A mis padres, con cariño.
Recuerdo aquel zapato
de niño una vez al año
en la puerta de casa
nervioso esperaba
un amanecer de regalos.
Difícil conciliar el
sueño
aquella noche de enero
de reyes y padres,
de dulces verdades,
de amor y misterio.
Ahora aquel zapato
camina ya resuelto
los senderos de la vida
repartiendo con alegría
aquel amor de enero,
amor que formó su horma,
amor que colmó sus sueños
y que hoy retorna volando
para llenar otros zapatos
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