El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

martes, 8 de abril de 2008

Chapuzas a domicilio

Todo comenzó la tarde de ayer. Llovía a mares, era esa agua tan esperada que por fín nos llega con abril. Una llamada perdida en el movil me despertó de mi desconexión diaria de la realidad, después de parar el tocadiscos, donde la banda sonora de las Aventuras del Barón Munchausen nutría mis sueños, me quedé mirando pensativo por la ventana, mientras el agua golpeaba los cristales y yo cogía perezoso el movil para ver quién había osado interrumpir mi siesta.
El mismo de siempre. Por lo menos no era ningún mensaje de publiciad telefónica.
Descendí a los infiernos, donde esta máquina que me abre puertas virtuales zumba todo el día y leí un curioso email sobre ir comprar ¿"estores"? para una ventana. Qué narices sería eso. Viniendo de una persona que, a las 3 y pico de la madrugada, con los ojos rojos medio viendo la peli de miedo de turno, en silencio y tensión total te dice "Vamos a cambiar la ventana", me esperaba cualquer cosa.

Aquella vez contesté "¿Ahora?" para cachondeo de mi compañero de pelis de miedo y también mío. Esta vez la cosa se quedó en un "¿Perdón?" y es que mi incultura sobre bricolaje doméstico es general. O sí, me las puedo apañar para hacer chapuzas -la mayoría de las veces en el sentido literal del término- siempre y cuando no corran prisa -la velocidad en el trabajo no es una de mis virtudes-; lo que si puedo asegurar es que, de momento, ninguna de mis "chapuzas" se ha venido abajo. De todos modos, lo del bricolage no va conmingo, nunca seguí Bricomanía o Un Chapuzas en Casa, ni me pierdo en secciones llenas de mil y una herramientas extrañas en macrocentros comerciales para el fan acérrimo del clavo y la chapa ocumen.
Los stores -las castellanizaciones de palabras inglesas me desconciertan cada vez más- resultaron ser esas "cosas" cruce entre persianas y cortinas que todo el mundo pone ahora en lashabitaciones de su casa para que no entre la luz del sol por la ventana o para que el vecino de enfrente no se entere de lo que uno hace en su preciada intimidad.
A mi esos artefactos me dan la sensación de casa prefabricada, no tengo ninguno y nunca se me había ocurrido colocar semejante chisme. Hasta ayer. Sigo sin tener ninguno, pero cierta persona tiene ya un par de ellos colgando de la fachada de su casa.

Ojalá nos hubiesen filmado en video. Dos tiarrones del norte agarrados de la cintura, para no esmorrarse ventana abajo y manchar el patio a la vecina del primero con sangre y sesos como en una peli gore. Colocar un store -no se porqué se llaman así, si alguien lo sabe que deje su esclarecedor comentario- no tienen mucha ciencia: un par de tacos, un par de torinillos y listo, a tirar de la cuerdita. Pero, ¿Y si tiene usted que colocarlo por fuera de la ventana? Ahí la cosa cambia. Intentaré dejar aquí unas instrucciones para futuros palurdos que lo quieran intentar. Partimos del hecho obio de que no tenemos ni andamio exterior ni arneses ni nada que nos permita trabajar cómodamente desde casa, ni tampoco fundas, guates, ni demás equipo televisivo de bricolage. Somos un par de chalados del montón en zapatillas y chandal de estar por casa, con un taladro un destornillador.
Bien.
1. Comenzamos por abrir bien la ventana. Una vez realizada esta básica operación, estiramos el cuello para ver bien la pared encima del marco y comprobamos si tenemos los brazos lo suficientemente largos para llegar allí arriba y hacer unos agujeros. Téngase en nota que hay elementos más bracilargos que otros.
2. El siguiente paso es hacer en la pared las marcas exactas donde van a ir los agujeros. Como caminar hasta la caja de la herramienta y cojer la cinta métrica es muy costoso, lo mejor, para ser totalmente exactos, es coger el store en cuestión, colocar en los extremos los dos soportes que han de ser clavados, pegarlos con celo al tubo del estore -esto es esencial si no queremos ir a pedir a la vecina que por favor nos devuelva dos piezas de plástico que se han caido a su patio cuando...- y marcar con un lapiz el sitio de cada agujero. Pongan especial antención en poner el store bien recto, porque si no luego el asunto no funciona y el store se va de viaje en caída libre hasta el patio de la vecina acarreando los consiguientes problemas.
3. Una vez realizadas las marquitas, el de los brazos más largos agarra el taladro y empiza a dejar la pared del edificio como un queso suizo. Si ninguno de los elementos tiene la suficiente longitud de miembros superiores o la suficiente flexibilidad, entonces deberá subirse al alfeizar para taladrar mejor mientras su compañero de faena le coge por la cintura para evitar que se peque el hostiazo padre contra el patio de la vecina.
4. Una vez acabada la ardua tarea del taladro, procederemos a colocar los soportes con taco y tornillos. Asegúrense de tomar las mismas precauciones descritas en el paso 3 si fuesen necesarias.
5. Ya sólo nos resta colocar el store entre los soportes. Si lo hemos hecho bien, el tubo quedará aguandado sólidamente entre los soportes. Para comprobarlo, tiren con fuerza de él hacia abajo (pero sin hacer el tarzán) Si el store no se mueve, bingo, ya tiene usted store para los siglos de los siglos; si el store se va a tomar por saco, deberá usted revisar los pasos anteriores una vez haya negociado con la vecina del primero la recuperación del preciado store.

ADVIRTENCIA
Asegúrese de no tener miedo a las alturas.
Es recomendable medir cerca de dos metros de altura.
Necesario cursillo de manejo de taladro.
Recomendable fregona y cubo para recoger desperdicios en caso de desgracia.
Si no tiene cursillo para manejo de taladro, es recomendable parche y desinfectante para el ojo perdido.
Para más información, pongase en contacto con Hermanos Tuerto y Tullido S.L.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Kiko dice:
jaja sólo falta lo de "no lo intenten en casa"

Fuera bromas, no lo hubiera podido hacer sin ti. El día que no podamos hacer algo esque o es imposible de hacer o nos hemos caído por la ventana ;)