El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

jueves, 13 de agosto de 2009

Chifles y Pony Malta

Qué curiosa es esta vida. Cuánto más se mueve uno, más pequeño se hace el mundo. La gente va y viene, por unos motivos u otros, y con ellos trae parte de lo que dejó atrás en su tierra de origen o parte de eso nuevo que conoció en otros lugares.
Haciendo la compra de la semana en un super de acá, me quedé sorprendido al encotrar yuca, verdes y Pony Malta. Y no era un supermercado especial. No. Era uno más, aquel al que yo solía ir a comprar antes de cruzar el charco.
No recuerdo haber visto allí estos productos tan comunes en Ecuador, hace un año. Quizá sea que entonces no los conocía y pasaban desapercibidos para mi. Ahora, fue una especie de antojo, de añoranza -siento "morriña" como dicen aquí, por las gentes y las cosas de allá- que al verlos compré un par de verdes y una Pony y me hice chifles para acompañar la cena.
Supongo que es a raiz de la inmigración procedente de países como Ecuador y Colombia que ahora uno encuentra estos productos en el mercado español, aunque me pregunto cuántos inmigrantes puedan darse el lujo de comprarlos, por que los verdes, por ejemplo, valen a 1,40 el kilo (más o menos 50 o 60 céntimos de euro el plátano) lo cual, lo convierte en algo prohibitivo para la economía de cualquier familia de clase media si al menos lo que uno pretende es comerlo todos los días y en cantidad como sucede en Ecuador. Acá uno se puede dar un capricho recordando esos productos, como hice yo, pero no más.

El caso es que con los verdes y la Pony, y el discurso de investidura de Correa en directo a través de internet por el canal estatal ecuatoriano, por los familiares y amigos ecuatorianos que hay acá, yo no puedo dejar de pensar en la gente de allí. En lo que dejé y a lo que no puedo volver, pues al menos de momento, se me antoja algo complicado. Aunque ya se que todo es querer.
Ganas no me falta. De regresar, o de ir a cualquier otra parte. Llevo a penas una semana en "mi tierra" y ya empiezo a sentirme incómodo, extraño, con ganas de marchar, igual que estaba hace un año. No es que no me enseñe, pues me adapto rápidamente a las costumbres del lugar donde estoy, pero, no estoy cómodo. Me falta algo que hacer, una ocupación que llene mi tiempo libre, y creo que lo que pueda encontrar aquí no me satifará. Vuelvo a sentir la necesidad de partir y vuelve a ser complicado el cómo y el a dónde.
Qué vida esta. Porqué será tan complicada. Porqué no encotraremos un lugar agradable donde queramos quedarnos, porqué nos costará tando decidirnos y decir, sí, lo encontré, es este, porqué, nos vamos a otras tierras tan inseguros de querernos ir... No hago más que pesar los pros y los contras de mi decisión de regresarme de mi experiencia amazónica, y de preguntarme qué hubiera pasado sí... Supongo que tengo que fijar ya rumbo a algún sito, antes de que mi mundo y mi cabeza se empiecen a encerrar de nuevo en miedos e incercias.
Si el año pasado me sentía como un marciano entre los de aquí, ahora debo ser de la galaxia de Andrómeda. Mis aficiones han cambiado. Este mundo tan material cada vez me satisface menos. Necesito viajar, trabajar para comer al día y basta. Conocer nuevas gentes, probar nuevas pony maltas hasta que llegue el día en que sienta en mi interior esa voz que diga "sí, aquí me quedo".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola de nuevo, soy la anónima que escribe sin ver muy bien las fechas. Te hice comentarios a lo poco que leí de tu pasada por el Colegio Abya Yala. Soy Adriana, y vivo en Amazonas, Venezuela. Tenemos un proyecto que no sabemos por donde empezar y que se parece un poco a lo que se hizo con el Abya Yala, un sueño de educación intercultural bilingüe. Lamentablemente no te podemos ofrecer trabajo, pero si te apetece, me encantaría intercambiar un poco más sobre cómo construir espacios de educación en comunidades indígenas. Avísame y te envio mi dirección electrónica, si te suena bien, claro.

Álvaro Gundín dijo...

Hola Adriana,
Gracias por tus comentarios. No se bien cómo podría ayudarte en lo que me pides, pues mi experiencia de un año en el Abya Yala tampoco da para mucho. Cuando uno empieza a entender a la gente, ya toca regresarse a casa. Y en lo que a proyectos se refiere, en el equipo misionero no compartian mucho sobre desarrollo y organización de proyectos con los voluntarios... nos tenían como simples trabajadores.
De todos modos, con gusto te ayudo en lo que pueda. Deja tu dirección acá y nos ponemos en contacto,

Saludos,
Álvaro.

Anónimo dijo...
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