El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

domingo, 30 de noviembre de 2008

Brosterizado

Uno de los aspectos que más me llaman la atención de este país es la publicidad, o, más concretamente los letreros y carteles de los comercios: enormes, vistosos, graciosos sin querer serlo, caseros pero con un “casi doy el pego por anuncio profesional”. Aquí en Lago hay un comercio de ordenadores y demás cachivaches electrónicos (no necesariamente vinculados con la informática) que lleva el nombre de NASA e incluso reproduce con total fidelidad el logotipo de la Agencia Espacial Norteamericana. Y qué se puede decir de ese compra venta de joyas y demás que lleva el nombre del “El Faraón” y muestra la máscara de Tutankamon en una enorme marquesina-cartel. “Profe, yo he visto esa foto en Lago” me decían los alumnos cuando estudiábamos el antiguo Egipto hace un mes. Yo me preguntaba “¿Será posible?” Hasta que un día pasé por delante del local y mis dudas se disiparon. Tampoco faltan los “abierto 25 horas” o “El arrasador: acabamos con los problemas de maleza”; las faltas de ortografía debido a la pronunciación sudamericana (Azador) y las “Vulcanizadoras”, talleres donde se dedican exclusivamente a reparar neumáticos pinchados y que están por doquier.


De todas las palabras, una que me hizo reír como nunca hace unas semanas fue “Brosterizado”. “Pollos Brosterizados”. Iba yo en la parte de atrás de la camioneta, con el viendo enmarañándome el pelo cuando leí semejante cosa en un edificio. Yo había oído pollo a la yo que sé, pero ¿Brosterizado? ¿Qué es eso? ¿Una mala traducción de algo inglés? ¿Un invento culinario de un tal Broster? ¿O un simple vocablo que alguien se inventó porque sonaba elegante? No sería nada raro en el país de la Implementación retroactiva de la coyuntura epistemológica en la concientización. Les encanta poner palabras rimbombantes en todas partes, así que brosterizado pega bastante bien con el país.
Tanto les va lo de usar florituras a la hora de hablar y redactar textos que a veces pecan de más y meten la pata hasta el fondo. La constitución que acaban de aprobar hace unos meses, ejemplo máximo de la floritura escrita, dice “los recursos naturales son inalienables” Sin comentarios.
Pero volvamos al pollo brosterizado. Es indescriptible la gracia que a mi amigo Alfredo (chilote) y a mí nos produjo semejante palabreja. Acabamos aplicando el término a todo hasta que los naturales del país, decidieron acabar con nuestro chiste eterno preparando bolas de carne brosterizadas. No sé muy bien cómo es el arte de la brosterización. No estuve presente en el acto de brosterizar bolas de carne y no me acuerdo bien de la explicación. Tampoco tengo aquí y ahora internet para indagar, pero sí puedo decir que estaban buenísimas esas bolas brosterizadas. Gracias cocinera Ponce y cocinera Zhagüi.


Cada vez que veo esta foto se me hace la boca agua.

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