El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

sábado, 28 de enero de 2006

Cena de sábado por la noche

Para Kiko, compañero de momentos terroríficos...

Es sábado por la tarde. Un sábado sin nada especial, frío, como suelen ser los sábados de invierno. Tienes esa pesadez en la cabeza, esa pesadez producto de estar toda la tarde encerrado en casa. Se va acercando la hora. Has quedado para cenar encasa de un amigo. Una cena más, es ay costumbre habitual todos los sábados: una cena interesante, a base de comida preparada en casa por manos inexpertas y una buena dosis de cine de terror para ayudar a hacer la digestión. ¿Acaso hay una manera mejor de pasar un sábado?
Hay otras, por supuesto, pero uno suele caer en las rutinas con bastante facilidad. Así que, te cambias de ropa, te abrigas y sales fuera de casa. 20 minutos hasta la estación del tren de vía estrecha y luego otros diez minutos de tren hasta el apeadero que es tu destino.
El frío se te queda pegado en la cara, te penetra hasta los huesos, según caminas. Apuras el paso, quieres deshacerte de esa sensación de letargo cuanto antes, es como si el frío te hiciese prisionero. Hay gente por las calles de la ciudad, absortos en si mismos, no te ven pasar, el frío también les persigue a ellos, que buscan un lugar donde vencer al frío con el calor de una copa, de una cena, una cama,...
En la estación te acompañan familias con hijos, esperando subirse a ese tren que les lleve al refugio de sus hogares. Eres el único que tiene en mente una nuche de miedo. Mientras el tren se desliza sobre los raíles, recorriendo el corazón de la ciudad hacia los suburbios, las afueras, tienes la sensación de ir en dirección contraria: “la gente va a divertirse a la ciudad los sábados por la noche, ¿no? Entonces, ¿qué hago yo huyendo de ella?
El tren llega a tu destino antes de que te des cuenta, como siempre. Bajas. Sólo un par de minutos a pie y llegas a casa de tu amigo. La calle está desierta, no hay un alma, algún coche ocasional se dirige a algún pueblo más adelante, perdiéndose en el horizonte.
- “¿Si?”
- “Soy yo.” Oyes el zumbido del portero automático. Empujas la puerta y entras. Llegas al tercer piso, la puerta esta abierta.
- “Pasa, estoy preparando la cena”
- “Bien, ya te echo una mano. Supongo que sigua en lo del menú ese made in USA para acompañar las películas de terror.”
- Claro, claro, Hamburguesas Especiales. Encontré la receta en un libro de la biblioteca.
- Vaya, yo pensé que te dedicabas al estudio del medio ambiente, ¿ahora te has pasado al mundo culinario?
- Ja, ja. Es curioso este libro. No se que hacía en el estante de química orgánica. Supongo que alguien despistado lo dejó ahí.
- De todos modos, hacer una hamburguesa no tiene mucha ciencia: pan de molde, carne picada, cebolla, queso, tomate, lechuga,... ¡oye! ¿Qué demonios es todo eso?
- Es que estas son Hamburguesas Especiales. Ya te lo dije. Es carne especial. No veas lo que me costó encontrarla.... he tenido que ir a un matadero donde había un tipo... no veas que pintas. ¿Y el queso?, el que lo vendía no creo que ligue mucho, porque con esa peste a queso podrido encima todo el día... Menos mal que el libro indica donde encontrar todo esto, porque si no...

La meseta está repleta de cosas raras: tarros con condimentos extraños, especias, todos etiquetados en un idioma que no conoces. Piensas “Se está tomando demasiado en serio esto de la cocina...”
- Listo, ahora a comer, un poco de Cerveza Especia y... Sí también es especial, la he tenido que comprar por Internet. Directa desde una abadía de Baviera. Huele a barrica vieja, a que sí, ¿eh?, prueba, prueba.

La hamburguesa tiene un gusto extraño. Sonríes, de todos modos, está buena. Comes con apetito. La cena transcurre como era de esperar: todo tranquilo, chistes, comentarios “¿Qué tal la semana?”, “¿Buff..., no veas, nunca había tenido tanto trabajo?” Te cuesta acabar la segunda hamburguesa. Comes, ánimo, demuestra que eres capaz.
Empacho. Esa es la única palabra. Parece que vas a reventar. Y encima, ahora comienza la peor parte: películas de terror. El cuarto está a oscuras, apenas sí distingues la cara de tu amigo, iluminada por el resplandor del televisor. Empieza la película; es una de esas de Zombies, de algún discípulo aventajado de George A. Romero. Las escenas son realmente impactantes, demasiado reales, parece real. Sientes náuseas. No sabes si es por la película o por la cena.
Comienzas a sentirte verdaderamente mal, mareos, sudores,... definitivamente no es miedo, no puede que tengas tanto miedo. Algo te recorre el cuerpo por dentro, es un dolor que te produce escalofríos que te suben por la médula. Enciendes la luz.
-¿Eh, qué haces?
- Oye, no me encuentro bien. Debe ser la cena
- Si, si, lo que pasa es que eres un cagao. Ya no aguantas nada, cualquier peliculucha de terror te asusta. Mira lo pálido que estás. Ja, ja , ja.
- Va en serio, me siento fatal, yo.. estoy helado.
- Oye me estas asustando. A ver si tengo que llevarte a urgencias.
- No, supongo que será la digestión, mejor será que me acueste.
- Pero, ¿acabamos la peli, no?
- Otro dia, otro día, de verdad, estoy fatal.
- Va, aguafiestas. Anda a dormir. Si te mueres dame un codazo...

Te metes en la cama. Tu amigo está en la otra cama, al otro lado de la habitación. Es un cuarto pequeño, pero ahora parece que una inmensidad separa las dos camas. Sigues sintiendo náuseas, sudor frío. Te tapas hasta la cabeza. No consigues dormir, es como si estuvieses cayendo en un abismo negro sin fin, con destellos de luz que te ciegan y forman extrañas figuras.
-¿Qué murmuras?
“Qué murmuras, qué murmuras, qué murmuras,...” Un eco que se apaga lentamente en tu cabeza. Finalmente caes dormido por agotamiento.

Te despiertas. Tienes una sensación extraña, como si no supieras dónde estás, quién eres. Te mueves como por instinto. Llegas al espejo. Estás realmente pálido. Y sucio, manchado de... ¿sangre? Miras alrededor: toda la habitación está manchada de sangre. Tu amigo no está.
Caminas lentamente por el pasillo, todo está manchado de sangre, los cuadros torcidos, rasgados, como si hubiese habido una pelea atroz.
Algo asoma en la puerta de la cocina. Es una pierna. Un poco más allá hay parte de un torso. Un trozo de ropa hecha jirones esta entre las vísceras... se parece a esa de cuadros de tu amigo. Miras alrededor. Más sangre. Echas un vistazo a tu propio cuerpo. Tienes algo en la mano izquierda. Es un antebrazo. No sabes por qué, pero te lo llevas a la boca. Masticas.Vuelves al pasillo, caminas despacio, como por inercia, te diriges a la puerta. Tiras el antebrazo, ya no está muy fresco... Sales del piso, caminas lentamente. “Quizá encuentre algo de comida fresca por el camino...”

martes, 17 de enero de 2006

Musicas del 2005

De los diferentes discos nuevos que han salido el año pasado (y han llegado hasta mi) estos son algunos que me han parecido especialmente interesantes. Dicen que la música está muerta, de capa caída. En realidad eso no es verdad. Puede que las grandes discográficas pierdan dinero, pero eso se debe a la orientación que han tomado a lo largo de las últimas dos décadas –el hacer dinero en vez de hacer música- y que les ha llevado a la situación actual. Sigue habiendo un montón de maravillosos pequeños sellos y artistas que siguen apostando por hacer música, sin hacerse millonarios. Hacen música porque les gusta y porque saben que ahí fuera todavía hay gente con quien compartirla. Y consiguen vivir de ello. La música no es sólo para pasar el rato, para escuchar mientras vas en el bus, mientras cocinas, estudias, no es sólo para bailar el sábado por la noche y dejar después el disco amontonado en un rincón cuando te dice que ha pasado de moda y tienes que comprarte lo último. La música puede constituir un entretenimiento en si misma. Es nuestra compañera en el día a día, nos ayuda a pasar un buen rato, no arropa cuando estamos tristes, nos transmite sensaciones, pensamientos, de otras personas, llama la atención de nuestra conciencia ante determinados sucesos, nos enseña. La música es de las artes más completas, sirve como diversión pero, aunque algunos se empeñen en convertirla en una mera fábrica de dinero descerebrada, también es Cultura.
Disco es Cultura decía (y dice) la carátula de los discos publicados en Sudamérica. No lo olvidemos. Aquí van algunos discos “pequeños” para aquellos que quieran escuchar algo más que el top 40 de turno. Y bien fresquitos, todos ellos publicados el año pasado:

Amy Ray: Prom (Daemon Records)
“La mitad” de las Indigo Girls ha publicado su seguno disco en solitario. Un trabajo en el que muestra su vena más rockera, con unas canciones en clave punk-rock, sin olivar eso, si sus raices folk, algo que se observa sobre todo en las maravillosas letras. Amy Ray a creado un disco temático en el que nos habla de la vida de los adolescentes norteamericanos, en esos institutos que aquí nos parecen de película pero que cada vez se asemejan más a los nuestros. Un disco redondo y directo, 10 temas, 32 minutos, con un diseño magnífico, en su cajita de cartón... como debería ser siempre. Lo ha publicado en su propio sello discográfico, Daemon Records, una COMPAÑÍA DISCOGRÁFICA SIN ÁNIMO DE LUCRO. Señores de las grandes multinacionales, tomen nota.
***** - El disco del año.
www.indigogirls.com

Stephen Stills: Man Alive! (Talking Elephant Records)
14 años le ha llevado a Stephen Stills (de Crosby, Stills & Nash, Buffalo Springfield) completar su nuevo disco en solitario. Se trata de un trabajo en el que el artista se mueve entre la multitud de géneros de los que ha “picado” a lo largo de su carrera: Folk, rock, blues, motown, cajun, ritmos latinos... saliendo siempre airoso y sorprendiendo al personal (¡incluso se atreve a cantar en español!) Arropándole en este nuevo poryecto se encuentra sus viejos amigos de siempre (Neil Young, Graham Nash) y colaboradores estelares (el mismísimo Herbie Hancock) A pesar de sus 60 años, el autor del mítico tema For what it’s worth, sigue en plena forma. Los que tuvimos la suerte de ver a Crosby, Stills & Nash este verano en Barcelona lo pudimos comporbar de primera mano.
***** - Feed the people
www.stephenstiils.com

Chris Hillman: The Other Side (Sovereign Artist/ Cooking Vinyl)
Otro veterano. Para aquellos que no estén familiarizados con este hombre, Chris Hillman a pasado por los Byrds, los Flying Burrito Brothers, los Manassas de Stephen Stills, The Desert Rose Band,... es toda una leyenda ya en si mismo, con una discográfica inavarcable. Ahora, vuelve a sus raices y nos trae un disco delicioso: ritmos bluegrass y gospel en un disco impecable producido por su colega Herb Pedersen, con unos arreglos y composiciones sorprendentes (la versión bluegrass de la mítica Eight Miles High de los Byrds quita el hipo...). Una auténtica delicia para los oidos y para el espíritu.
**** - Música hecha entre amigos
www.chrishillman.com

Amos Lee: Amos Lee (Blue Note/EMI)
Rara vez me llama la atención una artista nuevo. Amos Lee se dio a conocer acompañando a gente como Bob Dylan, B.B. King, o Nora Jones (que colabora en este disco) y ahora, por fin a publicado su propio trabajo. Este músico bebe directamente de la música de Neil Young, Van Morrison, John Prine,... si os gustan esos artistas os gustara éste disco. Canciones sencillas, con arreglos simples, para relajarse y escuchar. Folk con rivetes de blues. Muy bueno. Si sigue por este camino, en el futuro seguro que nos trae discos magníficos.
**** - Colors

Natalie Merchant: Retrospective 1990-2005 (Elektra)
Como pasa el tiempo. Hace ya más de 10 años que Natalie Merchant dejó 10,000 Maniacs para comenzar su camino en solitario. ¡Y menudo comienzo! Aquel disco de 1995, Tigerlily, era sencillamente maravillos, y que decir de Ophelia.... y los siguentes, Motherland (Tell yourself es de las mejores canciones alguna vez escritas) y The House Carpenter Daughter, todos ellos espciales. Realmente, Natalie Merchant tiene algo especial. En su voz, en sus letras, siempre me ha parecido una artista muy interesante, y arriesgada también.
Ahora, hecha la vista atrás y recoge en un doble CD su etapa en solitario. El primer disco reune sus "exitos" (incluyendo alguno en la versión original del single) mientras que el segundo es una magnífica colección de caras B, colaboraciones con otros artistas, 2 temas nuevos, 2 inéiditos y otras rarezas.
Y todo empaquetado, como ya es habitual en Nataie Merchant, con mucho carinño en un libro-disco.... Buscad este CD. Sentaros en la cama, en el sofá, y dedicad algo de vuestro precioso tiempo a oir músca, sin hacer nada más, dejad que la música sea vuestra únic a compañia, pasad las páginas del libreto, disfrutad del disco. Merece la pena
Por cierto, la edición doble (con el disco de rarezas) es limitada, así que si no queres quedaros sin ella, daros prisa.
***** - Maravilloso
www.nataliemerchant.com

jueves, 12 de enero de 2006

Purple Weekend

El pasado 9 de Diciembre tuvimos la suerte (y por qué no honor) de ver a los míticos The Zombies en concierto. Aquel famoso grupo inglés de los 60 se dejó caer por León dentro de la programación del resucitado Purple Weekend. Ha sido realmente agradable que reapareciese el festival, un evento de tanta tradición y repercusión a nivel internacional no se merecía desaparecer como lo hizo. Espero que ahora se mantenga año tras año de nuevo, ofreciendo a los habitantes de esta ciudad alguna actividad cultural alternativa.
La verdad es que León está de capa caída en lo que festivales de música se refiere. El festival de nuevas músicas ha desaparecido, lo mismo el más reciente de música celta,... tampoco hay conciertos muy especiales, en el 2004 vinieron B.B. King (maravilloso) y Bob Dylan (mejor hubiera hecho quedándose en casa) pero este año pasado la verdad es que poca cosa. Así que, el regreso del Purple nos ha dejado muy buen sabor de boca. A ver si toman ejemplo y regresa también el festival de nuevas músicas.
Y de entre las actividades y conciertos de Purple no podía dejar de destacar el concierto de los Zombies, o de lo que queda de ellos, que sigue siendo igual de genial. Confieso que no soy un gran fan del grupo, apenas tengo un grandes éxitos, pero oír aquellas canciones: Time of the seasons, I love you, She’s not there, y el regalo que fue Summertime como bis... simplemente especial. Colin Blunstone sigue en plena forma (qué voz). El grupo se las apañó para ofrecer un buen concierto en el que repasaron su trayectoria y nos ofrecieron también algo nuevo, dejando el liston bien alto, y eso que la acústica del local no ayudaba de ninguna manera. Espero que en la próxima vez elijan un local mejor que le pabellón del Hispánico, cuya acústica deja bastante que desear (aunque es mejor que la de la plaza de toros...)
Y por favor, busquen a grupos más afines para abrir boca, por que Doctor Explosion.... sin comentarios.

Hace ya más de un mes que no escribo nada. Nunca he llevado un diario personal, ni siquiera uso agenda, porque se me olvida apuntar las cosas en ella (que desastre) Pero, en fin, me preguntan qué ha pasado, comencé esto con mucho entusiasmo y de repente, silencio total.
La verdad es que soy muy perezoso para estas cosas. Sentarse y escribir es algo que requiere calma y paciencia, al menos en mi caso. Debería haber “colgado” varias cosas interesantes el último mes, pero por pereza han quedado en el tintero. Así que, en los próximos días colocaré varios post sobre mis andanzas y pensamientos que deberían haber visto la luz hace semanas.

Por cierto, el cambio de imagen se debe a mi amigo Kiko que sigue rebuscando en sus archivos para buscar extrañas imágenes de mi pasado. Dice que era más simpático en mi época “hippie”. Supongo que con el tiempo todos cambiamos, surgen nuevas miras, nuevas perspectivas, inquietudes, cambiamos y seguimos adelante. Estamos cautivos en el carrusel de la vida, como dice esa canción de Joni Mitchell, y no podemos volver atrás, sólo podemos observar por donde hemos pasado y seguir dando vueltas y vueltas en este juego que es la vida.

De todos modos, no hay nada malo en echar la vista atrás de vez en cuando, y recordar los buenos (y los malos también) tiempos pasados. Aunque crezcamos y nuestra vida cambie, aunque marchemos a labrar nuestro destino a lugares distantes, siempre queda el recuerdo para no olvidemos aquellos lugares en los que hemos estado y a las gentes que hacen de esos sitios algo especial, para que podamos seguir dando las gracias a esas personas que nos hicieron reír y llorar, ayudándonos a crecer y seguir adelante en diferentes momentos de nuestra vida.
Y además, sigue habiendo algo místico y especial en subir al depósito de agua una tranquila tarde de verano y observar el horizonte. No me preguntéis porqué. Simplemente probad.