Bajo el cielo plomizo
de lluvia amenazante
se cruzó en el camino
esta mañana un ángel.
Me atrapó en la sorpresa,
cambiando mi gris por color
un abrazo y una sonrisa
en la lluvia un rayo de sol.
Mi desorden vino a ordenar
sacudiendo mis ropas, mi alma
como brillo de estrella fugaz
vientos nuevos, mar en calma.
Y ahora el barco, tranquilo
ya no anhela llegar a puerto
pues sabe que el destino
soplará vientos nuevos
Sólo hay que vaciar
de penas los bolsillos
y sin miedo dejarse llevar
por los ángeles del camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario