Tanto tiempo si entrar al blog, que hoy de golpe y porrazo veo que Blogger ha cambiado su diseño. No me preocupo mucho de esas cosas, y quizá por eso he sido el último mono en enterarme de ello. Ando un poco perdido buscando dónde han colocado ahora el botón ese que antes estaba aquí, pero ya me acostumbraré.
Entre las nuevas cosas de este servidor de blogs, hay un apartado de estadísticas, y yo como gato curioso, decido entrar para ver que hay. Y veo que sí, que hay gente que lee este blog (¡gracias!) o al menos se tropieza con él. Sobre todo esto segundo, creo yo: navegantes virtuales, internautas en búsqueda de otros placeres que, por casualidades de la vida, fueron ha parar a mi caja.
Y muchos de ellos internautas "calientes", porque resulta que la entrada más visitada de este blog es una titulada Censura que escribí allá por el 2010 y en la que colgué una imágen de la película ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? en la que aparece la actriz Juliet Mills con las tetas al aire. Estoy más que requeteseguro de que ninguno de los hombres (la experiencia me dice que seguramente el 100% de las peronas que llegaron hasta esas tetas pertenecen al sexo masculino), ninguno de ellos, leyó el texto de la entrada. No lo voy a esplicar aquí otra vez, busquen, aparten la mirada de las tetas y lean. Lo que parece traslucirse de aquí es la mejor definición de internet sigue siendo: Sexo barato y otras cosas (creo que voy a borrar eso porque ahora, cada vez que alguien teclee sexo barato en google, saldrá mi blog...) Y por otro lado, que aún estamos tan reprimidos, que unas simples tetas, fuera de contexto, de clima, de momento, nos ponen el pito pa'rriba a todo el público masculino... Claro que también puede ser que sea pasatiempo común coleccionar fotos de actrices en cueros: seguramente hay alguien que se siente orugullos de tener la mayor colección de fotos de tetas de actrices y, claro, le faltaban las de Julliet Mills y yo le hice el favor de congelar la imagen en pantalla. Si en La Escopeta Nacional de Berlanga había un personaje que coleccionaba pelos de coño, porque no va a coleccionar alguien fotos de tetas.
Estamos en pleno siglo XXI, y nos seguimos comportando como aquellos españoles reprimidos de la transición adictos a las películas clasificadas S, aquellos que escondían la interwiev entre la gabardina o el periódico. Tantas clases de educación sexual, tanta liberación y seguimos igual. Nos cubrimos con hojas de parra, y, mientras aguantamos nuestra hoja con una mano, con la otra levantamos al de la vecina para ver que tiene debajo.
¿Y que tiene? ¡Pues dos tetas, hombre! ¿Que querían que tuviese, media docena? Si es mujer tiene tetas, si es hombre, pito. Creo que todos han visto Barrio Sésamo. Tetas, culos, pitos, más grandes, más pequeños, de un color o de otro, es lo que hay. Y no tiene nada de extraño, y ni asusta ni averguenza. Así estamos hechos.
Cuando aprendamos que la ropa es para quitar el frío, cuando sepamos separar erotismo y seducción de los actos comunes y cotidanos de nuestra vida diaria, cuando aprendamos a respetar y reconcoer al otro por lo que es, y nos repestemos y aceptemos a nosotros mismos por lo que somos, podremos mirarnos las tetas y los pitos sin rubor, y dejaremos de buscar pendejadas por internet.
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