Pueblo político desarraigado y sin alma,
con políticos y funcionarios chupasangre y sanguijuelas.
Hacienda de más de medio siglo
que sólo busca exprimir la selva,
sacando oro negro, maderas, aceite de muerte;
haciendo bailar la mono para el turista
por las mismas monedas que Judas recibiera.
Más de 50 años en ella
y aún no sabe escuchar a la selva.
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