Comienza la primavera en el emisferio norte. Aquí, en el trópico lo veo con cierta añoranza, pues acá el tiempo apenas varía, no existen las cuatro estaciones. Recuerdo que más o menos por estas fechas, en los colegios de España se celebraba el día de la naturaleza o del árbol... Sea como sea, este pasaje, escrito con poesía, verdad y amor a la naturaleza, resuena con fuerza estos días en mi cabeza.
"Los árboles refrescarían las ciudades abrasadas por el verano,
los árboles pararían los vientos del invierno. Un árbol podía
hacer muchas cosas: dar color, dar sombra, fruta, o convertirse en
paraíso para los niños; un universo aéreo de escalas y columpios,
una arquitectura de alimento y de placer, eso era un árbol. Pero los
árboles, ante todo, destilaban un aire helado para los pulmones y un
gentil susurro para los oídos, cuando uno está acostado de noche en
lechos de nieve y el sonido invita dulcemente a dormir."
- Ray Bradbury, Crónicas Marcianas
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