La Caracolita paró en la selva
donde el perezoso duerme colgado
y la oropéndola cuelga su casa
en la copa de un árbol.
Sonríe Caracolita
cuando el sol sabe a canto,
cuando la noche es fresca y serena
y el río corre a su lado.
Sin prisa Caracolita,
sin pausa, acariciando
los verdes de esta selva
y el cielo anaranjado.
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