Seguramente por mi formación de historiador siento curiosidad por las imágenes, objetos, testimonios de sociedades pasadas que ya no existen más. Fragmentos de ideas, de luchas, de vidas pasadas que nos trae una arqueología que no tiene porqué ser tan fiel a su nombre y hablarnos exclusivamente de lo antiguo. El tiempo y los tiempos parecen correr a veces tan deprisa, que lo que existió antes de ayer lo olvidamos porque todavía nos sentimos contemporáneos con él, sin darnos cuenta de que le negamos su invaluable valor histórico.
Cada uno tiene sus épocas históricas favoritas. Una de las mías es ese mundo del este, que vivía tras el telón de acero. Nací durante la guerra fría, pero era muy niño para acordarme de aquel periodo, muy niño cuando cayó el muro y luego el telón. Unas barreras quizá no tan infranqueables como nos las han descrito a veces.
Esta lámpara de proyector cinematográfico "made in U.S.S.R." apareció en un rincón de este archivo de Quito. El precio está en las pesetas. (no lo vendo ni lo regalo ni loco...)
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