Acabo de leer un libro maravilloso de Ray Bradbury. Fantasmas Para Siempre. Se trata de una colección de poemas, un ensayo y un cuento, reunidos en un mismo volumen ilustrado por Aldo Sessa, un artista argentino hasta ahora desconocido para mi.
Más que un libro común, es una obra de arte en la que, como dice el propio Bradbury en el prólogo, escritor y artista corren a la par, llevando al lector por universos lejanos y a la vez muy humanos y próximos, uno con la palabra escrita, el otro con la imagen. Bradbury nos habla de la humanidad, de esa curiosidad innata que tiene el ser humano por observar, por descubrir, por conocer las estrellas, mundos lejanos y humanos al a vez, nos habla de Dios, como esperanza, como razón universal, necesidad del hombre para no sentirse solo en la noche del tiempo, para ayudarle a soportar y comprender ese desconocido universo en el que apenas acaba de poner los pies, enseñándole a ver, a aceptar, a comprender, a respetar lo desconocido a través de valores humanos y universales a todas las culturas, a estas que rezan a Dios-Alá-Buda-etcétera y a otras desconocidas aún que, en otros mundos rezan del mismo modo.
Un viaje delicioso que no hace sino despertar esa curiosidad y necesidad a veces infantil, innata al hombre por viajar, por conocer y aprender otras culturas, y por conocerse a si mismo.
El libro se lee en una tarde, luego uno vuelve las páginas atrás, le de nuevo algunos fragmentos, deleita su vista tranquilamente de nuevo en las imágenes creadas por Aldo Sessa. Una obra de lujo que surgió en 1980 cuando estos dos creadores cruzaron sus caminos. En España lo editó Caralt -editorial que creo ya desparecida- en un maravilloso formato de álbum que lo convierte al instante en una edición de lujo por dentro y por fuera. Hoy día, como no, está agotado, pero creedme, merece la pena rebuscar por librerías de viejo una joya como esta. Es raro de ver, pero a veces sucede lo impensable.
Os dejo con unas breves lineas del ensayo de Bradbury incluido en este libro:
[...] si una criatura conoce la diferencia entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, si puede elegir el amor en vez de la matanza, si puede oponerse a la violencia, si puede favorecer la paz, si puede juzgar y valorar, esa criatura es humana sin tomar en cuenta su apariencia externa, sea de carne o de fuego.
La humanidad, después de todo, es un concepto que sólo indirectamente tiene que ver con la forma, el tamaño, el color, los tejidos, o con el número de dedos, miembros, cabezas, presencia o ausencia de escamas, colas o, bien mirado, sexo. [...]
de "Dios en la ficción científica" (Bradbury, 1980, op. cit.)
1 comentario:
ayyyy!!!tu libro q no me olvide...ya me falta poqitin, q me hace compañia en lsa salas de espera de los medicos.jajajaja
y a ver si t haes un flog y me pones tonterias :P
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