Tengo estos días la impresión de estar haciendo un esfuerzo sobre humano por algo que no va a dar frutos.
Quizá sea que pierdo la fe, y eso me duele. El tema es la educación. Siempre he mantenido y sigo manteniendo que la solución a todos los problemas del mundo pasa por la educación. El día que los gobiernos de verdad acepten que el futuro es la educación y una educación humanista, no la educación técnica dirigida práctica económica que nos venden hoy en día, cuando reconozcan la educación en todo su
ámbito como formadora, acabarán los problemas.
The world needs teachers, books and schools... and learning a few universal rules (*)
Sin embargo, aquí y ahora, la tarea se me hace imposible: este país está haciendo un esfuerzo terrible por mejorar la educación: nueva ley de educación, nueva jornada laboral para los maestros, libros de texto gratuitos, uniformes escolares gratuitos, y un sin fin de gratuidades algunas de las cuales no llegan a las provincias. Pero, lo que no se puede negar es que, para Ecuador, el esfuerzo es considerable. En cantidad y calidad (los nuevos textos escolares gratuitos son muchos mejores que los anteriores, por ejemplo)
Pero, aun así, la realidad, detrás de todos los cambios legales, de toda la inversión es que falta amor y entrega por la educación. muchos maestros renuncian porque no les gusta la nueva jornada de 8 horas regulada por la ley. Otros siguen anteponiendo otros trabajos o interese personales al compromiso con el colegio. Y muchos de los docentes no tienen la formación para el nivel de educación en que son contratados.
¿Cómo puedo hacer yo en un colegio (léase instituto) donde el 80% del claustro son bachilleres que en el mejor de los casos está estudiando en una universidad a distancia, a veces ni siquiera una carrera relacionada con la enseñanza o pedagogía, sino cualquier otra cosa? O dicho de otro modo, ¿cómo hago para formar futuros profesores entre mis alumnos, si no tengo profesores adecuados? Se me hace imposible. El que aprende no aprende porque el que enseña no sabe cómo enseñar. De copo a nada valen los libros y el dinero en este caso.
Sigo adelante, intentando hacerlo todo a un tiempo: preparar las clases con los alumnos y enseñar pedagogía a los profesores para que ellos puedan también enseñar. Pero empiezo a pensar que no se puede hacer todo a la vez. Todo debe ser a su tiempo: primero aprende, luego enseña.
Me gustaría que el gobierno de este país tomase verdaderas, que vayan más allá de imprimir textos gratuitos y modificar y re-modificar mallas curriculares. Pero parece que en el fondo, tanta reforma actual no atiende a la educación sino a las finanzas: recorta por aquí, reubica esto otro, junta esto, bota aquello. Cifras y números pero sin pararse a ver la calidad o el contenido de aquello que se modifica. Y en educación, la calidad y contenido son lo primero. Recuerdo estos días las palabras de un profesor de economía que tuve en la universidad cuando protestábamos y nos manifestábamos por alguna reforma educativa: “No os asustéis, pues ningún gobierno del mundo contempla en sus presupuestos inversión en educación, sino gastos en educación”.
Mientras sigamos siendo un gasto las cosas no cambiarán. Ni en Ecuador, ni en España, ni en ningún otro país.
Días como hoy, después de las negligencias de la dirección de educación, de algún desplante de los profesores, de mi cansancio diario después de un día de trabajo, pierdo un poco la esperanza. Tengo la sensación de no poder con todo. No se puede hacer todo a la vez. No paro de repetirme eso. Pero tampoco puedo detener ciertas partes del engranaje por entonces el barco se hunde. No puedo cerrar la escuela para formar a los maestros, alguien tiene que enseñar. Quién y cómo, me preocupa.
Sigo caminando, pues para eso estamos en esta tierra, para caminar y encontrar salidas. Me levanto todos los días, doy gracias por la vida, y comienzo la labor diaria. Sé que no estoy solo en esta cruzada, muchos de los profesores de este colegio, a pesar de las limitaciones con que cuentan, se esfuerzan por aprender, por enseñar, y por mejorar cada día, y en su empeño, empujan a los compañeros que arrastran los pies, y a los muchachos que, aún niños, juegan y aprender todavía ausentes de la realidad que algún día les tocará enfrentar. Sin embargo, hay días en que no veo ninguna salida.
(*) "El mundo necesita profesores, libros y escuelas,... y aprender algunas reglas universales". De la canción de Pete Seeger Bring Them Home (1969)