Tener de todo un poco... era un poema de Gloria Fuertes al que Alberto Gambino puso una vez música.
No recuerdo bien la letra, y aquel LP de Claudina y Alberto Gambio está ahora muy lejos en algún rincón en España. Simplemente me sugirió el título de este escrito en el blog: Tener de todo un poco pero no demasiado. Y tener primero salud, alegría y amor. Y el resto ya no es importante.
Si de algo me he dado cuenta en los dos meses que llevo aquí, es de que cada vez necesito menos cosas para vivir, y que la renuncia a todo lo que tenía antes no ha sido tal renuncia. No añoro yo que tenía y ya no tengo, ni siquiera había pensado en eso hasta que un amigo en el chat me lo recordo y me hizo pensar para darme cuenta de que, curiosamente no me siento extraño ni añoro las comodidades que dejé atrás, es más, me siento mucho mejor y más lleno de energía.
Creo que el tener demasiado lleva a la gente por el mal camino. El tenerlo todo al alcance de la mano, el poder comprar lo que sea, es perjudicial para la salud. Así está el mundo lleno de personas estresadas y deprimidas, así estaba yo. Inentamos satisfacer nuestras necesidades con sueños de plástico, como dice Pete Seeger, y acabamos intoxicados, porque nuestras necesidades, esas que nos hacen suspirar y nos quitan el sueño, no se satisfacen con ningún objeto material que uno pueda comprar.
Aquí, por no tener, he tenido que pensar más: Cómo dar clases sin libro de texto, sin fotocopias, sin ordenador. Cómo aprender a cudiar mis enseres, mi ropa, y demás útiles, pero sobre todo, he aprendido que es mejor que no te den de todo y que tengas que buscarte la vida. Por tenerlo todo al alcance de la mando me he perdido muchas cosas que ahora descubro encandado.
Por ejemplo, el placer de perderme por las estanterías de una biblioteca, no para estudiar, sino para buscar una novela. El olor de esos libros, el tacto que deja el uso, el atreverse a leer un libro cualquiera y averiguar qué me cuenta, y después, devolverlo para que otro lo lea, pues no es necesario tenerlo. Eso es algo que, por tener mi casa llena de libros, y plata para comprar más, me he perdido.
Hay que pasarlo un poco mal. Hay que tener la nevera medio vacía, para que así, te sirvan en la mesa lo que te sirvan, te lo comas, y descubras que todo tiene muy buen sabor si ha sido cocinado con cariño, aunque el aspecto de fuera no sea muy llamativo, o ese no sea tu plato favorito.
Hay que tener la ropa justa, para aprender a cuidarla, y a mandar a la moda a la porra, porque lo que importa es ir bien vestido, limpio y decente.
Hay que tener unos cuantos céntimos en el bolsillo, en lugar de una enorme billetera o de una licencia de conducir, para así tomar el bus cada día y descubrir el placer de colores y sonidos quenos rodean, y también concoer otra gente y otros pensares.
Hay que tener apenas un teléfono fijo, una cabina si es mejor, para tener más que contar, pues sólo se puede hablar una vez a la semana, y así no decir bobadas por celular.
Nos hemos vuelto muy cómodos. Demasiado. Tener sí, pero lo justo. Nos venden todo. Nos crean necesidades, dentro de poco nos venderán a nosotros mismos sin que nos demos cuenta. Y nosotros pagamos, porque necesitamos tener. Aunque eso nos lleve luego a un callejón sin salida lleno de cosas inservibles que no cumplen nuestras espectativas, y aunque nuestra envidia por lo que el vecino tienen y nosotros no, crezca y nos combierta en belicosos avaros egoistas.
Si queremos que la raza humana siga viva después de nosotros y de nuestros hijos (a la mayoría parece no importales ya nada más que el presente) tenemos que bajarnos del tren y continuar a pie, dando ejemplo y eseñando a los demás. Creo que es la única solucción. A mi al menos me ha servido.
Si alguien quiere, aquí le dejo este par de sandalias y un zurrón en forma de invitación a cambiar de vida.
1 comentario:
mu bien alvarin, xo a) se llaman telefonos moviles, B) carnat de concucir...jajaja.ya estas exo todo un ecuatoriano!!!!!!!!!ajajaja.besinos :P
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