El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

sábado, 7 de marzo de 2015

Capitalist Republic of China

He comprado una linterna barata en una de esas cacharrerías que abundan en tantas ciudades, uno de esos bazares donde todavía se puede encontrar de todo, pero que han perdido todo lo exótico que tuvieron -por eso quizá nadie los llama ya bazares- y se han vendido a la moda del plástico y la caducidad.

Igual sirven para engañarnos a los tontos con linternas de 6 dólares que durarán 6 meses. Me asusta pensar que ese sea el precio y la duración de nuestra sociedad, pero así es: llevamos cuánto ¿200, 300 años? desde que Adam Smith escribo el condenado libro y una y otra vez nos empeñamos en borrar nuestro pasado para vender un nuevo presente. Del futuro, nadie habla ni hablará.

El caso es que al llegar a casa, observando mi linterna de plástico sin tornillos (soy de esos que se entretienen leyendo las letras pequeñas de las cosas) leo Made in P.R,C, ¿Qué demonios es eso? O mejor dicho, ¿dónde demonios está eso? Al cabo de unos minutos, me doy cuenta: P.R.C,: People's Republic of China, es decir República Popular de China. Parece que a los chinos les ha dado porque se les llame por su nombre y apellidos. Me hace gracia, la verdad, el juego de eufemismo seguramente usado para ocultar el denostado Made in China de toda la vida. Hay que vender, y si un nombre huele mal, lo cambiamos por otro, y si además el oficial suena mejor, perfecto. Aún así hecho la carcajada pues es como si en lugar de Fabricado en España escribiésemos "Fabricado en el Reino de España", aunque en este otro caso no funcionaría económicamente, más bien supondría la ruina de las fábricas españolas.

Después de reírme, y mientras dejo la linterna en la mesa, me pongo a pensar ¿Qué le queda a esa China de República y de Popular? ¿Y acaso no es lo mismo República que Popular? La redundancia supongo que se debió a la prostitución del término República que en nuestra sociedad capitalista acabó convertida en Res privata, y por ello las repúblicas socialistas tuvieron que empezar a hablar de "repúblicas del pueblo" para marcar la diferencia.
Pues bien ¿Qué le queda a China de república del pueblo? Solamente un nombre, un título oficial que vale lo mismo que un título universitario comprado a peso por alguno de nuestros corruptos políticos.

China es el único país comunista con el que nadie se mete. ¿Por qué? Porque su economía es tan capitalista como la que más, es adalid del neoliberalismo y del crecimiento desenfrenado y excluyente, de esa globalización para unos pocos.
De China me llegan noticias de partido único, falta de libertad de expresión, de represión. Llegan también noticias de condiciones laborales pésimas, de trabajadores viviendo y trabajando en condiciones deplorables, produciendo productos de pésima calidad a muy bajo costo, de tremendas desigualdades sociales, de trabas insuperables para superarlas.
No se cuánto de esto es cierto. No me he metido de lleno a leer sobre la realidad social de China en la actualidad, pero por las pincelas de China que llegan hasta aquí, mucho me temo que todo ellos totalmente cierto y real, y que no es más que la punta del iceberg.

Aquí, en Ecuador y en otros países, China no llega en forma de noticias, o en forma de los productos de dos centavos made in China (perdón, P.R,C,) llegan en forma de cuerpos de ingenieros y trabajadores que hacen puentes, complejos hidroeléctricos, que explotan nuevos -y viejos- campos de petróleo; en forma de empresas que venden tecnología, maquinaria industrial, vehículos, etc. Toda una fuerza avasalladora cuyo fin no es exportar un nuevo modelo, una nueva forma de hacer las cosas (ese otro camino del pueblo tantas veces soñado), no, su fin es competir con las empresas norteamericanas, europeas, rusas, ecuatorianas, competir como sea por hacerse por el mercado. Y así, las chifas (restaurantes chinos) se vuelven "populares", entendiendo por ello "bajar los precios, ofrecer peores alimentos para ganar más", los campos petroleros chinos empiezan a ganarse la fama de ahorrar en medidas de seguridad y remediación ambiental, y los patronos de estas empresas petroleras de la República Popular de China empiezan por bajar el sueldo a los trabajadores.

¿Les suena de algo el cuento? Seguro que sí, es el que ya vivían y vivíamos antes de que llegaran los chinos. Al final, al otro lado de lo poco que queda de ese telón de acero, viven igual que nosotros. El pueblo no importa, no es más que efímera mano de obra par servir a los fines de unos pocos.

Ya va siendo hora de acabar con viejas imágenes y falsa propaganda, y de empezar a llamar a las cosas por su verdadero nombre. Bienvenidos a la República Capitalista de China. Gracia por ayudar a construirla con tu consumo diario.

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