Musa de mis días,
musa acelerada,
que surge sin avisar,
que ocupa calendarios,
que me pinta canas.
Musa despeinada
que se mira en mi espejo
diosa de mis desvelos
de mis días sin tiempo
de noches que son madrugada.
Cuántas noches pensándote
cuantas noches... y tú nada.
Y de repente apareces,
me sacas de la cama,
y susurras... ¿qué susurras?
No me mires de reojo,
veo la sonrisa en tu cara
no me escondas las palabras
repítemelo una vez más:
gracias...
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