El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

lunes, 8 de marzo de 2010

Frikis

No se si la última edición del diccionario de la RAE contiene ya entre sus páginas el término freak o "friki" si lo castellanizamos, pero desde hace ya unos años no para de oirse hablar de los frikis y de gente que se siente orgullosa de ser un friki. Incluso existe un día del orgullo "friki". ¿Pero qué es un freak? Cualquier persona de más de 40 años no tiene ni idea de qué le hablan cuando hablan de frikis, y, aquel que sabe lo que son, no sabe explicarlo.
Si buscamos el signifcado del término inglés original, freak es una rareza, cosa rara, o bicho raro, resultado de una mutación muchas veces. Freaks era el término que se aplicaba, por ejemplo a los "monsturos de feria", aquellas personas que por alguna deformidad física, malformación, o enfermedad acababan entreteniendo y asustando a los espectadores que acudía a ferias y circos itinerantes a lo largo del siglo XIX y principios del XX. De ahí el título, por ejemplo, de la máginfica película de Tod Browning Freaks, de 1932 (La parada de los monstruos en su título castellano)
Con el tiempo, el término freak fue adquiriendo conotaciones más amplias y se utiliza para aplicarlo a todo aquel individuo o al colectivo de personas que rompen con la uniformidad de la sociedad por su forma de vestir, sus gustos musicales, su forma de vivir, etc. El termino seguía siendo despectivo, incluso insultante para la persona que era catalogada como freak.
Hoy día, el significado de freak se aplica a todas aquellas personas en la sociedad que se destacan por ser fánaticos in extremis de series de televisión, comics de superhéroes, películas de ciencia ficción, juegos de rol,... la lista es enorme. Se podría decir que, si quiere ser usted "friki", por ejemplo, leáse las obras completas de J.R.R. Tolkien, véase las películas del Señor de los Anillos 20 veces, aprenda élfico, y voilá, ya tiene su carnet de "friki" oficial. (si no le gusta Tolkien, pruebe con cualquiera de sus pasiones literarias, cinematográficas o musicales) Lo más curioso es que estos freaks de hoy en día ya no ven el término como un insulto, sino que ¡están orgullosos de serlo!

¿Qué ha pasado, porqué este cambio? No es más, creo, que el aplicar un término viejo a un nuevo producto. Los nuevos freaks de hoy en día no guardan ningún parentesco con aquellos mosntruos deformes de circo que, con razón, veían en el término un insulto y pedían respeto, ayuda y derechos. Tampoco guarda mucha relacción con aquellos grupos urbanos que décadas anteriores desafiaban a la sociedad y eran catalogados por las partes conservadoras de ésta como freaks de una manera despectiva.
No. Los nuevos freaks son de una nueva especie, una sintética que no ha nacido de mutaciones o enfermedades, ni de desafíos culturales y sociales al establishment dominante. Los nuevos freaks son un producto de la sociedad de consumo acutal, esa misma contra la que a veces ellos mismos parecen querer alinearse.
Esta sociead, en la que todo se puede fabricar-plastificar-empaquetar-y vender, a eliminado poco a poco la identidad personal del individuo o del grupo, a llevado a límites muy reducidos la imginación o la habilidad del ser humano para crear algo propio que le satisfaga y que por lo tanto le haga reconocerse como individio autómono en la sociedad. No hay necesidad de escribir o inventar historias orales, pues todo está escrito impreso y a la venta. No hay necesidad de aprender a tocar un instrumento por simple placer, pues toda la música está editada en CD y mp3 y al la venta. No hay necesidad de imaginarse y soñar mundos imposilbes, pues ya los inventa una industra cinematográfica cada vez más hueca. Y lo que es más importante, no es necesario buscar justificaciones, trabajar por el cambio social, dar vueltas y vueltas a la bola de plastilina buscando un significado a la vida, otras maneras de vivir: ya están inventadas esas otras maneras de vivir: imaginémonos que somos superman por lo menos unas horas al a semana, y así olvidaremos nuestro estress diario.
El ser humano se ve atrapado en rutinas de 5 a 9 cuyo único beneficio -si es que es realmente un beneficio- es una suma de dinero a final de mes. Todos iguales, todos clónicos. Da igual la profesión: abogado, profesor, teleoperador, cajero, policia... todos iguales, todos siguiendo una rutína mecánica con premio al final, un premio del mismo color, sin sabor y sin olor. Nadie puede vivir en esa rutina sin una válvula de escape, el ser humano necesita justificaciones para sentirse vivo e independiene en la sociedad, y como esta es una sociedad de consumo, él no crea, no inventa, él consume. Y entonces se compra la serie completa de Star Trek, por ejemplo, y se aprende de memoria el nombre de todos los personajes y el hilo de todos los episodios, consigue algo con lo que diferenciarse del resto, algo con lo que presumir ante sus amigos. Se ha realizado, a encontrado su lugar y razón en la sociedad. No importa que haya dejado ser Juan Fernández para convertirse en una imitación de Mr. Spock.

Me da lástima. Lástima por ellos, que han perdido su identidad personal, su definición como ser humano independiente, que es la capacidad para crear, para pensar, para partir de cero y hacer "algo nuevo". Me da lástima porque esta situación ha llevado a que aquellas fantasías que nos acompañaban de niños y durante la edad adulta ha perdido todo su valor artístico y humano y se han convertido en trozos de plástico para coleccionar. Me gusta Star Trek, sí. Y me parece de las mejores obras de ficción de este siglo, incluso llena de un transfondo social crítico muy imprortante (al menos cuando comenzó a producirse en la década de 1960). Pero ello no implica que vaya por la calle saludando a la gente como un vulcaniano o que me sepa de memoria el nombre de todos los personajes y que viva en una enterprise en mis sueños. Me da incluso rabia ver como el consumo de unos y la ceguera de otros va rompiendo los verdaderos sueños y sustituyéndolos por otros huecos y vacios. Sólo hay que comparar una serie como el Star Trek de 1966 y las últimas producciones de ciencia ficción, por poner un ejemplo.
Antes víviamos y soñábamos alentados por mitos griegos, que eran mitos escritos por gente que sufría y luchaba y reía y que reflejaba en sus mitos sus esperanzas y sus demonios, sus problemas diarios. Hoy viven y sueñan alentados por personajes neotmíticos creados a golpe de dolar, con sueños falsos, demasiado fantásticos, irreales y lejanos a la vida misma. Son sueños huecos, con un casacarón muy vistoso, pero sin alma.
¿Despertará el ser humano otra vez y mirará más allá de las estrellas para ponerlas nombres, o dentro de si mismo para darse a los demás y compartir y sembrar sueños; o seguirá viviendo en cajas con pantallas de 3D en alta definición que le entregan los nombres de las estrellas en forma de increibles imágenes con colores imposibles y un sonido ensordecedor?

2 comentarios:

Kiko dijo...

Normal que entiendas tando de frikis, con esa hermana que dios te dio.. :D

Juanma Ponte dijo...

Estoy enganchado a tus posts.