A una semilla que ha caído en África
le prometo vientos nuevos, lluvias suaves
y una tierra que fue la primera,
fermento, barro de tierra madre.
Los pies descalzos en su manto
poblarán de nuevo el valle
y con barro formarán el árbol
barro de siglos de caminares.
No llegarán a él peregrinos,
que enamorados por su fruto
partiremos de él para llenar caminos
corazones ardientes, pies desnudos
desde el lugar del primer jardín
donde las huellas, fijadas en cenizas
nos dieron la esperanza y el sufrir
comenzaremos a sembrar vidas
llevando su ejemplo con el vivir
dispuestos y firmes en el luchar
entregados siempre a servir
nuestra única opción amar
hermanaremos la nueva babel
con los de abajo, los se aman
los que no necesitan papel
los que son fieles a su palabra
los que comparten lo poco que tienen
con la mesa y la casa dispuestas
abren la puerta y nunca temen
abrazan la vida con manos abiertas.
Y un día la tierra se quedará pequeña
en el amor unidas las manos,
distintas voces, distintas lenguas,
distintos rostros, todos hermanos.
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