio. Miedo a tener que competir, a permitir que otro mejore lo que tú has echo, pues eso supone que lo tuyo puede dejar de venderse, o por lo menos que no serás el único en el mercado, que es a lo que aspiran las grandes corporaciones: construir grandes monopolios inquebrantables.

GNU Linux, Software Libre, Codigo abieto. Un desafío. Una realidad. Una filosofía de vida. Una apuesta por valores humanos: libertad, compartir, ayudar, crecer."

jueves, 25 de diciembre de 2014

La balada del carpintero

Este año hago mías las palabras de esta canción de Ewan McColl que me llegó hace años en la voz de Phil Ochos. Hoy día los bancos son los ricos de la historia, los políticos bien parecen "el ejercito Romano de ocupación", nosotros cada día somos más pobres, y Jesús más pobre aún sigue siendo asesinado todos los años.
Y me pregunto ¿Cómo podemos seguir así? ¿No estarán nuestras manos manchadas de sangre y traición?

Que cada uno examine su conciencia y elija su bando. No existen centros, la sangre y la injusticia salpican, al igual que el amor.
Mis mejores deseos para estas fechas. Ojalá nos sirvan de ejemplo y reflexión.

Ballad of the Carpenter (Ewan McColl)

Jesús era un trabajador
y también un héroe, oirás;
nacido en la ciudad de Belén
al final del año.

Cuando Jesús era apenas un muchacho
su nombre corrió por las calles
porque discutió con los mayores
y los hizo avergonzarse.

Se hizo vagabundo
y viajó lejos, por todas partes
y se dio cuanta cómo la riqueza y la pobreza
vivían siempre un al lado de la otra.

Así que dijo, venid vosotros, los trabajadores
los granjeros y los tejedores también,
si solamente estuvieseis firmes y unidos,
este mundo os pertenece,
este mundo os pertenece.

Cuando los ricos escucharon lo que había hecho el carpintero
acudieron a las tropas romanas
"Hay una cruz de sobra en el monte Calvario
el fin de semana habrá muerto."

Pero Jesús caminaba entre los pobres
pues él mismo era uno de ellos
y nunca les dejaron acercarse lo suficiente
para matarle por la espalda.

Así que contrataron los servicios de un comerciante
y éste fue un informante
y vendió a su hermano a los carniceros
por un puñado de monedas de plata.

Y Jesús se sentó en una celda en la prisión
y le golpearon y le ofrecieron sobornos
para que abandonase la causa de los suyos
y trabajase para la tribu de los ricos.

y el sudor escurrió por las cejas de Jesús
y sus ojos se ensangrentaron
cuando clavaron su cuerpo a la cruz romana
y rieron mientras le observaban morir.

Dos mil años han pasado y se han ido
también varios héroes
pero el sueño de este pobre carpintero
permanece en vuestras manos
permanece en vuestras manos.

La canción en la voz de Phil Ochs (del LP I ain't marching anymore, 1965)

sábado, 20 de diciembre de 2014

Campos de casas sin hombres

Hace tiempo descubrí por internet los reportajes fotográficos de una joven ukraniana (creo) que viaja en moto sacando fotos de Chernobil y las demás ciudades y pueblos fantasmas cercanos a esta ciudad de la antigua Unión Soviética donde la gente tuvo que salir a la fuerza por uno de tantos errores del ser humano. Tan a la fuerza que la vida en Chernobil se paró de pronto: la noria de la feria ya no gira, pero está ahí, con sus colores apagándose tras el óxido del tiempo, su cestillos meciéndose al viento y detrás, la silueta de unos edificios a través de cuyas ventanas ya no mira nadie, y donde el polvo cubre fotos y objetos personales que sus habitantes, en una huida despavorida de un terror invisible dejaron sin quererlo olvidados en unas casas a las que nunca ni ellos ni sus nietos, podrán volver.

Veo esas fotos de la zona contaminada y me entra un sudor frío. Pero también me aborda la curiosidad sin límites. Nos hemos excluido a nosotros mismos de este planeta. Hemos abierto la caja de Pandora y en nuestra codicia hemos perdido varios kilómetros cuadrados. Ya no quedan para nadie. ¿nadie? No, nadie, el fantasmas oculto acaba lentamente, sin avisar, con toda la vida... Y sin embargo, la hierba crece en Chernobil, crece verde, con un verde que no se ve en todos los campos, crece dando color al bosque rural, a los árboles sin hojas, crecen plantas y arbustos tragándose poco a poco los edificios, dotando de nueva vida una tierra inhóspita donde de pronto se mueven unas ramas, se escucha una huida apresurada, un aullido después. Un ciervo sale corriendo, escapando de unos lobos, amos y señores de este bosque urbano que retorna a sus orígenes esta vez protegido del ser humano por la propia avaricia de este. ¿No sabe el lobo que ese fantasma invisible le está matando poco a poco? ¿es su vida tan breve y simple que no alcanza a sentir y sufrir su acción? ¿Y los árboles y la hierba, cómo pueden crecer verdes y frondosos en una zona donde todo lo que decide quedarse acaba muriendo?

Me fascina y me apasiona ese frío pisaje de Ukrania. Me pierdo por sus calles intentando desvelar el misterio que guarda estas casas sin hombres, ese mundo hecho por el hombre, destruido y abandonado por el hombre,... y renacido de sí mismo.

Hace unos días, mientras transitaba en coche por las calles de un nuevo barrio en la "zona de expansión" de mi ciudad, y veía las calles desiertas de gente y tráfico, los bajos de los edificios todavía de ladrillo sin arreglar, sin grafittis siquiera, las ventas con las persianas bajadas o subidas, con algún descolorido cartel de "se vende" o "se alquilan", pero sin ninguna luz en su interior; las imágenes de las calles de Chernobil volvían una vez más a mi mente. Sentía el frío de aquel valle de Ukrania en mis huesos, ahora aún con más fuerza, acentuado por el frío de esta meseta del norte de España un mes de diciembre, aunque igual hubiese sido en julio: las casas vacías, las calles desiertas, la ciudad muda cerrada antes de nacer una vez más por la estupidez humana, por un fantasmas que en este caso no recorrer invisible las calles como en Chernobil matando poco a poco a sus habitantes; el fantasma esta vez el fantasma duerme caliente en una casa bien guardada, y aprieta bajo su puño las llaves de las ciudades. No ha habido fallo técnico, no ha habido descuido. Está todo planificado. Reina la codicia humana, es el nuevo fantasmas envenenado que puebla las ciudades y una vez más, parte de esta tierra queda perdida para los hombres por culpa de ellos mismos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Cómo crear boletines/ libretos sin Publisher

Crear boletines o libretos de varias páginas es algo bastante habitual en el trabajo. Por desgracia, las aplicaciones profesionales para realizar "automáticamente" esta tarea son, o bien complicadas de usar, o muy caras, o incompletas. 

Por ello, describo acá un sencillo y práctico método para crear e imprimir libretos de varias páginas utilizando software sencillo como alternativa a Microsoft Publisher u otros programas profesionales similares.

Software necesario:
  • Un procesador de textos con capacidad para exporta el documento a formato pdf. Open Office, Libre Office, WPS office, o las versiones de Microsoft Office posteriores al 2007, entre otros, cuentan con esta característica.
  • Un editor o paginador de pdf. Yo, en linux, recomiendo PDF-Shuffler.
  • Adicionalmente cualquier visor/ editor de pdf (Evince, Okular, Adobe reader, etc...)
 Paso 1:
Creamos un documento de texto nuevo y fijamos el tamaño de la hoja en A5 vertical o si se quiere, manualmente en 14 cm de ancho por 21 cm. de alto aproximadamente. Los márgenes, a gusto de cada cual.

Paso 2:
Creamos nuestro folleto tranquilamente como si creásemos un documento de texto normal, teniendo en cuenta estas dos indicaciones:
  • Debemos crear, además de las páginas de texto, la portada y contraportada del libreto.
  • El total de páginas de nuestro libreto debe ser múltiplo de 4 (ej: 4, 8, 12, 16, etc.) 
Paso 3:
Una vez terminado el folleto, lo exportamos a formato PDF y lo guardamos. Es recomendable guardar también una copia en el formato de documento de texto habitual de nuestro procesador para poder hacer modificaciones a futuro si lo deseamos.

Paso 4:
Abrimos el PDF que acabamos de crear con nuestro editor/ paginador de pdf y reordenamos las páginas del archivo siguiendo este patrón:
Se coloca primero la última página del documento, a continuación se van añadiendo en orden las páginas del documento de dos en dos, intercalando primero dos del inicio en orden ascendente, con dos del final en orden descendente.


Ejemplo para un documento de 20 páginas: 20 - 1 - 2 - 19 - 18 - 3 - 4 - 17 - 16 - 5 - 6 - 15 - 14 - 7 - 8 - 13 - 12 - 9 - 10 - 11

El patrón es el mismo independientemente del número de páginas de nuestro libreto. Si lo hemos hecho bien, al final tendremos siempre tres páginas seguidas en orden ascendente (9 - 10 - 11 en el ejemplo) Recuerden que el total de páginas debe ser múltiplo de 4.

Terminado el proceso de repaginar el  documento, guardamos el archivo y pasamos al siguiente paso para imprimirlo.

Paso 5: Impresión.
Abrimos el documento PDF repaginado con cualquier visor/ editor de PDF.
En las opciones de impresión, elegimos 2 páginas por hoja e impresión a doble cara.
Tengan cuidado al imprimir a doble cara: Sigan las instrucciones de su impresora o copiadora, según esta sea automática o manual, la forma de colocar el papel o de voltearlo varía. En las impresoras automáticas la opción adecuada para imprimir a doble página suele ser "girar por el lado corto".

Ya tienen su libreto listo. Que lo disfruten.

viernes, 31 de octubre de 2014

Servicios de almacenamiento "en la nube" con aplicación para linux

Hace un año me empecé a interesar por suscribirme a alguno de los servicios para guardar datos "en la nube", esto es, en algún servidor remoto. Para los neófitos en el asunto, tener algunos datos guardados en la nube resulta muy práctico: puedes tener una copia de seguridad de tus archivos de trabajo guardada y actualizada al segundo, puedes acceder a ella desde cualquier lugar, y puedes trabajar y modificar esa copia desde cualquier lugar.

Yo, hasta que descubrí este sistema, trabajaba guardando mis archivos diarios en un pendrive que llevaba de casa al trabajo para trabajar siempre con el mismo archivo y así evitar tener 30 versiones del mismo. Aún así, a veces me enredé con mis archivos, otras se me perdieron datos en el pendrive o le entraron virus. Lo de los virus se arregló con linux, el mejor antivirus que existe. Lo del lío de archivos repartidos entre varios PCs, se arregló con el servicio en la nube.

Encontrar un servicio de almacenamiento de datos en la nube no es difícil, hay cientos, cada uno con alguna característica especial, con más o menos capacidad de almacenamiento, gratis y/o de pago, etc.; pero cuando se busca uno que tenga aplicación (cliente para instalar) para linux, la cosa cambia. Pocos han desarrollado aplicaciones para sistemas operativos linux: puedes usar estos accediendo a tu cuenta directamente desde el navegador de internet, pero no puedes sincronizar los datos porque el servicio en la nube x no tiene aplicación para linux. En este mundo-mercado los pequeños no importamos y las empresas no se preocupan por nosotros. Por suerte no todas piensan así. Como no he encontrado una buena página web que muestre los distintos servicios de almacenamiento en la nube que han desarrollado aplicaciones para linux, he decidido crear un listado acá.

No he probado todos los servicios que incluyo en la lista, y seguro que hay alguno más que yo no conozco. Si alguien conoce alguno más -que tenga cliente/aplicación para linux- que deje el enlace en los comentarios o escriba al e-mail del blog.

Servicios con almacenamiento gratuíto:

  • Dropbox: 2 GB gratis. Aplicación para sistemas deb y rpm
  • pCloud: 10 GB gratis. Aplicación para Ubuntu (deb 32/64 bit)
  • Copy: 15 GB gratis. Aplicación en archivo autoejecutable. También se puede instalar en Ubuntu a través de un repositorio creado por terceros.
  • HiDrive: 5 GB gratis. La web dice que está disponible para linux pero no he podido averiguar qué tipo de instalador o paquetes proporcionan
  • Bitcasa: 5 GB gratis. El cliente para linux es Beta y de momento sin interfaz gráfica.
  • HubiC: 25 GB gratis. El cliente para linux es también Beta y sin interfaz gráfica.
  • Mega: 50 GB gratis. Aplicaciones para Ubuntu, Debian, OpenSuse y Fedora
  • Yandex Disk: 10 GB gratis. Aplicación para sistemas deb y rpm
  • Seafile: 1 GB gratis. Cliente para Ubuntu (32/ 64 bit) Se puede utilizar también en terminal sin interfaz gráfica
  • SipderOak: 2 GB gratis. Cliente para sistemas basados en Debian, Fedora y Slackware.
  • OwnDrive: 1 GB gratis. Cliente para OpenSuse, Suse, Fedora, CentOS, Debian y Ubuntu
  • Memopal: 3 GB gratis. Cliente para Debian, Ubuntu y CentOS
  • CloudMe: 3 GB gratis. Cliente para Debian y Ubuntu
  • TeamDrive: 2 GB gratis. Cliente para sistemas basados en deb y rpm, e instalador genérico.
  • PowerFolder: 5 GB gratis. En la página web no dicen que tipo de instalador - paquete para linux proporcionan.
Sólo de pago:
  • Wuala. Hasta hace 3 días ofrecía almacenamiento gratuito. De los mejores que he probado. Lástima que sus precios no sean los más económicos. Cliente para Debian, Ubuntu, Fedora y OpenSuse. Requiere Java.
  • AltDrive. Para hacer copias de seguridad únicamente. Cliente instalable mediante script.
  • Cashplan. Para hacer copias de seguridad. Cliente instalable mediante script.
  • Rapishare. Cliente instalable mediante Script.
El caso de Google Drive. De momento, Google no ofrece un cliente de Google Drive para linux, aunque su página web dice un aún no disponible. Mientras tanto, se pueden utilizar aplicaciones desarrolladas por terceros como Insync (de pago) o Grive (gratuito)

La imagen de la entrada está tomada de Deviatnart

martes, 28 de octubre de 2014

Repartir la pobreza, descubrir la pobreza

Estos días de corrupción galopante he deseado más de una vez ser un nuevo Robin Hood que con aire de bribón y sabio justo quite a esos indeseables ricos las fortunas que han robado y las reparta entre el pueblo. Cuántas veces hemos soñado con un reparto equitativo de la riqueza, con unos sueldos justos y equilibrados, unos impuestos que graben al que más tiene, un sistema, un modo de hacer que todos puedan tener lo mismo, disfrutar lo mismo, adquirir lo mismo.

"No se puede", me contestan los rectos. "Los pobres de este mundo no pueden tener lo mismo que los ricos, no hay para todos, es imposible". Pues saben señores, tienen razón, no se puede. No hay como. Y sin embargo, sí podemos ser todos iguales, sí podemos crecer sin discriminaciones ni abusos. Simplemente estamos planteando mal en concepto: no se trata de repartir lo que tenemos, de proporcionar medios para que el que no tiene pueda tener. No. Se trata simplemente de no tener.

La gran lacra del sistema, de la sociedad actual es nuestra imperiosa necesidad de tener más y más bienes. Evidentemente, no hay suficiente para todos. Y evidentemente no necesitamos todo eso. No son más que necesidades creadas. No las necesitamos, la solución, la verdadera felicidad no se compra teniendo bienes, sino no teniéndolos. No necesitamos repartir la riqueza, necesitamos aprender a no querer ser ricos.

Esa es la solución a todos los males y problemas actuales. No se puede sufrir o enfermar por algo que no se quiere. Aprender a se pobres, como sinónimo de ser felices y sanos, es la gran tarea pendiente que tenemos. La enseñanza que hemos olvidado y que debemos volver a aprender para dejársela como el más preciado regalo a nuestros hijos.

El camino no va a ser fácil. Tenemos que desandar el camino de la riqueza, un camino que nos ha hecho adictos, y como la droga que es, ahora nos toca desengancharnos. Aprender a vivir con poco o nada, y disfrutar de ese poco o nada, descubrir la magia de una pobreza que quita el hambre, que sacia, que torna realidad los sueños de todos y cada uno de los millones de habitantes de este maltrecho planeta.

Un marciano en marte

Un almuerzo o un café ocasional con algún compatriota en este país sirve para que la conversación acabe, una vez más, pasando lista a esa cantidad interminable de "cosas mal hechas en el país", a todas esas estampas del vivir cotidiano de esta gente que les acoge que les llaman la atención y que los que vienen de afuera creen erróneas, incorrectas, infantiles, y que, con espíritu crítico intentan remediar en unos casos o evitar en otros: el menú del día, las calles maltrechas, la incompetencia de la burocracia, los discursos rimbombantes y vacíos de contenido, y un largo y enorme etcétera. En la confidencia de un café entre iguales, y sin alzar mucho la voz, todo cabe y todo vale, y surge un espacio de deshago de ese vivir cosas chuecas a diario.

Yo al cabo de unos minutos no puedo sino observarles con una sonrisa de cariño, como se mira a esos niños pequeños que no saben lo que hacen. Claro que, al final del café, y según camino a casa me dio cuenta de que no son tan niños y me pregunto una vez más: cuándo aprenderán. Siento cierta rabia y vergüenza por estos compatriotas míos que viene acá todavía con la mirada del ser superior, de ese que piensa que él es el único dueño de lo que está bien, y que, mira tú por dónde, tiene que convivir con el desorden de unos pobrecitos que no espabilan.
Quizá por eso rehuyo el reunirme con mis queridos compatriotas, sobre todo con los recién aterrizados.

La vida aquí no es mejor ni peor, no está más ni menos desorganizada. Simplemente es distinta. La gente tiene distintas maneras de vivir. El habla coloquial es distinta, al igual que el vestir, el comer, o la forma y el lugar en que se establecen las relaciones sociales, y es todo ello lo que le da identidad, riqueza y gracia única a una sociedad. Aquel que no es capaz de ver esto, está ciego, y acabará una y otra vez tropezando por culpa de su autoinfringida ceguera.

Donde fueres haz lo que vieres. Cuán a menudo se olvidan de eso. Aprende a mirar a través de los ojos del otro, déjate guiar por él, empápate de su vida y su cultura. ¿Tan difícil es? Parece que sí, y sin embargo, no lo puedo afirmar rotundamente: yo absorbo cultura popular por los poros de la piel, lo necesito, lo hago involuntariamente, casi por simbiosis. No he sido condenado a vivir en un lugar que no entiendo, he llegado a ese lugar por voluntad propia, para enseñar y dejarme enseñar a su vez, para conocer otras vidas y crecer en ese conocer. Sé que nunca seré totalmente parte de esta sociedad, pero no huyo de ella buscando restaurantes de comida europea, locales con "buena música", o placenteros y anodinos viajes en avión. Todo lo contrario, me dejo llevar por ella: camino por sus calles, me mojo con la lluvia de su clima y su gente, sonrío a los vendedores, rebusco y me pierdo por los mercados, cambio mi jersey por un saco de esos que sólo se ponen los indígenas y los gringos para la foto, me subo a atestados buses urbanos con música a todo volumen, me lanzo a los caminos en ranchera, como el menú del día y algún que otro plato "exótico", dejo de está aquí para estar acá.

"Pero, ¿no hechas de menos lo tuyo, no te vuelve loco este desorden?" "¿Qué desorden?", les contesto yo. "¿Acaso este desorden es peor que el nuestro?" No hay desorden alguno, hay un orden distinto. No lo voy a negar: no dejo ni dejaré de ser nunca una persona crítica, pero mi crítica es la misma a los dos lados del charco: critico a una inepta burocracia, a unos políticos que olvidan al pueblo, un vendedor de comidas que no cumplen las mínimas normas de higiene, un conductor o peatón que no respeta las más mínimas normas de seguridad vial. Problemas, que por el bien común creo que hay que corregir, y problemas todos ellos de los que no se libra ninguna sociedad, por desgracia.  Los otros asuntos, los "propios del lugar" no son problemas, es como ya he dicho, el colorido de la vida que nos empapa, y aquel que se niega a dejarse empapar acaba viendo una aburrida y monótona vida en blanco y negro, perdiéndose todo el sabor y la gracia del vivir.

Vivir atrapado en al nostalgia es malo. Uno no se olvida de dónde viene, pero añorar el sabor del plato de casa todos los días, es una enfermedad terrible que nos impide disfrutar del día a día. Yo prefiero saborear estos nuevos manjares y dejar el sabor del plato casero para cuando vaya a casa. Prefiero sentirme parte del mundo, con sus penas y alegrías a pasar rozando por él.

El día en que aprendamos a ver a través de los ojos del otro, aprenderemos de una vez que en realidad somos muy parecidos y borraremos la palabra "distinto" del diccionario.

domingo, 12 de octubre de 2014

La parte contratante de la primera parte

Otra vez vuelta a empezar. Y esta vez ¿me vuelvo capitalista? Dios me libre del mal, del capital. Y es que tengo la sensación de ser el último mono que no se deja guiar por el dinero. Hago mi lista y al final me digo: a sí, esto también, pero bien abajo en la lista de prioridades. Es entonces cuando me miran raro diciendo como diciendo "no entiendo". Y yo tampoco, me dan ganas de contestar.

El ser humano se equivocó cuando lo inventó. O a lo mejor no lo inventó y es el fiel reflejo del fruto prohibido del paraíso, la razón última de nuestra desgracia: el dinero tiene un tacto suave, un tintineo atrayente, pero ya puedes lavarte rápido las manos después de tocarlo, o caerás envenenado. A menudo, después de contar billetes tengo la sensación de ser el escribano de turno de aquella biblioteca de El nombre de la rosa.
El demonio vive en las ramas del árbol del fruto prohibido, que está en el patio perfecto de una lujosa y perfecta mansión, y de las ramas de este árbol plantado por un diablo cuyo tridente acaba en símbolo de dólar, cuelgan tentadores billetes verdes, brillantes tarjetas de crédito y monedas de plata. Atraen ciegamente a propios y extraños de ambos sexos. Que nadie meta por medio a la mujer, que nadie la culpe. Estoy seguro de que hubiésemos mordido nosotros mismos el fruto sin necesidad de intermediarios ni invitaciones. Es más, seguro que mordimos nosotros mismos la manzana, y en uno de esos -tan habituales- momentos en que la sangre no nos fluye más allá de la cintura, la violamos y la contagiamos alguna enfermedad venérea que nos puso a los dos en cuarentena por los siglos de los siglos.

Esta versión del génesis me encaja mucho mejor con la realidad, sí.

Pero dejemos a Adán y Eva en paz. El caso es que después de conversaciones y reuniones, y vueltas más vueltas a convenios con múltiples partes, comienzo, o quiero comenzar, una nueva etapa ¿otra? en mi vida, laboral, profesional, y espero que no de cabrón gilipollas capitalista neoliberal (cuatro sinónimos, uno detrás de otro)
Y es que cuando en un trabajo me empiezan diciendo "te pagaremos tanto", yo contesto con un "ya veremos" que deja a todo el mundo helado.

El día que el dinero sea considerado como un mal a erradicar, todos viviremos felices. Ese será el día en que realmente confiemos los unos en los otros y nadie de modelos y sistemas económico sociales que sólo sirven para perder el tiempo (en otras palabras, no sirven para nada) Mientras tanto, seguiré siendo el loco que tira piedras contra su propio tejado, que no acepta limosna, que rechaza altos cargos con altos sueldos, vive con lo puesto, que no necesita nadie que le planche y le lave, que disfruta limpiándose su propia mierda. Aquel que no calla y le regaña al amigo del alma cuando cree que se equivoca, aquel que siempre pensará en los demás primero para poder después pensar correctamente en sí mismo.
Aquel que vive el presente, sembrando y pensando en el futuro, un futuro que construye para sí mismo, consciente de que sí mismo son los que vendrán.

Que sigo soñando, que sigo buscando mi sitio. Que sigo haciendo chiste de cosas serias porque las cosas que nos venden hoy como serias son absurdas tonterías. La seriedad está en la belleza de las cosas que crecen solas, como las flores de mi jardín.

Aquí sigo y seguiré, desvelando el velo con el que otros cubren la belleza.
Préstame tus ojos, que yo te presto los mios.

2001

¿Dónde quedó dos mil uno?
¿Dónde llegamos, donde dejamos
nuestra huella indeleble
de avezados-absurdos humanos?

Viajábamos rumbo a Júpiter,
en un recodo del camino, ¿nos perdimos?
¿Cuál fue el sinsentido, la pelea,
que nos hizo retroceder diez siglos?

 Nuestro vuelo acabo chocando
enterrado bajo polvo y llantos
una vez más fracasando,
no entiendo qué es ser humanos"

No, nadie, ni uno sólo.
Creo que ya no soñamos
tenemos miedo a las estrellas
con humo de guerra las ocultamos

y creemos vivir seguros
hoy dominantes, mañana dominados
hoy creyéndonos nuestra falsa virtud
mañana con falsas risas resignados.

¿No podríamos de una vez
pasar la página, esa llena de espanto
y cubrir la tierra de estrellas
ahogar con ellas guerras y llantos?

¿No podrías ser el sistema
ese con que guían nuestros pasos
la rueda en el cielo, el misterio
la humanidad unida, abriéndose paso

descubriéndose a sí misma
construyéndose a sí misma
compartiéndose a si misma
fundiéndose en si misma.
caminando...

¡Caminemos pues hacia dos mil uno!
que sea esa la fecha del futuro creado
la meta que guía nuestra esencia
dinero y esfuerzo invertidos en estrellas
un papel verde sin valor ni olor de guerras
una luz que brilla y nos recuerda
la esencia verdadera del ser humano.

miércoles, 27 de agosto de 2014

A los treinta y tres (casi)

Poema escrito en 15 minutos después de estar todo el día esperando el momento adecuado para hacer una llamada que al final no fue hecha sino recibida.

Con la formalidad de mi ser
hoy me levante pensando en ti:
veintisiete es hoy treinta y tres,
Ay que ver cómo suma el tiempo
ya no hay días en el mes.

¿O será que estás viviendo
en el mundo del revés?
donde los amigos serios
por formales llegan tarde
incluso por internet.

Tú la primera en felicitarte
a ti los años y el despiste a él,
ése que estaba esperando
salieras del trabajo, dieran las seis
para decirte con cariño
¡felices treinta y tres!


martes, 26 de agosto de 2014

Los no-deberes y no-derechos como ciudadano

Durante mis años de escuela e instituto, y después con una mirada más crítica en la Universidad, me enseñaron que como ciudadano tengo unos derechos que deben ser respetados y correspondidos por las autoridades de turno, y unos deberes con los que yo debo corresponder.
Además se me enseñó que esas autoridades de turno no están ahí por gracia de dios o del dólar; están ahí por nuestra voluntad -la mía y la de los demás ciudadanos-, y que yo como ciudadano tengo el deber de, no solamente elegir a esas autoridades sino de ser -si así lo deseo- una de ellas.
Por lo tanto, las autoridades de turno somos todos nosotros, los ciudadanos, que nos autogobernamos delegando tareas a un pequeño grupo de personas para facilitar esa tarea tan compleja que es el gobierno. Somos juez y parte (¡qué curioso!) de nuestras propias vidas en sociedad. Elegimos cómo queremos que nos gobiernen (como gobernarnos) y ello mismo estamos en nuestro derecho y deber de corregir a esos gobernantes -que son nosotros mismos- cuando se equivocan.

Hasta aquí, la construcción lógica tiene todo sentido. Pero si algo olvida con demasiada facilidad el ser humano, es su capacidad lógica. Pronto, después de razonar y abrazarse como humano, libera su ego y piensa que él, por alguna falsa justificación es superior a los demás, que éstos le han entregado a él todo el poder porque él es más capaz y por lo tanto tiene todo el derecho a hacer las cosas a su antojo para el mejor beneficio de todos.
Claro que nunca dirá esto así, en estos términos y en público. Utilizará una jerga mucho más complicada y enrevesada. A esa jerga le llaman política.

Y así, de pronto, todo eso que le enseñaron a uno como ciudadano durante sus años de escuela y universidad se viene abajo cuando se da cuenta de que no puede protestar contra lo establecido. Si denuncia a sus gobernantes reclamándoles que no hacen lo correcto, que mienten, que engañan, que tergiversan u ocultan la realidad, le llamarán en el mejor de los casos mentiroso, antipatriota, le acusarán de tirar ingenuamente piedras contra su propio tejado; y en el peor de los casos, le perseguirán sutilmente, le someterán a una inaparente censura, le condenarán al ostracismo o le perseguirán hasta la cárcel o la muerte.

¿Y todo porqué? Por ejercer su derecho como ciudadano. Por participar en el gobierno de su país y reclamar, orientar, preguntar a aquellos que ÉL ha elegido para que le gobiernen.
Le callarán e inmovilizarán en favor de la democracia por hacer uso de aquello que llaman democracia.

Democracia. Que palabra tan desgastada y desacreditada. Supongo que tendremos que inventarnos otra nueva. Y mientras se nos ocurre, seguiremos participando de la vida política del país, digan lo que digan los que están arriba, digan lo que digan las leyes hechas a medida por los que están arriba para los que están arriba. Si nos limitan la libertad, si no nos representa a todos, no son leyes que nos legislen. Aunque suene triste y trasnochado, a cuento de viejas, seguiremos el camino de aquellos que protestaron, que se manifestaron en las calles, que se declararon en huelga, que alzaron su voz en contra del unísono en "democráticos" senados, que tomaron fotos a escondidas en lugares que deberían ser públicos y transparentes, que sacaron a la luz pública los trapos sucios de ese país, de esos gobernantes que le representaban.

Lo haremos hoy, y mañana y siempre que haga falta. Porque si nos limitan la capacidad de cuestionamiento, si borran del diccionario las palabras "Por qué" y las palabras "protesta", nos borran a nosotros mismos, dejaremos de existir y nos talarán poco a poco, como a los árboles de la selva ¿Serán ellos, los árboles conscientes de lo que les está pasando? No me atrevo a responder esa pregunta, pero lo que sí se es que nosotros debemos ser conscientes o desapareceremos en nuestra inconsciencia.


sábado, 23 de agosto de 2014

Papel de cebolla

Una carta me siento a escribir
sobre viejo papel de biblia;
le escribo al viento,
me escribo a mi,
estas tenues y livianas líneas.
Mi mano autómata intenta decir
dibujando trazos de escriba,
angustias del tiempo
que toca vivir,
sentires ahogados buscando salida.
Que por dentro siento el fluir
de los ríos ocultos de mi vida;
dolores que no cuento,
oculto sufrir,
llantos en tristes melodías.

Cuando mi mano no sabe seguir,
cuando me desvelo hasta el alba,
cuando quiero y no puedo
de este corazón sus puertas abrir,
de dolor unas lágrimas llora mi alma.

domingo, 27 de julio de 2014

La tierra prometida

La sangre que salpicaba ayer la pantalla de mi televisor, las ciudades convertidas en escombros, los hijos de padres asesinados, la estrella azul de cinco puntas cortantes e hirientes, la rabia la impotencia interior.

La explicación, justificación histórica o religiosa. ¿Pero es que puede haber justificación alguna? Lloro en mi interior todos los días por el Holocausto y pido que nunca más se vuelva a cometer tal barbarie, y compadezco a los que lo padecieron en carne propia y genética, y luego me seco mis lágrimas con rabia al darme cuenta de que ¡ellos mismos, que condenan, que sufrieron en carne propia el exterminio, el asesinato en masa sin justificación alguna, ellos mismos hacen de esa práctica su día a día!.

¿Qué tiene ese pedazo de tierra de 22.000 km2 que tanto atrae, que tanto anhelo, pasión, lucha hasta la muerte despierta en tanta gente? Por alguna razón nunca entenderé eso, en algún sitio dejé el hatillo, las llaves de casa, y manché mis pies de tantos barros que ya no me conformo con uno solo y mis pies no saben estar parados. Pero, pensando en ello, en esa tierra prometida y en esa terrible diáspora, señores, creo que encontré la solución a su problema:

HAGAN LAS MALETAS. Salgan todos ustedes, hijos e hijas de Abraham, de Asia, de América, de Europa y África, de las islas del pacífico y el índico, y regresen a su tierra prometida. Se la dejamos toda para ustedes sólos. Váyanse y no jodan más. Nosotros, los que aún nos reconocemos los unos a los otros como hermanos a pesar de pensar, de creer diferente, a pesar de nuestro diferente color piel, de nuestros diferentes idiomas, nosotros, que aún sabemos el verdadero significado de la palabra amor y de la palabra prójimo, nosotros, compartiremos el resto de este mundo.

No vamos a pelear más. Si por mandato divino creen que no deben amar, que no deben compartir, que deben condenarse a sí mismos al ostracismo, encerrándose en 20.000 kilómetros cuadrados de puro desierto rodeados de fríos y yermos muros de hormigón armado, sigan su mandato divino, háganlo. En su encierro de soledad, el verdadero dios, no ese que ustedes se han inventado, les dirá qué sólos están, qué ciegos están; y quizá entonces recordarán que una vez fuero repudiados, sí, que una vez fueron expulsados, sí, que una vez fueron perseguidos, sí; pero también una vez fueron acogidos, fueron consolados, fueron socorridos, fueron amados por personas que como ustedes también fueron en algún momento repudiados, excluidos, perseguidos, asesinados.

Nadie tiene las manos limpias de sangre en esta tierra, y ninguna mancha de sangre está justificada. La sangre no germinará el desierto, no tornará realidades deseos y promesas, no calmará la sed de ningún dios. Sólo dejará esta tierra yerma y vacía.

sábado, 26 de julio de 2014

Al borde del precipicio

Es como uno de esos sueños extraños que uno pudiese tener cualquier noche: la imagen de los 7.000.000.000 de habitantes de este planeta apretujados al filo de un gran precipicio, viviendo indiferentes, metidos en estúpidas rencillas o ensimismados en estúpidas comodidades sin darse cuenta de que el suelo a su alrededor cada vez se hace más pequeño y el día menos pensado se va a ir todos a un enorme abismo negro sin fondo.

Lo curioso de este sueño es que no me asusta el abismo negro, sino la indiferencia de las personas que, de manera increíble, toman el camino que va directo y al a velocidad del rayo al abismo. ¿Como pueden ser tan estúpidos? Está ahí, solo tiene que mirar a un lado para verlo, y sin embargo continúan avanzando hacia él. A veces creo que piensan "Aún falta mucho" o "Tonterías, eso nunca va a pasar" o en muchos casos "yo no me voy a caer, se caerá el vecino, pero yo no".

El abismo, ese terrible abismo, no es el producto del crecimiento descontrolado de la población mundial. No es un abismo "maltusiano". El abismo es el producto del egoísmo y la avaricia de muchos y del quemimportismo de otros tantos. Es resultado de todos aquellos que sólo piensan en su yo presente, en sus necesidades actuales, en lo que les pide el cuerpo y la mente en la actual fracción de segundo; y de esos otros, que conscientes de los actos egoístas (y por lo tanto excluyentes) de los primeros, dicen un "bah, no importa, yo ya tengo lo mío", y miran para otro lado.
El resto de actores de este drama, no importan, no cuenta, no tienen voz ni voto, porque nunca se les ha dado, o porque se les han engañado haciéndoles creer que se les ha dado cuando en realidad no ha sido así.

Y así el mundo sigue, y día tras día las compañías y bancos se fusionan, crean enormes monopolios (u oligopolios, término que acaba siendo en el fondo un eufemismo de monopolio) despiden miles de trabajadores y aumentan su poder y riqueza mientras que otros ven mermados (o incluso totalmente liquidados) su poder adquisitivo. Estos últimos no protestarán, convencidos (triste realidad) de que, o bien la empresa tenía razón o bien "el sistema me amparará".

La realidad es que la empresa no tiene razón, porque lo que ha hecho ha sido crear verdades a partir de mentiras, y el sistema nunca les amparará porque el sistema entendido como superestructura ya no piensa en la totalidad de los individuos, sino en unos pocos que lo justifican; y el sistema entendido como solidaridad y familia "humana" ya no existe por que la egoísta práctica empresarial se ha encargado de preocupar tanto a cada uno de sí mismo que ya no queda sitio para preocuparse de los demás.

Día tras día el mundo crece, y crece al día. Hoy a subido la bolsa, hoy alguien a aumentado sus dividendos, su poder económico, político y social, hoy alguien ha llegado a casa satisfecho de tener un trabajo de 8 horas bien o mal pagado, hoy alguien ha conseguido pagar el alquiler, dar de comer al los niños o al perro, ha podido comprarse una camisa que sólo le durará hoy. Hoy el día acaba. Mañana volverá a ser hoy.

Bajo sus pies, el abismo cada día se hace más grande. Cada vez hay más tierra vacía y más recursos, cada vez hay menos oportunidades, menos perspectiva de futuro.
¿Futuro? ¿Qué ese eso? Ah, sí, una palabra que borraron hoy del diccionario.

domingo, 29 de junio de 2014

El derecho a ser iguales

"Recuerdo perfectamente el día que nací. Ahí estaba yo. Después de todo el estrés, descansado en una inmaculada cuna de cristal, en un cuarto enorme junto con mis 25 primeros compañeros. Todos adormilados y felices, con la misma expresión en la cara, todos rosados en impolutas cunas de cristal idénticas, tapados con idénticas mantas de color azul, o de color rosa: ah sí, eso era distinto: mi vecina de al lado era niña. En eso no podían hacernos iguales por suerte, y por desgracia: si eres niño azul, si eres niña rosa. ¿No podían esperar un poco antes de empezar a llenarnos el cerebro con estupideces?

Pero en fin, el caso es que ahí estábamos todos, en nuestras cunas con nuestras mantas, un inmenso mar azul-rosa a los ojos de nuestros padres, mirándonos ilusionados a través del cristal de la ventana del pasillo, cada pareja señalando confidencialmente una de las cunas. ¿Como podían saber, así a la distancia y en semejante cuadro fordista quién era quién? Estoy seguro que más de uno se equivocó al llevarse su bebé a casa. Los míos por suerte no, lo supe en cuanto mi madre me tomó en brazos: hay perfumes que ningún fabricante de cosméticos y colonias puede imitar u ocultar.

Mis primeros meses los pasé en casa, luego me empezaron a sacar a pasar en ese carrito con una odiosa capota que no me dejaba ver nada salvo la esperpéntica cara de alguna persona que se asomaba queriéndose hacer el gracioso. Creo que esas narices y manos en primer plano son el origen de mis pesadillas. Esas y el blanco inmaculado de aquella sala de las cunas.
El tiempo pasó por fin, yo crecí lo suficiente y el carrito se convirtió en una silla. ¡Ah por fin, ansiada libertad! Poder disfrutar del aire en la cara, del paisaje del parque. Lástima que la piloto de mi silla no se animase nunca a aumentar la velocidad. Recuerdo especialmente una de las primeras tardes: mi madre y mi abuela y unas cuantas madres y abuelas más, sentadas en los bancos de parque, conversando de lo que conversan las madres y abuelas que tienen un nuevo hijo o nieto, y nosotros: un ejército de sillas mirando al frente, esperando el toque de corneta, el disparo que marcase el comienzo de la batalla o la carrera. Un ejército recién nacido de sillas azul marino con sonrientes y ansiosos ocupantes que no entendían esa manía de sus padres de hacerlo todo igual. "Mira mi silla es igualita a la tuya" decía con sorna mi amigo de la derecha. "No, no la mía tiene aquí todavía una mancha del vómito del jueves ¡qué bien me quedó, mi madre aún no ha podido borrarla del todo! Estábamos bromeando sobre nuestras sillas igualitas producidas en serie (y en serio) cuando rauda ante nuestras narices pasó una niña sonriente, a toda velocidad en una silla pintada como un arcoiris. "¡¿Visteis eso?!". "¡Sí, sí!" gritamos todos sorprendidos e intrigados.
La niña no volvió a pasar volando en su silla multicolor, y pensaría que había sido un espejismo creado por nuestro desierto azul marino si no fuese porque a la salida del parque me encontré con esa niña jugando en el aire sostenida por las manos de su padre mientras su mamá descansaba -seguramente cansada de tanta carrera- apoyada en aquella maravillosa silla. Nunca se me había caído la baba durante tanto tiempo estando despierto. ¿De dónde habían sacado aquellos padres esas ropas que llevaban? Desde luego, nada que ver con la de mis padres, y nada que ver con mi aburrida camisa: la ropa de aquella niña parecía uno de mis maravillosos dibujos, esos que mi maestra miraba con falsa sonrisa y luego me decía: "Mira, se hace así". ¡Qué sabría ella! ¡Qué manía de atar y enmudecer al Pollock o al Miró, o al Kandinsky que todos llevamos dentro! ¡A la mierda la linea recta y el círculo concéntrico trazado con precisión de compás! No, tampoco eso: de palabrotas nada, Y cuidado con mancharle el babi (azul o rosa) del parvulario. Recuerdo la bronca que nos cayó, dos veces además, el día que la maestra nos dio témperas por primera vez y cada uno decidió arreglar su babi a su gusto. Qué poco duran las cosas buenas.

Unos años más tarde nos cambiaron el babi por unos uniformes azul marino, y a correr por la escuela. Aún recuerdo la liberación que suponían aquellas clases de gimnasia cuando uno podía soltarse la corbata y ponerse un chándal, azul marino y con letras amarillas. Desde luego, que borrachera de azul que cogimos todos durante nuestra infancia y adolescencia.
-¡No me vestiré de marinerito, no y mil veces no!
De poco sirvió mi grito de desertor a los 12 años a punto de hacer la primera comunión. Ni le sirvió a la inmensa mayoría de mis compañeros: Las niñas ensayando su día de boda vestidas de blanco y llenas de flecos, los niños de marineritos, uno de esos misterios sin resolver ¿que tienen los marineros de atractivo? A mi la primera imagen que me viene a la mente cuando pienso en marineros es la del tipo de los Village People o algo similar, que seguro era Gay. Si le hago caer al cura en eso, de una nos cambia a todos el traje de marinerito por alguna otra estupidez.

Uniforme de marinerito para la comunión, uniforme azul marino en el colegio. Toda mi vida escolar la recuerdo monocromática y monótona escrita con "letras cursivas de 75 grados según la normativa ISO", cuántos trabajos a doble espacio, letra 12 tipo Arial, justificado izquierda y ¡firmes!, le faltaba por gritar a algún profe. Clases en filas, todos bien ordenados, siempre el mismo color, siempre el mismo diseño estándar en los colegios, en todos los colegios. Y luego en el instituto, y en la universidad. El mismo diseño, el mismo método, el mismo patrón.

Así que hay pasan los años, primero vestido por papá y mamá, luego por algún fabricante de ropa que bajo la contundente frase "este año se llevan las camisas a cuadros" te obliga -a tí y a toda la sociedad- a uniformarse involuntariamente. Y poco a poco, la mayoría de nosotros deja de ver extraña aquella sala de hospital fordista, y deja de protestar por las estúpidas decisiones de colores, y acaba reproduciéndose y colocando el fruto del azar genético -único, distinto, irrepetible-, en una sala de hospital cuadriculadamente estandazarizada para poco a poco ir borrando todas las peculiaridades de ese nuevo ser y transformarlo en uno más, un individuo más, igual que el vecino, con las mismas características, sueños y deseos, para que no sufra y porque es nuestro deber como miembros de este maquiavélico plan "humano" que todos seamos iguales. Así lo reza la ley, así lo reza el gobierno, así lo rezan entre comillas esos señores que halan de los hilos.

Pues escúchenme. Yo no quiero ser igual. No se si podré romper mi molde, ese que ustedes hicieron de mi, ese que con tanto esmero he cuidado. Hoy, de pié frente a ese frío cristal de la sala post-parto del hospital he visto y sentido aquellos primeros momentos de mi vida y algo a hecho clic en mi interior. ¡Ay Señor! ¡Hasta a ti te han estandarizado, enseñándome el único y válido camino para llegar a ti, para compartir contigo! No, no, no. Mire señora enfermera, yo me llevo a mi hijo ahora mismo de esa esa antiséptica, antes de que se pierda entre la multitud. No me cuente cuentos estúpidos sobre vacunas y manuales para el cuidado de bebés, y puede quedarse su estúpida mantita azul. Mire señor ministro de educación, me llevo a mi hijo, quiero que aprenda a ver el mundo de verdad, que aprenda quien es, que saboree y disfrute su idioma, sus costumbres, sus tradiciones, y que vista con el colorido de ellas el frio gris de sus raíces cuadradas y decore con ellas los muros tristes de sus colegios monocromáticos. 

Quiero que crezca en igualdad a sus semejantes sí, con las mismas oportunidades, sí; quiero que sea parte de los constructores de este país, de este mundo sí; pero que sea el mismo: que tenga libertad para escoger su camino y libertad para elegir cómo caminar su camino. Que su propia manera de ser, sus raíces, sean las que den color a ese futuro país sin desaparecer, mezclándose en el crisol del futuro. Quiero que crezca en una sociedad en la que no se sienta discriminado por ser diferente, sino que crezca orgulloso de ser diferente.

Hoy me he quitado el uniforme. Se me han saltado varios botones de la camisa y no se dónde he dejado la corbata. Podría ser un drama, pero no lo es. Porque no me importa en absoluto. Hoy he recordado porqué vine a este mundo y lo que me pasó después y he pintado mi propia bandera; no me ha salido ninguna linea recta y los colores se han emborronado un poco. Es la bandera de la defensa del verdadero derecho a la igualdad: el derecho a ser todos libres, únicos e iguales a la vez. Iguales en nuestro derecho a ser diferentes."

viernes, 6 de junio de 2014

Ilustre ciudadano español

Felipe González de Borbón y Aznar
ilustre ciudadano español
que vive de réditos sin trabajar
como bien manda la tradición.

Felipe González de Borbón y Aznar
ilustre ciudadano español
abre la ventana de par en par
y enérgico habla cara al sol

¡Españoles no os dejéis engañar!
de viles sirenas es esa canción,
¡defendamos escudo y solar
el mal viene con coleta y hoz!

y una vez más bien sagaz
convence al pueblo español
defiende firme la constitución
mañana habrá un sucesor.

Un nuevo rey que coronar
un pueblo desnudo emperador:
almas ilusas para vender-comprar;
saborea el triunfo el ganador:

Felipe González de Borbón y Aznar
ilustre ciudadano español
que vive de réditos sin trabajar
como bien manda la tradición.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Una selva, tantas visiones

Un mar verde. Misterio para unos, fuente de riqueza para otros, el mundo conocido y finito para unos pocos, una zona innota del mapa para la gran mayoría.

Y sin embargo, el país de hoy en día no podría existir sin ella, sin lo que ella esconde bajo el exuberante pero frágil manto vegetal. Para la mayoría de habitantes del país, la amazonía no es más que una mancha uniforme y sin definir en el mapa. Ahí hay indios, de ahí sale petróleo, manado limpiamente como maná caído del cielo para nuestras necesidades. Tan ingenuos como aquel turista estadounidense que, viajando hacia Cuyabeno me preguntó señalando a los tubos de los oleoductos:
-What are these pipes for?
- They carry oil, crude oil.
Me miró extrañado. No era que no entendiese mi mala pronunciación, era simplemente que en su imagen mental de la selva, esa que le habían transmitido desde niño, no había una selva sembrada de oleoductos, campos petroleros, contaminación, bosques devastados por la acción extractora y descuidada del hombre. Cómo lamenté que en la carretera hacía Tarapoa y Cuyabeno no se viesen las marcas patentes de esta actividad durante décadas; mi explicación, ni breve narración de la historia reciente de la amazonía no hizo sino asombrar más que inquietar a mi compañero turista, que prefirió olvidar mi cuento de horror y conservar en su mente esa imagen idílica de la selva, afianzada por su aventura personal durante cuatro días en el Parque Nacional Cuyabeno.

Así, verde y prístina, o verde y hedionda, ven la selva la mayoría de ecuatorianos. Pocos parecen conocer la realidad, a pesar de los miles de personas que se han visto y se siguen viendo forzados a trasladarse e incluso hacer su vida en la llamada región oriental; ni siquiera éstas parecen conocer la selva: a veces tengo la sensación de que la amazonía a penas roza la vida de estas personas que pisan su suelo; para ellas podría ser cualquier otro rincón del país, y cada uno de estos pocos viajeros, tiene una visión completamente distinta, incompleta quizás, incomprendida, seguramente, de esta región del país, que se extiende fuera de las fronteras de aquellos que la quieren hacer exclusivamente suya.

No suelo decir a donde voy ni de donde vengo, pero por mi carnet de extranjero, la pregunta siempre acaba saliendo al aire, y ante mi respuesta, todo es silencio -por desconocimiento geográfico en todas sus ramas- o un "está loco, qué se le habrá perdido allá".
Otras veces, uno se sorprende al encontrarse con otra alma errante del oriente. Basta una simple carrera en taxis por el intrincado tráfico de Quito para conocer a un hombre ya curtido en años, que, cansado de las noches al raso, los carreteros enlodados, las lanzas de los waoranis, y las picaduras de los zancudos, acabó cambiando su tanquero de petróleo por un taxi. Para este hombre la selva es el peor de los infiernos, un agujero verde y fangoso que no está hecho para que viva el ser humano, únicamente esos indios que -para él- de humanos no tienen nada.

En otra ocasión, el compañero es un petrolero, que habla del progreso de la técnica, de la maravilla de poder llegar al corazón mismo de la selva, sacar el petróleo, construir un oleoducto y escapar volando en helicóptero de vuelta a la "civilización", donde un más que generoso sueldo le permite vivir por todo lo alto, en los andes, manteniendo una casa de campo en la selva, hijos de dos o tres mujeres, todos creciendo sanos, y él en medio, narrando a sus amigos y compañeros sus aventuras en la selva, mostrando fotografías de lugares "de película" las fotos de las bestias más feroces en peligro de extinción, consciente, y aceptando la realidad, de que la contaminación y el progreso son males necesarios: él ya tiene en su celular la foto de la pantera y la anaconda ¿para qué más?

Visiones de ciudadanos de a pie, como lo son también la visión del ecologista que mira la selva como un gran zoológico donde el hombre -cualquier hombre- está de más, o del romántico viajero, misionero o aventurero que sigue viendo esa selva de "antes del caucho",  donde los indígenas aún incorruptos vivían en una perfecta simbiosis con un medio ambiente aún no profanado. Visiones también como la de un gobierno-Estado que de pronto salta de un mapa al terreno verde extendiendo sus cálidos brazos de papá estado hacia los desamparados y durante décadas olvidados sin ver realmente a esos desamparados, extendiendo planificaciones económicas y políticas de desarrollo que entierran bajo su progreso la riqueza última y verdadera de estas tierras: su diversidad humana.


Y frente a todas estas visiones, la de ese indígena, ese que parió la selva, cuyo mundo llegaba donde las nieblas que se agarraban al atardecer o al amanecer al cauce de los grandes ríos y las estribaciones de las ocultas cordilleras marcaban el fin del mundo, un mundo finito, rodeado de grandes abismos, de grandes peligros en los que era mejor no aventurarse. Qué poco sabía él que esos peligros innotos, narrados sabiamente el mitos, iban un día a dar el salto apoderándose de su frágil mundo.

Una selva. Un verde misterioso que palidece cada día ante nuestras miradas, recordándonos nuestra propia fragilidad como especie humana, nuestra propia ignorancia no reconocida, queriendo explicar el porqué y la razón de la existencia este mundo, siempre sometiéndolo bajo el prisma de nuestras necesidades personales como caprichosos dioses del Olimpo, inconscientes de nuestra humanidad y de nuestra dependencia de la razón última de toda esa creación, ésa que dejamos en el olvido, condenándonos nosotros mismos al olvido como aquellos dioses griegos de los que hoy día sólo quedan ruinas.

lunes, 26 de mayo de 2014

Europedos

¿Victoria de los ciudadanos, despertar de la izquierda, resurgir fascista, fin del bipartidismo, continuismo? Todas esas palabras pueblan los titulares de prensa desde ayer a la tarde-noche, y pululan en las elucubraciones de los distintos analistas políticos en los distintos canales de televisión.
¿Tiembla Europa?

Para mí la cosa es bastante más sencilla: la gente se ha hartado de unos políticos que ya no gobiernan pensando en los ciudadanos a los que representan, si no que lo hacen para las corporaciones, para la banca internacional, que vendían el país según marcaban intereses internacionales (europeos o mundiales). ¿La solución? Votar a aquel que te promete gobernar para ti, para el pueblo, para los ciudadanos de a pié. Ese es el discurso que ha triunfado en estas elecciones: Francia para los franceses, Cataluña para los catalanes, un gobierno de y para los españoles; dejemos de vender nuestro país a la banca internacional, dejemos de orientar nuestra economía de acuerdo a unas directrices "supranacionales" que no nos benefician.

Es el triunfo del nacionalismo, pero no el del nacionalismo al uso que venimos conociendo, sino el nacionalismo de esos ciudadanos que, patriotas o no, están cansados de ver como su país se vende, se humilla ante un sistema político-económico mundial en el que no sen ven representados, que no les beneficia y que además les hace responsables de todos los problemas que él mismo ha causado.

Pero, y aquí está lo preocupante, tampoco es un resurgir de las ideologías de un signo u otro. La gente no ha votado a las izquierdas convencida de seguir un modelo socialista o comunista, la gente no ha votado a la ultraderecha convencida del discurso fascista y xenófobo de estos, no. La gente ha votado a la opción que decía lo que ellos querían oír: "Nosotros vamos a gobernar por la gente de nuestro país y para la gente de nuestro país." Este ha sido el discurso triunfador, el discurso de la izquierda en España, en Grecia, de los nacionalistas catalanes o de la utraderecha francesa. la ideología de un partido u otro a quedado en un segundo plano, tanto en la boca de aquellos que esgrimían el discurso como en el pensamiento de los ciudadanos que les han votado: que sea un fascista, es algo secundario un mal menor, siempre y cuando gobierne para nosotros.

¿Pensamiento infantil, iluso? ¿Engaño en el discurso político? No, nada de eso. Simple y llana comodidad. Buscamos nuestra propia comodidad, y no la vamos a arriesgar comprometiéndonos con una ideología, sea ésta del signo que sea. Votamos a aquel que promete satisfacer nuestras necesidades inmediatas, lo que venga después será para el que venga después.

Duele decirlo, pero las masas siguen dormidas en su conformismo, en su comodidad y egoísmo más rancio. ¿Comprometerse? No mejor, no. ¿Hacer por los demás? No, ya tengo bastante con lo mío.

PD: Gracias  a J. Cifuentes por el título de la entrada.

sábado, 17 de mayo de 2014

Comer por dos

- Oye, ¿qué sabes de ella, sigue por acá, finalmente se fue afuera a trabajar?
- No, no. ¿No te enteraste? Se quedó embaraza y... Bueno, ya sabes.
- ¿Embarazada? ¿Pero cómo?
- Pues supongo que algún encuentro cariñoso con su novio, yo qué sé. Esas cosas son así.
- ¡¡Pero por qué narices en este país no usan condón!!

La última palabra de este diálogo es todavía un tabú en la sociedad ecuatoriana. Si uno la suelta en cualquier conversación, así, de forma natural, lo más seguro es que todos los presentes se pongan colorados, bajen la mirada, o les de la risa tonta.

Aún no se bien porqué existe ese pudor tan grande a hablar de sexo en público, incluso entre personas del mismo círculo social y de edad, es un tema que no se habla. Las groserías y chistes machistas al uso existe aquí como en cualquier país, como ejemplo terrible de lo que muchos entiende todavía como sexo, sin entender, tristemente, ni un ápice del asunto.

¿Es algo cultural, que atañe quizá a esa presencia indígena no reconocida en el adn y el subconsciente de la población? La verdad, a diferencia de en otras culturas, donde las relaciones sexuales están bien diferenciadas del acto de procrear para mantener la tribu, y bien reguladas; en lo que es el mundo andino, no he encontrado todavía nada al respecto. Seguramente no sea más que mi ignorancia y falta de información. ¿Será entonces la presencia de cinco siglos de colonia, entendidos como cinco siglos de catolicismo, o será la influencia también muy presente de las diversas iglesias evangélicas? La religiosidad popular está mucho más presente aquí que en España, ese país "Romano, Católico y Apostólico" donde me críe y donde una Iglesia anquilosada trata de defender un modelo familiar producto de la Revolución Industrial y el Fordismo presentándolo como el modelo familiar "de Adán y Eva", país donde me críe y donde doy fe no existe un tabú en torno al sexo y la sexualidad tan fuerte como el presente en esta sociedad ecuatoriana en la que vivo hoy día.

Intento estos días hacer por enésima vez un análisis de esa situación: ¿por qué ese pudor en torno a las relaciones sexuales? ¿Por qué esa incapacidad de separar el placer de otros conceptos como el amor familiar y maternal? ¿Por qué esa demonización de cualquier acto que nos produzca placer, sobre todo del placer "carnal"? ¿Por qué toda es demonización de los métodos anticoneptivos como métodos antinatura? ¿Por qué esa sumisión de la mujer al hombre, como mero instrumento para la procreación y prolongación de la especie? ¿Es algo intrínseco al ser humano como tal?

La respuesta se me antoja como un no rotundo que nadie quiere escuchar, todos temerosos de un castigo que está por venir, cuando llega ese juicio y final para unos, o ese mesías para otros. Y es que todo creo que se reduce a esas raíces patriarcales y terriblemente machistas de la religión judaica de la que somos herederos directos todos los cristianos. Una vez hubo un judío que quiso cambiar las cosas, y dar dignidad y lugar a todas las personas independientemente de su género o condición, pero lo acabaron clavando en una cruz para callarlo primero, y para divinizarlo después y arrancar de su discurso todas aquellas páginas que no convenían a la élite de herencia judaica que se justificó en torno a él.

Los judíos acabaron con todos sus mitos y los convirtieron en ley-torá, una ley masculina y por ende machista, que otros tomarían más tarde por Palabra y Biblia, y donde no quedó a penas rastro de una mitología seguramente dual y donde lo masculino y lo femenino se mezclaban en contextos e historias "de cuestionable moral sexual" para la mente de esa dominante cultura patriarcal.
Entre prácticamente todas las culturas sobre las que voy leyendo la vida sexual entendida como placer, estaba perfectamente aceptada y regulada, como estaban también las relaciones sociales, la familia, el matrimonio, sin que una cosa interfiriera con la otra. Los egipcios y los romanos utilizaban de manera habitual distintos métodos anticonceptivos ¡Cuántas veces nos miramos en ese mundo romano-clásico, del que hemos adoptado tantas cosas, desde el Derecho, hasta su administración territorial y su Res Publicae! En la tantas veces citada Grecia Clásica, como cuna de nuestra civilización actual, las relaciones sexuales entre hombres, y entre mujeres, estaban perfectamente aceptadas, baste con ese ejemplo. Y aquí, en este Ecuador en el que muchos de sus habitantes recriminan la horrible conquista y colonia a la vez que echan tierra sobre sus raíces indígenas (para mirarse entonces en qué, me pregunto yo) está el ejemplo presente y palpable de pueblos como los Secoyas, u otras nacionalidades indígenas, donde por el ejemplo, el uso de anticonceptivos naturales para regular su natalidad y su vida sexual, ha estado siempre presente, aceptado y reconocido.

Pero, y al margen, o junto a como cada uno viva sus relaciones sexuales, me preocupa sobre todo ese sometimiento de la mujer al hombre, tan presente en esta sociedad, desde las relaciones laborales, familiares y por supuesto sexuales. La mujer es la que se acaba agachando, sometiendo, entregando sumisamente sus placeres más íntimos a un hombre cuyas necesidades pierden todo lo que de "intimo" y "placer" podrían tener, pues el sexo, como todo en esta vida es un compartir, un hacer por los demás sin esperar recibir nada a cambio, un acuerdo mutuo en igualdad de condiciones. Despojado de todo eso, acaba siendo la más recriminable conducta animal, sea cual sea el fruto de esa relación sexual: un nuevo hijo para prolongar la familia, o unas lágrimas y un silencio que esconde una libertad encadenada.

Y al final, la mujer carga al wawa. El hombre mira firme a la cada vez más encorvada figura de su mujer-instrumento-de-procreación, o desaparece cuando todavía están las sábanas calientes. En ambos casos niega la tan necesaria figura de un padre esa criatura que poco a poco crece en el vientre de una mujer, que desechan primero en lágrimas ve sus sueños rotos, su posible futuro desvaneciéndose a la vez que abraza con amor esa figura de madre que le vende una sociedad en la que ella no cuenta. Con amor, criará a sus hijos, olvidando aquellos sueños de autorealización y crecimiento personal, incapaz levantar su vista al horizonte salvo en esos pocos momentos soledad, siempre socialmente consciente de mantener su cama caliente y la casa llena de criaturas.

Alguien debería decirle que sus sueños y su autorealización como mujer y ser humano son perfectamente compatibles con la maternidad; y que esa maternidad no le corresponde sólo a ella: es algo compartido.

Oh, mantas de bebe y zapatos de bebe
pañales, cucharas para bebé, montañas de azul bebé.
El niño con el que sueño es una pesadilla nacida en una cama prestada
[...]
Y ahora como por dos, camino por dos, respiro por dos

[...]
Cuando el chico era un chico y la chica era una chica
y se conocieron en un mundo cruel,
fuerte en algunos aspectos,
pero ella no pudo mantenerse firme ante la forma en que él le suplicaba,
y accedió.
El orgullo es para los hombres, las jovencitas deben huir y esconderse,
arriesgarse en el juego y aceptar desafíos diciendo "sí".

Como por dos, camino por dos, respiro por dos
como pro dos, camino por dos, respiro por dos
[...]

Eat for Two (Natalie Merchant) en el LP de 10,000 Maniacs Blind Man's Zoo (1989)

miércoles, 7 de mayo de 2014

El proceso de deshominización

Estos días medio mundo está peleando con esas cosas con pantalla y teclado llamadas computadoras a las que poco a poco hemos ido dejando dominar nuestras vidas: nos desesperamos cuando no funcionan correctamente, cuando se cae el internet o se vuelve lentísimo, y escupimos la peor de las maldiciones cuando se va la luz y no vuelve al instante.
El mejor remedio contra todo este estrés y gastritis producido por el mundo informático se llama libro, o papel y bolígrafo, pero no va por ahí la intención de este escrito.

La gente estos días pelea porque Windows Xp se ha quedado "sin soporte", y "hay que modernizarse". Se ha quedado, me suena a eufemismo, lo más correcto sería decir "los dueños de la empresa que fabrica Windows Xp han decidido dejar de fabricar parches y repuestos para Windows Xp". Es como un coche viejo para el que ya no se encuentran repuestos más que en el desguace, y en este caso no hay ni desguace al que acudir.

Así que la gente, busca la manera de actualizar su ordenador en unos casos, y en otros compra uno nuevo, con un Windows más moderno y con "soporte".

A mi, personalmente, de todo este asunto lo que me tiene preocupado es esta dependencia cada vez mayor de la tecnología. Durante toda mi infancia y parte de la adolescencia en casa sólo habían un televisor, uno sin mando a distancia, sin que nos desesperáramos como el cantante de Aerolineas Federales (lo suyo era de video) y un televisor que, además, cuando fallaba, iba de paseo al técnico, este le habría las tripas, y lo ponía de nuevo en marcha. La mayor parte de las veces el técnico era incluso mi padre, sólo en "casos graves" lo llevábamos al médico. Y lo mismo que el televisor, sucedía con el equipo de música, el aparato de video, la lavadora, el exprimidor de zumo y tantos otros electrodoméstico más.
Hoy día las cosas van cambiando, y bastante. Los últimos televisores pantalla plana y demás familia de aparatos por no tener no tienen ni tornillos para desarmarlos, los actuales fabricantes deben ser parientes de aquella empresa de relojes suizos de usar y tirar (Swatch) y, cuando tienen arreglo, el arreglo lo cobran casi tan caro como comprar uno nuevo (siempre falta el "casi", de modo que un siempre acaba gastándose "algo más de dinero") Pero lo peor es cuando, aunque aún funciona el aparato, nos hacen comprar uno nuevo, más moderno, mejor, compatible con la nueva señal de televisión, con las nuevas conexiones con cable para poder conectar los nuevos aparatos y otros aspectos similares. A veces no nos queda otra que guardar en la bodega el-aparato-que-aun-funciona-perfectamente, y otras nos convence la moda de turno.

Con los ordenadores sucede todo esto a la velocidad del rayo. Nuestros ordenadores se quedan viejos cada vez más pronto. Y si en si el aparato no se queda viejo, los fabricantes de software se inventan el último grito en programas informáticos para hacernos cambiar de aparato y poder seguir a la última. Y si nos resistimos, dejan de "dar soporte" a nuestro software para obligarnos de una vez por todas a cambiar.

¿Y que hacemos? Pues, resignados y sin alternativa, pasamos por el aro. No queda otra.
 Pero, ¿tan dominados nos tienen los fabricantes de electrodomésticos, software, y demás?

Duele reconocerlo pero es así. Nos escondieron la caja de herramientas, son sentaron en cómodos sofás con camarera y nos dijeron: disfruten de la vida, nosotros nos encargamos de todo; y a la vez susurraban subliminalmente "olviden... olviden... oliven..."
Ya no recordamos por que extremo del mango se agarra el destornillador. Si el ordenador no está "listo para usar" nada más levantar la tapa del portátil, lo mandamos a la mierda. ¿Será que se han vuelto complicadas las cosas? No, simplemente nos han vuelto inútiles. En la década de los 80 cualquier "usuario promedio" brincaba de un pc con ms-dos, a un IBM, a un Commodore sin volverse loco, cambia del WordStar al WordPerfect, al Works, y vuelta a empezar y aprendía nuevos trucos, técnicas, se volvía más hábil, probando y aprendiendo de sus éxitos y errores en frente del aparato. Todo el mundo cargaba innumerables disquettes de 5,25 pulgadas para instalar "a mano" el sistema operativo o el programa de turno, y lo hacía sin sudores.
Hoy día si nos sientan delante del nuevo Windows, o nos ponen delante de alguna distribución linux (peor si nos dicen que la instalemos) o si no está instalado alguno de nuestros programas favoritos, saltamos llenos de rabia a la yugular del que nos vendió el ordenador. Y no porque sea culpa de él, sino porque en el fondo sabemos que nos hemos convertido en cenutrios inútiles y no lo queremos reconocer.

Hemos olvidado como se aprende a caminar, hemos olvidado ha utilizar las manos y sólo avanzamos a estirar el dedo como el niño pequeño que señala y balbucea pedidos sencillos. Personalmente, no entiendo como alguien puede conformarse con quedarse así. Es parte intrínseca del ser humano el aprender, el manipular, el crecer haciendo y aprendiendo. Así fue como comenzamos hace millones sobre la estepa africana. El árbol daba frutos que podíamos arrancar y comer sin esfuerzo, pero no nos conformamos con eso, queríamos "aprender ese árbol".

Algo debe quedar de aquellos australpitecus en nosotros. Busquen en su interior. Si el ordenador no funciona, destrípenlo. Si el "hombre más rico del mundo" decide que necesita sacarles más dinero a aquellos que apenas llegan a fin de mes, desafiénle, apáñenselas sin él: aprender a instalar un nuevo sistema operativo, a configurarlo, a utlizarlo, puede ser desesperante a veces, nos equivocaremos muchas veces, nos desesperaremos, pero ¿y que me dicen de la sensación de triunfo, esa adrenalina, ese grito en nuestro interior cuando por fin conseguimos que todo funcione y nos damos cuenta además de que hemos adquirido nuevas destrezas, nuevos conocimientos?

Mi primera bici tenía patines. Mi abuelo se los quitó y me caí, me lastimé las rodillas, maldije, lloré, no quise subirme más. Mi abuelo me puso encima, me empujo y de pronto, el equilibrio se hizo. Poco después yo mismo tensaba el cable de los frenos, colocaba la cadena cuando se salía, revisaba el aire y los pinchazos de las ruedas.

No quiero una computadora con patines.

martes, 15 de abril de 2014

Las ranas del orinoco

- ¿Sr. Rodríguez?
- Sí, soy yo.
- Buenos días, somos representantes de la Sociedad Geográfica Mundial. Venimos a comunicarle ciertas novedades respecto a su afiliación. ¿Podemos pasar?
- Sí, claro, pasen. Hace ya un par de meses que les escribir. Dejé de recibir la revista, saben, y ya estaba pensando en acudir a la oficina del consumidor. ¡Por suerte han llegado ustedes!. Síganme, por pasillo, hasta el estudio... Aquí tengo los recibos de los últimos números recibidos. ¿Ven? Justo faltan los dos últimos meses.
- Lo sabemos, señor. Por eso estamos aquí. ¿Podemos tomar asiento?
- ¿Eh? Ah, sí claro, por favor.
- Mire, el asunto es un poquito más complicado. Tenga, esto es para usted. Me firma el recibido, por favor.
- Sí, claro. ¿Son los números atrasados? No parece.
- Tiene que abrirlo y leerlo ahora si es tan amable.
- De acuerdo. ¿Me dan un premio? No, ya se que no, no creo. Es mi primer año como suscriptor, y ni siquiera vamos a la mitad del año y no llegan dos números... "SEÑOR SUSCRIPTOR AMADEO RODRIGUEZ. LAMENTAMOS INFORMARLE QUE RUSSELL SKILLFULL, INVESTIGADOR RESPONSABLE DE LOS ESTUDIOS SOBRE FLORA Y FAUNA DE LA CUENCA DEL ORINOCO HA FALLECIDO HACE 3 MESES. SENTIMOS LAS MOLESTIAS QUE ESTO A PODIDO CAUSARLE RESPECTO A SU SUSCRIPCIÓN. ESPERAMOS COMPRENDA LA ARRIESGADA LABOR DE NUESTROS INVESTIGADORES. VALORAMOS ENORMEMENTE EL APOYO DE SU PERSONA, Y DE ACUERDO CON LA NORMATIVA VIGENTE, RESTABLECEREMOS EL SERVICIO DE SUSCRIPCIÓN A PUBLICACIONES PRÓXIMAMENTE." Vaya, lo siento. Mi más sentido pésame por la muerte del señor Skilful. Pero díganme, ¿sólo por eso ya no han enviado los números? No entiendo bien, ustedes tienen más especialistas...
- En fauna y flora del orinoco, no. No hay tanta gente cómo usted quizá crea arriesgando su vida a diario para traernos las maravillas de este planeta. Normalmente sólo dos o tres personas por equipo. Si fallece una... el equipo se paraliza hasta que encontramos sustituto.
- ¿Y eso requiere mucho tiempo?
- Tan pronto certificamos el fallecimiento de uno de nuestros investigadores, el sistema nos elige al sustituto. Claro que a veces tardamos en recibir información concreta. Muchos investigadores trabajan en lugares prácticamente inaccesibles, y eso demora confirmaciones de... fallecimiento y similares. Esperamos que lo comprenda señor.
- Sí, sí... Lo entiendo...
- Tenga, esto también es para usted. Me firma el recibido por favor.
- Sí, claro. ¿Lo tengo que leer ahora? Sí, lo tengo que leer. Vamos a ver... "SR. AMADEO RODRIGUEZ, LE COMUNICAMOS QUE DE ACUERDO A LA NORMATIVA VIGENTE DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA MUNDIAL, S.A., ARTÍCULOS 12, 25 Y 36 HA SIDO USTED ELEGIDO COMO SUSTITUTO DEL FALLECIDO SR. SKILLFULL, R. PARA REALIZAR A CABO LAS LABORES DE INVESTIGACIÓN SOBRE LA FLORA Y FAUNA DEL ORINOCO. LOS REPRESENTANTES AQUÍ PRESENTES DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA MUNDIAL, S.A. LE INDICARÁN EL PROCEDER A CONTINUACIÓN. MUCHAS GRACIAS POR SU COMPRENSIÓN E INVALUABLE COLABORACIÓN". ¿Es una broma, no?
- Lo siento señor, no gastamos bromas. Firme aquí, este es su contrato-compromiso. Y este otro documento es para entregarle el kit de trabajo y el billete de avión hasta Venezuela. Los medios de transporte terrestre y fluvial para llegar a la cuenca del Orinoco se le proporcionaran a su llegada al país.
- Pero bueno, esta si que es. Ustedes dos ahí serios, con esos documentos. ¡Hasta se han traído el kit ese y todo! Venga ya, a ver ¿quien de los dos lleva la cámara oculta?
- Mire señor, no hay ninguna cámara. Es el procedimiento habitual, tal cual no describe el contrato de afiliación y suscripción que usted firmó en diciembre del año pasado. Aquí tenemos una copia del mismo por si quiere revisarlo.
- ¡Qué voy a revisar, ya se lo que firme! ¡Una suscripción o afiliación, o como lo quieran llamar a una revista geográfica, no ha un programa de cachondeo y cámara oculta! Mire, ya me estoy cansando, si son de la Sociedad Geográfica, ya me están diciendo qué pasa de verdad con mi suscripción, y si no lo son ya se están largando de acá ¡porque se me empiezan a hinchar las pelotas!
- Somos de representantes oficiales de la Sociedad Geográfica Mundial, designados especialmente para este caso. Acá tiene nuestra acreditación, y la certificación notarial y autorización judicial en caso de resistencia a cumplir con la normativa vigente. ¿Usted la ha leído, verdad? Toda, incluida la letra pequeña.
- Hombre, toda, toda. No, la verdad. Uno no se para en esas cosas. Total, una suscripción anual de 25 dólares a una revista de geografía, no es nada del otro mundo.
- Señor, debe usted leer todo antes de firmar. Permítame. "ARTÍCULO 12: LA SUSCRIPCIÓN ES POR UN AÑO, IRREVOCABLE Y RENOVABLE DE MÚTUO ACUERDO. IMPLICA TODAS LAS OBLIGACIONES DEL SUSCRIPTOR-AFILIADO COMO SUJETO PASIVO Y ACTIVO DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA MUNDIAL, S.A., LAS CUALES SE DETALLAN EN EL ARTÍCULO 25".
"ARTÍCULO 25. SON OBLIGACIONES DEL SUSCRIPTOR PASIVO CANCELAR  PUNTUALMENTE SU SUSCRIPCIÓN Y REPORTAR CUALQUIER IRREGULARIDAD CON RESPECTO A LA MISMA. EL SUSCRIPTOR PASIVO PASARA A DESEMPEÑAR SUS FUNCIONES COMO SUSCRIPTOR ACTIVO CUANDO, POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR (CALAMIADES, DEFUNCIONES) ASÍ LO EXIJA LA SOCIEDAD. LAS FUNCIONES COMO SUSCRIPTOR ACTIVO SERÁN DESEMPEÑADAS DE ACUERDO A LO ESTIPULADO EN EL ARTÍCULO 36."
"ARTÍCULO 36. EN CASO DE GRAVE ACCIDENTE O FALLECIMIENTO DE ALGUNO DE LOS INVESTIGADORES DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA MUNDIAL, S.A., UNO DEL OS SUSCRIPTORES PASIVOS LE SUSTITUIRÁ DURANTE TODO EL TIEMPO QUE RESTE HASTA EL FIN DE SU SUSCRIPCIÓN ANUAL, PUDIENDO SER ESTA SIEMPRE RENOVADA DE MUTUO ACUERDO. EL SUSCRIPTOR SERÁ ELEGIDO POR EL SISTEMA INFORMÁTICO DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA MUNDIAL, S.A., (RESULTADOS AVALADOS POR NOTARIO PÚBLICO) DE ENTRE AQUELLOS AFILIADOS SUSCRITOS AL CAMPO DE INVESTIGADO CUBIERTO POR EL INVESTIGADOR FALLECIDO, Y PASARÁ A REALIZAR LABORES EN EL ÁREA DONDE EJERCIESE SU TRABAJO EL FALLECIDO.
- A ver, a ver. Tranquilicémonos. Yo..., ya...
- Sr. Rodriguez, ¿usted firmó la afiliación, esta es su firma, no es así?
- Sí, lo es.
- Lo sentimos, pero tiene que cumplir con todas sus obligaciones como suscriptor, hasta el término de la misma.
- ¿Pero es que han perdido la cabeza? ¿Qué voy a hacer yo en el Orinoco? ¡Pero si nunca he salido de Valladolid! ¡Vamos que ni se me ha ocurrido ir nunca de pesca siquiera al Pisuerga! ¿Y además, porqué yo?
- Usted se suscribió a la sección de flora y fauna tropical, no?
- Sí, siempre han interesado esos temas de la amazonía y demás... A otros les gusta la antártida, y qué. ¿También les hacen ir a vivir al polo sur con los pingüinos?
- Si es necesario, sí.
- Pero bueno, no soy el único que lee los números sobre fauna tropical, busquense otro primo... allá en Venezuela si quieren, que el fulano ese Skil lo que sea, seguro no trabaja solo, vamos.
- Señor, usted a sido elegido por el sistema. El equipo de Orinoco lo forman dos personas, una ha fallecido, usted la remplaza, siempre hasta el fin de su suscripción.
- ¡Y dale! Ustedes creen que por 25 puñeteros euros al año, yo voy ahora a dejar mi vida e irme al Orinoco a ver bichos?
- Recuerde nuestro lema señor, "Arriesgamos la vida por usted, con el apoyo de su invaluable colaboración".
- ¡25 euros, esa es mi colaboración, ya es bastante! Mierda de revista de los...
- Señor, por favor, entre en razón o tendremos que pedir que intervenga la policía. Si huye o se resiste, de acuerdo al convenio, le esperan 3 años de cárcel. Unos meses en el Orinoco es más que razonable. Y puede abrir nuevas experiencias en su vida.
- No me lo puedo, creer, no me lo puedo creer...

- Éste es su equipaje, tenga. Tiene todo lo necesario para empezar. Cuando llegue al Orinoco se le entregarán el resto de equipo e instrucciones. Pregunte por Joon-Se Kuong, es su compañero. No se preocupe, habla español perfectamente. Aquí, su billete de avión. Sale de Barajas mañana a las 13:00. No lo olvide. Mi compañero le recogerá mañana temprano y le llevara hasta el aeropuerto en Madrid. En nombre de la Sociedad Geográfica Mundial, S.A., le agradecemos por su invaluable colaboración, como estamos seguros de que lo hacen desde ya miles de suscriptores por los que usted arriesga su vida. Muchas gracias, y buen viaje.
- Una, una última pregunta si me lo permiten... ¿Cómo , cómo murió el Sr. Skillfull, si puede saberse?
- Atrapando ranas.
- ¿Atrapando ranas? ¡Pero si esos bichos apenas miden unos centímetros...!
- Sí, pero son muy venenosas, tenga cuidado.