En agosto voy a cometer la heroicidad, o la locura, o la cosa más normal del mundo, según quien lo mire, de cruzar el charco y quedarme un año trabajando de voluntario en plena selva amazónica, o casi.
Siempe me llamó la atención lo de trabajar para los demás a cambio de nada una temporada pero me daba miedo lanzarme, como muchas otras cosas. Al fin, allá voy. El caso es que como voy a una zona tropical, y voy a estar bastante tiempo, me recomiendan que me vacune contra enfermedades que yo desconocía o que hacía erradicadas. Claro, erradicadas aquí, no allí.
Mientras me pinchan y me meten en el cuerpo "bichitos atolondrados", como decía un estudiante en aquella Antología del disparate, no he podido sino quedarme pensativo mirando las facturas de la farmacia. Aquí, con nuestro seguro médico-seguridad social, podemos permitirnos el ir al médico y comprar los medicamentos que haga falta en el momento en que los necesitemos, a penas pagamos un poco por ellos, pero ¿Os habéis parado alguna vez a mirar lo que valen las pasitllas o vacunas sin el descuento? Cielo santo. Salvando las aspirinas y analgésicos comunes, lo normal es que se pongan bien a gusto en 20 o 30 Euros.
Yo eso lo llamo jugar con la salud de las personas. O pagas o te mueres. Creo que voy a meter a las farmacéuticas en la lista de "cosas contra las que protestar". Yo puedo pagar por unas pastillas para tratamiento de la malaria, o por una vacuna contra el cólera, ¿Pero, y allá, en el tercer mundo? Desconzco la situación de la seguridad social en países Sudamericanos, pero mucho me temo que la mayoría de la gente no puede permitirse el comprar dichos medicamentos.
Pienso que debería estar prohibido que alguien pudiese enriquecerse a costa de la salud de los demás. Se supone que se buscan nuevas vacunas, nuevos medicamentos, técnicas quirúrjicas para aliviar a los que sufren, pero nos negamos a curar ese sufriento si no nos pagan. Evidentemente, algo hay que pagar, nadie vive de aire, ni los laboratorios, ni las farmacias, pero tengo la triste sensación de que las diferentes compañias farmacéuticas se ha subido al dolar y bien cómodas envueltas en un cómodo margen de beneficios al que no están dispuestos a renunciar. Y además, siguen buscando estratagemas para evitar perder mercado, y, si es posible, ganar aún más.
¿Nunca os habéis fijado en la cantidad de medicamentos que existen con diferentes nombres, todos para curar la misma cosa, y en cómo cada médico te receta exclusivamente uno de nombre concreto? Evidentemente tiene algún pacto personal con cierta empresa farmacéutica. Pero, lo que es aún más grabe, ¿A que no sabéis que cada día hay más medicamentos genéricos? Sí, así es, y sin embargo, casi nadie los receta, casi nadie sabe que existen. ¿Por qué? Porque son mucho más baratos por el hecho de ser patentes libres y por lo tanto no producen enormes beneficios.
Siempre el cochino dinero por medio, o mejor dicho, la cochina avaricia y el cochino egoismo humano otra vez. Cada vez que me encuentro con problemas como este, siento esa sensación de enfado e impotencia y unas ganas terribles de que venga una buena crisis y que todos esos codiciosos se tiren de la ventana de su seguro rascacielos como ya hicieran en el 29.
Hay ciertos bienes con los que no se juega. Educación, Sanidad -incluídos medicamentos, servicios de primera necesidad como agua potable, saneamiento urbano y rural, y unas infraestructuras viales básicas son bienes que deberían estar en una lista de "prohibido enriquecerse con:"
Nadie elige donde nace. Unos tenemos la suerte de aterrizar en Europa, otros en medio del continente africano. Unos en una familia acomodada, otros en un osucro callejón lleno de prostitución y drogas. Debemos tener las mismas oportunidades, independientemente de nuestro origen, para poder salir adelante. Aceso a una enseñanza gratuíta y de calidad, sanidad al alcance de todos y unas condiciones de salubridad en nuestro hogar aceptables. Sólo así jugaremos todos en igualdad de condiciones, que uno llegue más o menos lejos luego, dependerá entonces únicamente de la manera de ser de cada uno, de qué elecciones haga a lo largo de su vida. Pero la línea de partida tiene que ser la misma para todos.
El que se oponga a esto es un asesino y un egoista. Y está muerto de miedo. Teme perder parte de su comodidad robada a otros a lo largo de generaciones, y teme aún más tener que salir de su burbuja y enfrentarse al mundo tal cual es.
Cada vez que observo las medidas que políticos grises y empresarios gordos de este primer mundo para acabar con las desigualdades me doy cuenta de cómo tergiversan la realidad sin que nos demos cuenta. Tengo la sensación de que lo que ellos intentan no es acabar con las desigualdades, sino aumentarlas hasta llegar a una separación total. Listos/ Tontos. Albañiles producidos genéticamente y en masa, y lo mismo, políticos, banqueros, labradores, médicos... y unas fronteras bien cerradas para dejar fuera a toda la chusma mugrienta a la que no podemos dar el mismo nivel de vida de que nosotros gozamos.
Un mundo feliz. Sí. Feliz... como el que imaginó Aldous Huxley...
Me gusta la ciencia ficción. Pero no estoy dispuesto a que se convierta en realidad. Al menos no esta ciencia ficción que poco a poco empezamos a vivir.
1 comentario:
Me ha gustado mucho .Estoy completamente de acuerdo.Buena suerte en tu nueva vida y continua escribiendo tus nuevas experiencias alli.Te deseo lo mejor.Terete
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