El día que conocí a mi gemelo
yo era más joven, él más viejo.
su pelo era cano, el mío aún negro.
De los dos yo era el gemelo flaco
y más alto sin ser él pequeño.
El día que conocí a mi gemelo
no hubo un doblez en el tiempo
ni astros alineados en el cielo,
y si alguien reclamó ser el auténtico,
lo olvidó, pues no era cierto.
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