El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

domingo, 2 de julio de 2017

Micrococa #5

- A mi no me convence.
- Ah, pero eso es porque a ud. no le gusta llevar uniforme.
- No, no me gusta llevarlo, me han educado sin uniforme, pero si hay que usarlo, lo usaré, así qué por favor elijamos un buen diseño. Mire ese logo, todo deformando. Tienen que reducir y agrandar las imágenes a escala, proporcionalmente, no las distorsionen que se ven feísimo.

Hago el mismo ejercicio otra vez. Ya no se cuántas veces lo he explicado. Abro el editor de textos y amplío la imagen de logotipo jalando con el mouse desde una de las esquinas.
- ¿Ven? Así no se distorsiona.
Me miran con cara de no ver la diferencia con el mal procedimiento al que están acostumbradas, o a no querer aprender las cosas bien.

Respiro profundo y miro de nuevo a la propuesta de diseño. Hemos pasado una hora eligiendo telas como si la sala de reuniones fuese un puesto del mercadillo de la esquina, eligiendo tipos de tela, hablando de mangas cortas y mangas largas, de botones y solapas, midiendo el tiro al pantalón, ... ¡Por fin tratamos en la empresa un asunto que hace opinar y manifestarse a todo el personal! ¡Por fin todos hablan, todos aportan, todos discuten! Comparada con las juntas para analizar presupuestos, crear y/o programar actividades, comparada con las silenciosas juntas de lluvia de ideas donde todos esperan a que alguien llueva para absorber pasivos la lluvia como esos árboles perennes de la selva que nunca cambian, esta reunión para definir cómo nos vestimos está siendo el éxito rotundo! En mi silencio interior mientras todos hablan sonrío y pienso que mejor haríamos cerrando el centro cultural y abriendo una empresa de pret-a-portet, o una corsetería.

Cuando despierto de mi desconexión interior veo que han elegido una combinación de colores feísima. Ni siquiera es combinación, porque esos colores con combinan, no pegan ni con cola. El detalle ya no es siquiera que no sigan la línea cromática institucional, no, el detalle es que no siguen ninguna línea y casi parecería el disfraz pintoresco y bufonesco de un niño de 5 años que se ha vestido solo. Vuelvo a respirar y les digo:
- Esos colores con combinan.
- Ud. siempre quiere usar los mismos.
- Habíamos hablado de mantener una cromática, una estética propia, de crear nuestra identidad. Tenemos un manual de imagen. Ya lo hemos socializado, ¿recuerdan?
- Bueno pero esto también se ve bonito.

Horror. Han dicho "se ve bonito". Se confirma lo de "para gustos hay colores". Y disgustos también, añadiría yo. Esa combinación da al ojo. Da mucho al ojo. Empiezo a ver y sentir las miradas de vergüenza cuando venga alguien de fuera y agache la cabeza al vernos vestir así. Quiero buscar la manera de reconducir todo a su cauce, así sea con un golpe dictatorial, pero ni soy dictador ni tengo la plena potestad. Decido ser diplomático y no herir susceptibilidades. Volvamos al rol didáctico del paciente maestro.
- Miren, hay colores primarios, y secundarios, ¿si? Y después están los colores complementarios, ¿ven? Estos dos sí combinan.
Rostros mudos y casi de enfado.
- ¿No se dan cuenta? -prosigo. Tienen que aprender a combinar los colores y las prendas para vestir (me muerdo la lengua casi para no decir "aprender a vestir") ¿A caso su madre nunca les enseño a combinar los calcetines y medias con el color de la blusa?

De nuevo un silencio incómodo en la sala. Les estudio el rostro e involuntariamente bajo la vista al piso: todo el mundo usa sandalias...

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