El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

jueves, 30 de octubre de 2008

Tener de todo un poco

Tener de todo un poco... era un poema de Gloria Fuertes al que Alberto Gambino puso una vez música.

No recuerdo bien la letra, y aquel LP de Claudina y Alberto Gambio está ahora muy lejos en algún rincón en España. Simplemente me sugirió el título de este escrito en el blog: Tener de todo un poco pero no demasiado. Y tener primero salud, alegría y amor. Y el resto ya no es importante.

Si de algo me he dado cuenta en los dos meses que llevo aquí, es de que cada vez necesito menos cosas para vivir, y que la renuncia a todo lo que tenía antes no ha sido tal renuncia. No añoro yo que tenía y ya no tengo, ni siquiera había pensado en eso hasta que un amigo en el chat me lo recordo y me hizo pensar para darme cuenta de que, curiosamente no me siento extraño ni añoro las comodidades que dejé atrás, es más, me siento mucho mejor y más lleno de energía.
Creo que el tener demasiado lleva a la gente por el mal camino. El tenerlo todo al alcance de la mano, el poder comprar lo que sea, es perjudicial para la salud. Así está el mundo lleno de personas estresadas y deprimidas, así estaba yo. Inentamos satisfacer nuestras necesidades con sueños de plástico, como dice Pete Seeger, y acabamos intoxicados, porque nuestras necesidades, esas que nos hacen suspirar y nos quitan el sueño, no se satisfacen con ningún objeto material que uno pueda comprar.
Aquí, por no tener, he tenido que pensar más: Cómo dar clases sin libro de texto, sin fotocopias, sin ordenador. Cómo aprender a cudiar mis enseres, mi ropa, y demás útiles, pero sobre todo, he aprendido que es mejor que no te den de todo y que tengas que buscarte la vida. Por tenerlo todo al alcance de la mando me he perdido muchas cosas que ahora descubro encandado.
Por ejemplo, el placer de perderme por las estanterías de una biblioteca, no para estudiar, sino para buscar una novela. El olor de esos libros, el tacto que deja el uso, el atreverse a leer un libro cualquiera y averiguar qué me cuenta, y después, devolverlo para que otro lo lea, pues no es necesario tenerlo. Eso es algo que, por tener mi casa llena de libros, y plata para comprar más, me he perdido.
Hay que pasarlo un poco mal. Hay que tener la nevera medio vacía, para que así, te sirvan en la mesa lo que te sirvan, te lo comas, y descubras que todo tiene muy buen sabor si ha sido cocinado con cariño, aunque el aspecto de fuera no sea muy llamativo, o ese no sea tu plato favorito.
Hay que tener la ropa justa, para aprender a cuidarla, y a mandar a la moda a la porra, porque lo que importa es ir bien vestido, limpio y decente.
Hay que tener unos cuantos céntimos en el bolsillo, en lugar de una enorme billetera o de una licencia de conducir, para así tomar el bus cada día y descubrir el placer de colores y sonidos quenos rodean, y también concoer otra gente y otros pensares.
Hay que tener apenas un teléfono fijo, una cabina si es mejor, para tener más que contar, pues sólo se puede hablar una vez a la semana, y así no decir bobadas por celular.

Nos hemos vuelto muy cómodos. Demasiado. Tener sí, pero lo justo. Nos venden todo. Nos crean necesidades, dentro de poco nos venderán a nosotros mismos sin que nos demos cuenta. Y nosotros pagamos, porque necesitamos tener. Aunque eso nos lleve luego a un callejón sin salida lleno de cosas inservibles que no cumplen nuestras espectativas, y aunque nuestra envidia por lo que el vecino tienen y nosotros no, crezca y nos combierta en belicosos avaros egoistas.

Si queremos que la raza humana siga viva después de nosotros y de nuestros hijos (a la mayoría parece no importales ya nada más que el presente) tenemos que bajarnos del tren y continuar a pie, dando ejemplo y eseñando a los demás. Creo que es la única solucción. A mi al menos me ha servido.
Si alguien quiere, aquí le dejo este par de sandalias y un zurrón en forma de invitación a cambiar de vida.

martes, 28 de octubre de 2008

De imágenes y recuerdos e inocencia.

Hay momentos que nunca caputarmos en una foto, momentos fugaces, que nos hacen sonreir, pesar, instantes que permanecerán en nuestra retina y en nuestro corazón para siempre, por muy breves que sean. Ojalá pudiese capturarlos con mi cámar y mostrároslos, pero nunca la llevo encima y lista en esos momentos...
Yo intento capturar esos instantes con palabras en este blog, otros, en una canción:

I rode my bike to town today / Hoy me fuí en bici a la ciudad
Wobbling down the path / haciendo eses por el camino
I knew the kids would see me / Sabía que los niños me verían
I love it when they laugh / Me encanta verles reir

And I wish I were a camera /Desearía ser una cámara
And I could slice time like a knife /Podría cortar el tiempo como un cuchillo
Seeing stories in the faces / Viendo historias en las caras
And crystallizing life / Y cristalizando la vida

Wish I were a camera / Ojalá fuese una cámara
I wish it all the time / Lo deseo todo el tiempo
It gives my eyes a reason / Da una razón a mis ojos
It gives my life a rhyme / Pone ritmo a mi vida

I'd be a lens that could see souls / Tendría un objetivo capaz de ver las almas
A shutter that never shuts / Y un disparado que nunca mata
I'd have film that lasts forever / Y película que duraría para siempre
And I would live in huts / Viviría dentro de fundas

In the jungles of South America / En las selvas de Sudamérica
Like my father before the war / como mi padre antes de la guerra
I'd find out where we came from / Averiguaría de donde venimos
And what this life is for / Y para qué es esta vida

And I wish I were a camera...

I would climb right off this planet / Subiría bien arriba, afuera de este planeta
On the clearest night of all / en la noche más clara de todas
And photograph the future / y fotografiaría el futuro
When it finally comes to call / cuando finalmente venga a llamarnos

I would save up all these images / Guardaría todas estas imágenes
These instants in a box / Estos instantes, en una caja
And when I am old and lonely /Y cuando sea viejo esté solo
They could cover up the clocks / Podrán tapar todos los relojes.

And I wish I were a camera...

I wish that I could shoot at night / Me gustaría poder disparar a la noche
And leave without a trace / E irme sin dejar huella
And catch my lover's sleeping smile /Y capturar la cara sonriente de quien amo
By the starlight on her face / con la luz de las estrellas brillando en ella

But I think mostly that l'd see children / Pero creo que sobre todo vería niños
'Cause they haven't learned to hide / Porque ellos aún no han aprendido a esconderse
And they watch me on my bicycle / Y me ven en mi bicicleta
And laugh with me as I ride / Y se ríen cuando paso

Camera, letra de David Crosby, en el disco de Crosby, Stills & Nash After the Storm (1994)

miércoles, 22 de octubre de 2008

Para pensar con el corazón...

Conozco perfectamente bien mi propio egoísmo, y conozco mis palabras omnívoras, pero no puedo dejar de decirlas,
y quisiera llevarte, quienquiera que seas, a mi propio nivel.

Mis palabras son palabras que preguntan y hablan de realidad;
Este libro impreso y encuadernado… pero ¿y el impresor y el muchacho de la imprenta?
Y la dote y los acuerdos matrimoniales… pero ¿y el cuerpo y la mente del novio y los de la novia?
El panorama del mar… pero ¿y el mar mismo?
Las fotografías bien tomadas… pero ¿y tu mujer o tu amigo fuertemente apretados en tus brazos?
La flota de buques de pasajeros y todas las mejoras modernas… pero ¿y la astucia y el coraje del almirante?
Los platos, el precio y los muebles… pero ¿el huésped y la huésped y la mirada de sus ojos?
El cielo allá arriba… pero ¿y aquí, en la casa de al lado o al otro lado de la calle?
Los santos y sabios de la historia… pero ¿y tú mismo?
Los sermones, doctrinas y la teología… pero ¿y el cerebro humano y lo que llamamos razón, lo que llamamos amor, lo que llamamos vida?

Walt Whitman, en Hojas de Hierba

Un día en el colegio Abya Yala


Son las 5:15 de la mañana, aún está oscuro. Mi reloj de pulsera hace sonar su alarma una vez más, como todos los días, haya clase o no: la humedad y el calor de este clima extremo se comió el contacto de los botones de mi reloj y ahora sólo me queda esperar a que deje de sonar o esconderlo en el armario para no oír la alarma.
Me siento perezosamente sobre la cama, observando la tenue luz del amanecer que empieza a entrar tímidamente por la ventana. La música de levantada de las residencias vecinas –en las que duermen los estudiantes- me hace ponerme en marcha. Me lavo la cara con agua fría y me refresco, me visto y salgo tropezando por el camino de graba, camino del colegio con una sonrisa buenos días a los chicos y chicas, aplicados unos, dormidos otros, que se dirigen a realizar sus comisiones de aseo.

El colegio, como proyecto de desarrollo qué es, como ejemplo de lo que ni gobiernos, ni estados, ni dinero han logrado o tristemente se planteen quizá lograr, funciona gracias al dinero de proyectos, subvenciones y donaciones de personas, desinteresadas o no, que creen en la educación de los que menos tienen. De ahí que la economía del centro no sea muy boyante. Más bien funciona a base de recortes presupuestarios y estrategias y estrategias para seguir funcionando cada vez con menos mientras esperamos que algún gordo funcionario se atreva a mirar a la realidad que hay afuera de su despacho y se decida a ayudar a los demás sin esperar nada más de ello. Así, el colegio intenta ahorra de donde puede, y de ahí, por ejemplo, que los alumnos realicen las labores de aseo de colegio y residencias. Yo estoy encargado de supervisar y ayudar para que algunas de esas comisiones de aseo sean realizadas correctamente. Algunos son perezosos y descuidados para el aseo, pero hay que pensar también que para los más pequeños, ésta es la primera vez que tiene que encargarse de semejante asunto: en sus casas por ejemplo, no hay cuarto de baño.

Tras las comisiones reciben su primera hora de clase (aquí las horas lectivas son de 45 minutos) y luego el desayuno. Los propios estudiantes se encargan de servir sus mesas y de limpiar el comedor después. Los profesores tenemos nuestra propia mesa, aunque a veces nos sentamos con nuestros pupilos, invitados, o simplemente por “molestar” cuando vemos un sitio libre.
Las clases continúan después hasta el medio día, yo, que soy profesor de horario de tarde por necesidades de acomodar horarios más que por gusto, rara vez tengo clase en la mañana, así que me retiro a la biblioteca o vuelta a mi residencia a preparar clases, corregir pruebas, o, me quedo por el colegio haciendo otra serie de labores múltiples que surgen inesperadamente cada día: ayudar a algún compañero en sus clases, ayudar en el mantenimiento del colegio y residencias arreglando luces, váteres, computadoras; sustituyendo o ayudando a algún compañero en sus clases… trabajo nunca falta.

A las 12:45 es el almuerzo. La comida es sencilla, monótona, pero abundante: uno no se queda con hambre. El primer plato suele ser sopa (caldo de pollo, de verduras, de pasta y queso) bien caliente, haga frio (yo aún no lo he sentido, pero hay días en que me dicen “profe, hace frío”) o haga calor (tampoco lo he sentido excesivamente, debe ser por venir de una tierra de extremos en donde uno pasa de los 4 bajo cero en invierno a los 35 grados en verano, aquí la temperatura es más o menos estable y oscila siempre entre los 18 grados y los 30 más o menos, lo único que es mayor que en España es la humedad de un 70% que hay aquí constantemente) Tras la sopa, arroz, alimento base de esta tierra junto a la yuca y el plátano, siempre acompañado de menestra (léase lentejas, fréjoles) y algo de carne o pescado.

Después del almuerzo, tras un pequeño descanso, comienzan de nuevo las clases desde las 14:30 hasta la hora de las duchas. Yo, como profesor del horario de tarde y nocturno (aquí anochece hacía las 6 – 6:30 de la tarde) tengo casi toda la tarde ocupada con clases de inglés o de ciencias sociales. Del verbo to Be, al Antiguo Egipto, a s. XIX ecuatoriano y vuelta al inglés, y entre medias, horas de estudio, es decir, acompañamiento a los distintos grupos de clase en las horas que tienen libres para ir a la biblioteca y hacer sus deberes: orientarles en cómo estudiar, como consultar libros y enciclopedias, resolverles dudas,… a veces uno incluso acaba aprendiendo de otras materias con ellos: ¿Profe, me ayudas con este ejercicio de física de vectores? Y no queda otra que sentarse y digerir en cuestión de minutos el tema de física y desempolvar conocimientos olvidados en la adolescencia.

Durante la tarde algunos grupos (léase cursos) tiene educación física o agropecuaria (tenemos una finca en el centro de cara al autofinanciamiento y también para iniciar a los alumnos en técnicas de cultivo y cría de ganado) o realizan trabajo comunitario, es decir, colaboran en el mantenimiento del colegio macheteando (es decir, cortando la hierba salvaje que aquí crece otra vez alta cada 3 días) o haciendo otras actividades.
A las 5:30 todos se van corriendo a sus residencias a las duchas. Aquí es costumbre ducharse al final de la tarde, pues el clima y el día son duros y uno suda bastante, y así, aseado uno duerme después más fresco, pues, aunque por la noche refresca algo, tampoco es muy grande la diferencia respecto al día. Yo, que al principio intente continuar con mi costumbre de ducharme temprano por la mañana, he acabado por adoptar la costumbre local. Donde fueres, haz lo que vieres. Sus razones tienen.

Tras las duchas, la última hora de clase del día, ya en horario nocturno, luego la cena a las 7:15 de la tarde. No suele haber gran diferencia entre la cena y el almuerzo, ésta suele ser quizá más liviana y algo más dulce. A las 8 todos los alumnos/as están en su residencia, tienen una hora para estudiar, para relajarse viendo la tele, escuchando la radio, o jugando a algún juego de mesa. A las 9 es el toque de queda: todo el mundo a dormir, yo incluido. Normalmente intento acabar algún trabajo pendiente para las clases, o leer un rato una novela, o ver televisión, pero normalmente el sueño me puede y me meto en mi cama. Los mosquitos y demás insectos variados, los murciélagos, y el sapo que últimamente vigila la puerta de mi cuarto, nos dicen que nos vayamos a dormir, que la noche es sólo para ellos. Y así hacemos, dormimos, mientras la selva sigue despierta y viva, vigilante.
Que nunca calle.

domingo, 19 de octubre de 2008

Con viento en popa a toda vela

Son casi las 3 de la tarde hora de Ecuador y hace unos 10 minutos que he llegado a Lago en una ranchera (camión recombertido a bus con armazón de madera para que no conozcan - ya pondré foto) pegando votes por el camino que lleva al colegio pues la mitad del trayecto está sin asfaltar. Menos mal que comemos a la una del medio día...
Yo vine preparado con un pequeño escrito para poner en el blog, y así no gastar tiempo y dinero escribiendo aquí, pero esta máquina no tiene Office 2007 y no me deja abrir el documento (y yo tampoco tengo ganas de ponerme a descargar e instalar el conversor de formato de microsoft ahora)
De todos modos, como hoy, por primera vez no tengo nada realmente nuevo y especial que contar, salvo repetir que seguimos viento en popa y a toda vela, y tampoco tengo casi ningún correo para contestar, aprovecho para escribir unas líneas directamente.

Resulta curioso como se adapta uno a los cambios y a la necesidad, ahora que lo pienso. Como no tenemos internet en el colegio y en Lago el internet sale a un dolar la hora más o menos, escribo las cosas en ratos libres en el colegio y luego las traigo aquí para colgarlas. La aventura no resulta tampoco sencilla, como a primera vista pudiese parecer. En el colegio, al margen del aula de computadores, sólo hay 3 computadoras libres y eso no es mucho para todo el equipo de profesores, por otro lado, mi tiempo libre no es mucho, y muchas veces estoy demasiado cansado como para sentarme a pensar y escribir algo para el blog. Y luego, cuando por fin encuentro la inspiración y la oportunidad para escribir juntas, se va la luz. El colegio está conectado a la red nacional de luz, y por desgracia, en un país como Ecuador, en el que todo está por hacerse o arreglarse, todo está a medio camino de algún fin, la luz tiene cortes constantes. Raro es el día que no nos quedamos sin electricidad un ratito. Además hay altibajos de tensión constantes, y hay que conectar unos aparatos (no me acuerdo del nombre) semejantes a esos adaptadores que se ponían debajo de las teles viejas en España para evitar que se quemen con los picos de la tensión eléctrica.
Y cuando no se va la luz, aparece un virus que te lo borra todo. Este país es el paraíso de los virus. Ojo con todos los mails que lleguen desde acá. Escaneenlos. Llevo 15 días desinfectando e incluso formateando ordenadores, pero el problema persiste, porque las memorias usb (pendrive o cucarachita) son el metodo preferido de los virus para viajar y casi todo el mundo tiene una; sin embargo no se por qué, casi nadie tiene antivirus en su ordenador, ni siquiera aquí en los ciber, que son la entrada de todos los bichitos. Hay antivirus gratuítos y que funcionan bastante bien, como Avast! por ejemplo.
También he tendio que dejar a un lado mi costumbre de escribir primero mis historias y comentarios para el blog en papel y luego pasarlas al ordenador. El presupuesto del colegio es bastante por no decir muy ajustado y no estamos para gastar papel y material escolar a lo tonto, así que en todo lo que se pueda ahorrar, se ahorra. Todo lo que se pueda hacer y dejar directamente en soporte digital, se queda así. Tampoco es tanto el problema, todo es acostumbrarse.
Así que, por unas u otras razones, tengo mi cabeza llena de historias, de cosas que quiero escribir y colgar en el blog, y no encuentro el momento idoneo para sentarme a escribir. Prometo tomarme mi tiempo en cuanto pueda y contar más cosas y colgar más fotos, pero aquí cada minuto del día lo tengo reservado para algo. Lo más curioso es que no estoy cansado, en el sentido de harto de todo, es un cansacio reconfortante al final del día, consciente de que has hecho algo útil, incluso cuando alguna cosa no sale bien, sigues con ejergía, y, curioso también, cuantas más cosas tengo que hacer más hago. Parecería que con semejante agenda no tengo tiempo de leer, de escuchar música, de charlar con los compañeros, de relajarme. Pues de alguna manera lo tengo. Lo saco de no se donde y incluso leo más, charlo más, que cuando estaba medito en mi vida sedentaria y conformista. No deja de admirarme: casi dos meses aquí y ya casi he terminado con la ballena de Melville, me he leído otros dos libros a mayores y voy por el tercero, y preparo clases (no tengo libro de texto así que me toca todo el trabajo de programación y búsqueda de materiales) corrigo exámenes, acompaño a los alumnos,...
La actividad produce más actividad. Tenías razón, Terete. Gracias otra vez.
Otro día escribo más y cuelgo tantas y tantas fotos y escritos atrasados.
Prometido.