Blanco y negro
dos ojos curiosos
una sombra en mi hombro
dos transeúntes sin miedo
Él con rostro perplejo
yo con cara de asombro
en mi letras absorto
ocupando terreno ajeno:
su balcón nocturno
mesa y sillón viejos
donde nacen los versos
a la luna en el cielo.
Quién conquistará su lecho:
su luz sobre el tejado
nos tiene embrujados
dos lunáticos sin sueño.
Le invito a compartir versos
pero él se vas tras ella lejos
atravesando los tejados
persiguiendo su reflejo.
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