Llevamos varios días oyendo cómo en varios países de mayoría musulmana se queman banderas de países europeos que han publicado caricaturas de Mahoma en sus diarios. Aquí, la prensa, cada vez más sensacionalista politizada, se excusa en la libertad de expresión, cuando, se mire como se mire, no es más que una falta de respeto hacia el vecino. Y no vale eso de desconocimiento de otra cultura, musulmana en este caso. Si queremos deslegitimar los radicalismos religiosos, políticos, que surgen con fuerza en estos días, engañando a la gente, debemos hacerlo tendiendo lazos, puentes, para ayudar a esas gentes, que en su desesperación ante las injusticias sociales y políticas que están viviendo, se arriman al que, parece ofrecerles soluciones rápidas.
Si nos seguimos riendo de otras personas por ser diferentes, si nos mofamos de sus costumbres en vez de hacer todo lo posible por conocerlas y comprenderlas y trabajar en limar posturas, buscando nuestras similitudes en vez de destacando nuestras diferencias, si seguimos explotando esos países en vez de compartir lo que tenemos con lo que ellos tienen de una manera justa, lo único que conseguiremos será que todos las desesperadas personas del llamando tercer mundo, sigan engrosando las filas del fanatismo.
Estaba esta tarde leyendo un libro, que, me parece ilustra perfectamente el caso:
“Desde occidente se tiende a analizar el rigorismo islámico en términos de fanatismo, sin caer en la cuenta de que sobre todo ello es la expresión de un profundo que no encuentra otras vías para desarrollarse. Mientras que los musulmanes sigan viendo que la comunidad internacional, a instancias de los Estados Unidos, reacciona inmediatamente contar la agresión iraquí a Kuwait (2 de agosto de 1990), pero se cruzan de brazos ante el incumplimiento por parte de Israel de las resoluciones de la O.N.U., seguirán pensando que ese orden internacional es injusto, y que a ellos les toca el papel de humillados. La masacre de los musulmanes de Bosnia-Herzegovina ante la pasividad europea no hace más que confirmar esa impresión.”
-Núñez Florencio, Rafael: Sociedad y política en el siglo XX: Viejos y nuevos movimientos sociales, Madrid, 1993
Libertad de expresión sí, pero, primero, respeto a los demás.
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