
Aún con mis razonamientos, después de un año en el trópico, el cambio no deja de sorprenderme. Sobre todo porque surgió en a penas 5 horas, el tiempo que tarda el avión desde Quito (literalmente el centro de la tierra, en pleno ecuador geográfico o casi) hasta Santiago de Chile, en mitad de este enorme país alargado como una flauta.
Llevo como 3 días en Chile. Y, aunque voy maravillándome de la arquitectura, los paisajes, y las gentes del lugar, mi principal admiración está en el clima y en la sensación de vuelta mágica a la civilización: cambiar de repente las embarradas calles de Lago Agrio o el desorden de un Quito, poruna ciudad o pueblo de Chile, es un cambio notable. Esto -Chile- tiene un aire mucho más parecido a aquella Europa que dejé hace casi un año. Resulta increible como cambian las cosas tan sólo pasando una frontera.
El clima también ayuda a acentuar ese cambio y esa sensación de cercanía con mi tierra. Después

Santiago de Chile la ví de pasada el domingo, un primer vistazo, para dejar el mensaje de "espera ahí 15 días que ya vuelvo". Me gustó el primer contacto por la ciudad y me gustó el clima. Ese frío que te despeja la cara en la mañana que yo tanto añoraba ya.
A la tarde pusimos rumbo al archipiélago de Chiloé, en el paralelo 42, latidud sur, una isla grande, rodeada de otras más chiquitas donde da la sensación bien de que el tiempo se a parado o de que uno ha llegado a un universo como de cuento de hadas. Da la sensación de que la gente de acá vive en un mundo diferente al del continente, y eso se ve en su forma de ser, en los paisajes, las ciudades. Para mí es algo nuevo, algo con lo que no tengo comparación en mi vida, en los lugares cercanos o lejanos que conozco.
Es una tierra verde, fría, por estar tan al sur, que a menudo

Pero aún me queda mucho más: La gastronomía es bien especial, me dicen, y también las costumbres, la mitología de este archipiélago, que aún se escapa de los grandes circuitos turísticos, de la influencia estandarizadora del mundo occidental -y continental- y mantiene una entidad propia muy especial.

Mientras me dejo llevar por estos aires, os regalo algunas primeras fotos de esta tierra fría y acogedora...

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