Ha lavado la lluvia la noche
un llanto suave de madrugada
bajo un cielo gris sin prisas
una luz tenue ilumina la estancia:
las sábanas revueltas
y las ropas aún regadas
mi cabello desaliñado
en mi piel aún tu fragancia,
tus besos minutos breves
tu cuerpo que se enredaba
como yedra sobre mi piel
que a un nuevo vestido me ata,
al jardín de la flor prohibida
escondida tras muros de agua
tras las estrellas de tus ojos
y las caricias de escarcha.
Regalos de sedas y amoras
me dejaste sobre la almohada
y besos escritos con lluvia
"dulces sueños, descansa".
y en sueños dulces caí
dicen que de ti hablaba
los espíritus de la noche
y los colores de alba:
porque te fuiste con la lluvia
sé que volverás a buscarla
aquí entre las flores del desierto
envueltas en tu fragancia.
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