El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

domingo, 8 de abril de 2007

Viaje rural

Por fin llegó el buen tiempo. Más o menos. Y por fin pudimos mi amigo el Bribón Bueno (sigue vivo aunque su blog desapareciese) irnos de excursión a la montaña leonesa. El anterior intento, en noviembre, fue abortado por una tormenta y lluvias torrenciales.
El plan era ver la zona de Oseja de Sajambre y pasar a Asturias por el Puerto del Pontón, bien del desfiladero de los Beyos, que es realmente bello. (chiste malo número uno) Y así fue
De camino, paramos en Lois, un pueblo perdido en la montaña camino de Riaño, donde hay una Iglesia descomunal bautizada popularmente como "la catedral de la montaña". Es impresionante encontrarse semejante mole en un pueblo tan pequeño. El pueblo, al que se accede por una de esas carreteras por las que no pasan dos coches a la vez, es bien bonito, y desde el parte rutas de montaña que prometen ser también muy agradables. Nosotros no estabamos en plan de andar, así que, una vez visto el pueblo, volvimos a la carretera regional en dirección a Riaño. Este año me parece que ahí no van a pasar sed. ¡Cuanta agua! En el pantano, claro, porque el día de ayer tuvimos un sol radiante sin una sola nube hasta las 12 de mediodía, y aunque luego se nublo, no hizo frío ninguno, ni lluvia tampoco.
Decidimos no parar en Riaño y echar una ojeada al pueblo de Burón (mi colega Kiko tenía cierta curiosidad académica) y luego nos fuimos a comer de bocata a Posada de Valdeón. ¡Qué paisaje más bonito por esos puertos todos nevados! Acertamos con la época del año, auque fuese pura casualidad. Pisamos nieve, nos enterramos intentando llegar andando al mirador, comimos y luego ruta en dirección a Soto de Sajambre para ver la mítica escuela construída en 1906. Uno del pueblo nos dijo que estaba cerrada, pero el viaje hasta allí mereció la pena. Bajar el puerto del Pontón es impresionante, sobre todo cuando llegas al desfiladero de los Beyos, con la carretera tallada en la roca. Os recomiendo que probeis a ir a Asturias por ahí, es mucho más bonito y entretenido que la autopista.
La excurisión acabó en Cangas de Onis tomando una caña, y luego de vuelta para casa. Un día agradable. Habrá que pensar en otra escurisón por la montaña, y en la próxima a ver si hacemos alguna ruta.

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