Escondida en el quicio de la puerta
duerme y canta y vigila la casa
recorre paredes y techos inquieta
persiguiendo mosquitos y arañas
creo que le obsesiona la limpieza.
Cuando enciendo la luz ¡sorpresa!
me mira nerviosa, muy quieta;
y todas las noches mi casa guarda
yo duermo tranquilo entre sábanas
cuando canta mamá salamanquesa.
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