Tengo 30 años,
como todo joven, sueño y pienso.
Me levanto cada día con ilusiones
abro la ventana y encaro este mundo
camino por sus calles, con él padezco y
siento
Pero estos días, me levanto
apesadumbrado
Camino con paso incierto
Intento ver más allá de las nubes
un futuro que se me ofrece incierto.
Una inercia tira de mí hacia la cama
me quiere hacer volver al placentero
sueño que me acuna protector
caminando con bastón de ciego.
Ya casi me he dormido,
cuando con rabia me quito
con rabia la venda de los ojos
Y desafiante por fin lo entiendo.
Me han dado vida
en un mundo muerto
Un mundo que no es mío
y que tampoco es ya vuestro.
Que cada generación construye su mundo
con sudor, sacrificio y sueños.
Y en su labor pelea con los mayores
y les
grita ¡quitaros de en medio!
Este ya no es vuestro mundo
cejad en el empeño
de intentar mantenerlo a base
de medicinas rancias y remedios
Queréis acabar vuestros días
en la seguridad de una lata de conservas
con código de barras y fecha
de caducidad eterna.
Sin embargo, bien sabido es
que eso es ilusión falsa
seréis huesos y polvo y tarjeta de
crédito
que Caronte no aceptará en su barca.
El barco de latón oxidado
que construisteis para albergar vuestros
sueños
va camino del fondo del mar
hacia un puerto olvidado
En él no queremos viajar los jóvenes
que en un barco de vela blanco
livianos y raudos cruzamos el mar
hacia puertos jamás soñados
Dejadnos navegar tranquilos
dominar nuestros vientos
naufragar y salir del mar a nado
con la mente clara y los sentidos
despiertos
Que sean nuestros hijos y nietos
los que un día pongan en la balanza
nuestros equívocos y nuestros aciertos
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