Hoy ha sido un día raro... uno de esos en que se ha hecho denoche y uno se pregunta cómo llegó la noche, cuándo se ocultó el sol y qué ha hecho él a lo largo del día. Uno de esos días en los que uno se levanta y no acaba de despertar en todo el día y camina en una nebulosa, apartado de los demás que parecen estar muy lejos, más allá de un cristal traslúcido, y se mueve y hace cosas pero no las hace, hasta que al final llega la noche y despierta e intenta poner en claro ese extraño día.
Así estoy yo ahora mismo. Sentado delante del ordenador sudando, con los ojos como platos, escribiendo como loco a la una de la mañana después de haber vivido "a medias" un día más.
Quizá fuesen mis dos despertares repentinos de anoche, quizá la falta de actividad. No se. Me doy cuenta de que últimamente necesito actividad, rutina nueva, algo en lo que pensar y por lo que preocuparme por iniciativa propia -estoy harto de preocuparme por las acciones de los demás y como ellas me afectan a mí. Me refiero a esas pequeñas cosas del día a día que no van a ninguna parte pero que por alguna razón a veces me quitan el sueño.
Pero lo que más siento es indecisión. Indecisión en las cosas más pequeñas. ¿Salir a dar una vuelta? ¿Ver esta noche esta película o esta otra? Me pongo a leer o mejor reservo el libro para el autobús? Mi experiencia de encierro personal estos últimos meses me dice que no es más que falta de actividad. De hecho empiezo a contar ya los días que me faltan para cruzar el charco, y no con pesadez y morriña por no querer dejar este sitio, sino todo lo contrario con ganas de empezar ya a tener nuevas experiencias y empezar a moverme. Raro en mí diría yo. Aunque quizá confunda amenudo la morriña con el miedo a lo nuevo y desconocido.
Ahora que ya tengo todo listo para dar el salto, y aunque estoy decidido y se que necesito de manera vital hacerlo, no dejo de pensar en las cosas que me faltan por hacer aquí. En todo lo que no he hecho y me gustaría hacer, en todo lo que me voy a perder si me voy.
Siempre seré igual de negativo. Siempre digo ¿Por qué no haría esto? en vez de pensar "Ah, mira todo lo que has hecho tú y los demás no."
La vida es elegir, y por ello a menudo resulta un lío tremendo entre impulsos que se entrecruzan y nos intenta arrastras por caminos opuestos. Cuesta mucho, o al menos a mi me cuesta, decidir qué es lo que realmente quiero de entre el amplio avanico disponible. Quizá por eso no me gusta elegir, por es no como de restaurante... El caso es que a veces tengo la sensación de que muchas de las cosas que quiero hacer, y que a veces acabo haciendo pero normalmente no hago o dejo a medias, no son algo que yo quiera hacer, sino algo que la sociedad me obliga a hacer. Son como ese aununcio que te vende el último cacharro inutil y te crea la necesidad y te muestra a la gente más en la onda y te hace que pienses que eres un bobo y un bicho raro si no lo compras.
Por ejemplo, soy incapaz de ligar de fiesta, de pubs, Yo voy a oir música, a bailar y saltar incluso si realmente hubiese sitio. No voy a intentar sacar algo con la chica de turno. O, sí, me gustaría. Hay chicas realmente guapas, pero yo para eso necesito hablar, charlar con calma y luego veremos. Voy al reves que todo el mundo. A la gente le importa una poco la música o la conversación, entran en un juego que yo no aprenderé a jugar.
Por eso digo que ha veces me fuerzo a hacer cosas no porque las desee de verdad, sino porque son lo habitual. Quiero y no quiero. Las hago pero no las acabo y me quedo a medias. Supongo que sigo buscándome a mi mismo. Poco a poco me voy encontrando. Voy siendo más deciso, voy viendo más claro qué me gusta y que no voy a volver a hacer porque no es más que una moda de la sociedad. Pero aún es dificil. Dificil discernir cuando es impulso ajeno y cuando es miedo a lo nuevo y lo desconocido.
Supongo que en eso consiste este baile que todos vivimos en nuestras vidas. Atreverse y esconderse. Buscar compañía y desear al mismo tiempo estar solo. Darse a los demás y al mismo tiempo buscar un espacio propio impenetrable.
Vivimos en un equilibrio constante y fragil. El único secreto es caerse y levantarse una y otra vez y seguir bailando, bailando, bailando...
Mantienes el fuego vivo en tus ojos
Prestas atención al cielo
Nunca sabes qué es lo que podría venir
No recuerdo haberte perdido la pista
Siempre estabas ahí, bailando lejos o cerca de mi vista
Debo haber pensado que siempre estarías cerca
Logrando que las cosas fuesen reales haciendo el tonto
Ahora no te puedo encontrar en ningún sitio.
No se que pasa cuando la gente muere
No consigo entenderlo por más que lo intento
Es como esa canción que puedo oir en mi oído
Que puedo cantar
que puedo evitar escuchar
Y no puedo evitar senirme estúpido aquí depié
Llorando mientras ellos de calman
Se que te gustaría que estuviésemos bailando
Bailando nuestras penas
(Bailando)
No importa qué eliga el destino
(No hay nada que puedas hacer al respecto)
Da los pasos que te han enseñado
Todas las personas que alguna vez has conocido
Hasta que consigas tu propio baile
No importa cuan próximos a los tuyos
hayan crecido los pasos de otro.
Al final hay un baile que harás solo.
Mantén el fuego vivo para la raza humana
Deja que tus oraciones asciendan hasta el espacio
No sabes que es lo que vendrá
Quizá un mundo mejor se perfila próximo
Y de la misma manera podría desaparecer
con todo lo que puedas haber encontrado
No dejes que la incertidumbre te rodee
(El mundo sigue girando)
Te has convertido en una bailarina
A partir de una semilla que alguien lanzó
Sigue adelante y lanza algunas de tus semillas
Y en algún momento, a medio camino
Puede que encuentres la razón por la que estás vivo
aunque eso nunca lo sabrás.
For a dancer (Jackson Browne) en el LP Late for the Sky (1974)
La letra en inglés aquí.
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