Hay un niño dormido
en la sección infantil,
y un gato enroscado,
una rana que dicen que habla
y una cebra a rayas
y un tigre (también a rayas)
Un faquir buscando su cama,
un puercoespín enamorado,
un señor con chistera,
la escoba de una bruja en huelga.
Una princesa (está pasada de moda),
una astronauta (así está mejor la cosa),
una puerta secreta
(Shhh yo no te lo he dicho),
dos o tres mundos perdidos,
un extraterrestre de otra galaxia,
un tigre de Bengala,
espera, ese ya lo dije antes.
Un revisor que grita ¡pasajeros a Marte!
Un asteroide en venta,
una isla desierta,
un armario desordenado,
unos guantes mágicos,
¡una familia de suricatos!
Un pastel de cumpleaños,
un señor de más de 1000 años.
¡Un diplodocus! ¡Un triceratops
y el señor Tiranosaurio!
¡La vecina de arriba
y el vecino de abajo!
Un doctor de habla en verso.
Madre mía, ¿pero qué es esto?
Un empacho de cuentos.
Reporte de un bibliotecario anónimo, 2 de abril de 2022
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