El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

domingo, 29 de septiembre de 2019

Corazones inexplorados

Cuando el cielo sólo era cielo
y las nubes eran sólo sueños
cuando la risa de aquellas niñas
era como la nuestra, ingenua,
y en salón pintábamos el mundo
con tiza de colores imposibles
y escondíamos otros colores
en poemas a mano alzada
y en miradas.

Cuando aún estábamos por nacer
y nuestro mundo aprendiendo a caminar
y las noches eran tranquilas
colmadas de de mil sonidos
cubiertas de mi estrellas,
y los latidos acompasados
de corazones inexplorados
en tierra de piel canela
y oro.

Cuando el llano se volvía arroyo
y fluía cristalino en la mañana,
la vida era sencilla y clara,
seguros en nuestro jardín
sin esas rosas que sangran,
con todo aún por decidir:
el beso o la charla,
el viento o las alas,
el camino, la casa.

Ahora miro al jardín, bicho
y a veces quiero volver a él
aunque sea sólo un segundo
quiero soñar que desperté,
en su regazo, aún sin saber los misterios.
No me arrepiento de ninguno de ellos,
pero ahora que los conozco, bicho
siento que necesitamos unos nuevos,
que el volver no es sueño, y tú y yo aún
soñamos.

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