Sí, quiero ser marciano. Ojalá hubiese más marcianos en este mundo...
"[...] Los hombres de Marte comprendieron que si querían sobrevivir tenían que dejar de preguntarse de una vez por todas: ¿para qué vivir? La respuesta era la vida misma. La vida era la propagación de más vida, y vivir la mejor vida posible. Los marcianos comprendieron que se preguntaban ¿Para qué vivir? en al culminación de algún período de guerra y desesperanza, cuando no había respuestas. Pero cuando la civilización se tranquiliza y calla, y la guerra termina, la pregutna se convierte en insensata de un modo nuevo. La vida es buena entonces, y las discusiones son inútiles.
[...] Renunciaron a empeñarse en destruirlo todo, humillarlo todo. Combinaron religión, arte y ciencia, pues en verdad la ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y el arte, la interpretación de ese milagro. No permitieron que la ciencia aplastara la belleza. Se trata simplemente de una cuestión de grados. Un hombre de la Tierra piensa: "En ese cuadro no hay realmente color. Un físico puede probar que el color es sólo una forma de materia, un reflejo la luz, no la realidad misma". Un marciano, mucho más inteligente, diría: "Este cuadro es hermoso. Nació de la mano y la mente de un hombre inspirado. El tema y los colores vienen de la vida. Es una cosa buena".
- Ray Bradbury, Crónicas marcianas
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