El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

viernes, 8 de enero de 2010

Basura, basura, basura, basura, basura, basura, basura

Ayer era un fría mañana más de este mes de Enero aquí en esta ciudad de León. Un día despejado a pesar de los contínuos avisos de nieve con los que los medios bombardean a la población con más interes en crear miedo colectivo y curarse en salud teniendo a la gente encerrada en casa, que en otra cosa, pues el cielo al final no soltó ni siquiera una zurraspa.
Un día frio pero agradable para dar un paseo y despejar la cabeza. Con el fin de las vacaciones de navidad la ciudad ha ido volviendo a su rutina habitual: tráfico a primera hora, gente corriendo a su trabajo, y al mismo tiempo, otros aún ociosos paseando con los niños -aún no han regresado al colegio- por los parques o lanzándose de cabeza como locos a algunos grandes almacenes en rebajas.
La rutina de primeros de Enero de cualquier año. Y rodeando esta rutina: basura. Basura por todas partes. Contenedores de basura a rebosar, vomitando basura, con montones de cajas de cartón, bolsas llenas de desperdicios, viejos electrodmésticos que estas navidades hemos reemplazado por otros nuevos más modernos o más acordes con la moda, viejos juguetes que ya no entretienen, zapatos rotos, basura y más basura. Y la gente paseándose en medio de esta decoración como si fuese un viejo amigo más, un elemento más del diseño urbano de nuestras ciudades.
Y es que hay quien arroja la bolsa de basura fuera del contenedor incluso cuando este está vacío. O quien por no darse un paseo hasta el punto limpio, deja su viejo televisor a los pies del contenedor de basuras para que los gatos disfruten de algún programa televisivo en la fría madrugada. A pesar de la existencia en nuestras ciudades de estos "cerdos maleducados" que arrojan basura sin preocuparles en donde caiga, como si aún vivisesen en el siglo XIX (sólo les falta vaciar el orinal por la ventana), hay que reconocer que en este caso, los culpables de la nueva decoración no son ellos.
Hay huelga de recogida de basuras. O algo similar. Me lo explicaron pero ya se me olvidó como era el cuento. Algo de que los trabajadores de una subcontrata del centro de procesamiento de residuos estaban en huelga y no hay por tanto donde arrojar las toneladas de desperdicicios que generamos día a día. Lo de la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata es uno de los grandes males de este neliberalismo que vivimos, apesta tanto como la basura, pero lo voy a dejar al margen porque en este caso no es más que un añadido extra a un problema de otra clase. Es como el dique que revienta o el río que crece y se lleva por delante las casas construidas en terreno de aluvión. Producimos toneladas de desperdicios y no nos preocupamos porque tenemos donde enterrarlos o apartarlos de la vista. Pero ¿y cuando se llena el hoyo?
Buscamos uno nuevo. Listo. Arreglado. Uno lejos, donde no nos apeste a nosotros, quizá apeste a otros, pero ya no es nuestro problema. Todos contentos, empezando por los políticos y acabando por el ciudadano medio.
Lo malo es que cada vez hay menos agujeros donde enterrar nuestros desperdicios. Y cada vez hay más habitantes en este planeta y cada vez más de ellos se montan en este tren de consumo construido a golpe de bienes baratos de usar y tirar. Todo es de usar y tirar, todo. Todo tiene una fecha de caducidad, un tiempo de uso limitado, luego al hoyo. A este ritmo llegará un momento en el que sembraremos nuestras patatas entre basura, edificaremos sobre basura y nos enterrarán entre basura.
Vivimos en la generación basura. Producimos para vivir cómodos un centenar de años y generamos a nuestro paso un centenar de toneladas de basura que legamos a nuestros hijos futuros.
Ya está bien de buscar huecos donde esconder nuestros desperdicios. Los políticos y adultos (empeizo a creer que muchos empresarios y políticos no son mucho más adultos que un crío de 5 años) actúan como el adolescente que ensucia y barre todo debajo de la alfombra. Si queremos acabar con este problema tenemos que empezar por no generar desperdicios, o generar los mínimos posilbes, y que estos sean además reciclables.
Hay que empezar por la producción de bienes: cosas que duren: electrodomésticos que nos acompañen 10 años o más, ropa que no se deshilache al primer tirón o zapatos cuya suela no se desgaste a los 6 meses.
Después, lanzar campañas de concienciación donde se invite al consumidor a cuidar su bienes de manera que estos duren más y puedan ser reutilizados por otra persona cuando el dueño original se canse de ellos: fomentemos las tiendas de artículos usados, de segunda mano.
Y además, utilicemos materiales que sean reciclabes facilmente, biodegradables, de manera que todo vuelva a su ciclo natural de una manera rápida y sencilla.
Si no queremos acabar siendo parte de la basura, empecemos a educar en otras direcciones, para que la sociedad de mañana, de la que de algún modo dependeremos y de la que seremos responsables, no nos trate como a ese "viejo" televisor que compramos el año pasado y que ya no sirve.
Apoyemos inciativas como las de las tres erres, o como la aún más arriesgada y novedosa "Zero waste comission" que se lanzó en la ciudad de Berkeley, en California EE.UU., y que pretende reducir los desperdicios solidos a cero en un plazo de 15 años. "Si no puede ser reducido, reutilizado, reparado, reconstruido, restaurado, vuelto a vender, reciclado o convertido en abono, entonces debe ser restringido, rediseñado, o elimidado de la producción", decía el lema de la campaña de Berkeley.
Voto y trabajo por inciativas como esta. Y ustedes también deberían, si no quieren verse convertidos en basura en un futuro no muy lejano.

Garbage (Basura)
(Billy Steele, 1969, con versos adicionales de Pete Seeeger Mike Agranoff, 1977)

El señor Thompson llama al camarero,
pide un filete y patatas cocidas
deja el hueso y el tuétano
y nunca se come la piel;
llega el ayudante y se lleva las sobras,
las contamina con su tos,
las pone en un cubo
con posos de café y latas de sardinas
y el camión pasa el viernes
y se lo lleva todo lejos;
mil camiones iguales,
se juntan en la bahía.

Basura, basura, basura, basura
estamos llenando los mares de basura.
Basura, basura, basura, basura
Qué haremos
cuando ya no haya lugar donde poner la basura?

El señor Thompson arranca su Cadillac,
conduce a toda velocidad por la autopista
dejando a sus amigos y vecinos
entre una niebla de hidrocarbono.
Se le unen montones de pequeños coches
todos enviando gases a las estrellas
Para formar allí una nuve hiriviente
que se quedá en el aire durante 30 días
y el sol la lame
con su lengua ultravioleta
y la convierte en contaminación
y ésta se instala en nuestros pulmones.

Basura, basura, basura, basura
Estamos llenando el cielo de basura.
Basura, basura, basura, basura,
Qué haremos
Cuando ya no quede nada más que respirar que basura?

Llega a casa, se quita los zapatos,
se pone cómodo ha escuchar las noticias de la tarde
mientras los niños hacen los deberes
con la televisión en una oreja.
Mientras Superman por milésima vez
vende muñecas que hablan y vence el crimen,
ellos aprenden obedientemente
la fecha de nacimiento de Paul Revere.
En lo periódicos bien un comentario
sobre el segundo nombre del alcalde,
lo lee a tiempo,
para ver la partida de bingo de los famosos.

Basura, basura, basura, basura,
Estamos llenando nuestras mentes de basura,
Basura, basura, basura, basura,
Qué haremos
cuando no quede nada que leer
ni nada que necesitar,
ni nada que ver en la TV,
ni nada que tocar,
ni ningun lugar por el que pasear
ni nada de que hablar
ni nada que ver
ni nada que ser excepto basura?

En la fábrica del señor Thompson
hacen árboles de navidad de plásitco
completados con papel de plata
y soporte geodésico.
El plástico se mezcla en gigantescas cubas
a partir de un conglomerado
que se extrae de las profunidades de la tierra.
Y si reprochas algo,
te contestan "¿Acaso no ves
que es absolutamente necesario para la economía?

Basura, basura, basura, basura
Sus acciones y sus bonos son basura
Qué harán
cuando su sistema se desplome,
su dinero no tenga valor,
no se pueda ganar dinero,
pero tengan que reparar el mundo?
Sus hijos leerán en libros de historia
acerca de financieros y otros estafadores
y el feudalismo y la esclavitud
y la energía nuclear y todos sus engaños
quedarán relegados a la papelara de la historia
entre sus muchos otros tipos de basura

Basura, basura, basura, basura,

La letra en inglés aquí.

3 comentarios:

Kiko dijo...

Te contesto es mi blog, porque es un poco larga.

j@s dijo...

Buenas.

Si estais por león, creo que esto podria interesarte (tb a ti kiko):

http://www.ccan.eu/jornadas-de-debate-sobre-la-crisis-del-capitalismo

Un saludo. Enhorabuena por el blog.

j@s dijo...

Es en el musac.