El mes de la luna te trajo dos hijos,
el mes de la luna y las fiebres,
y un mes de luna te trajo
a mi lado después de unos años
para refrescarnos en selvas,
en aguas que nos traen la calma,
en ese tiempo que no siente
como pasa el tiempo y crecen
los hijos. Donde los años no pasan
y todavía crecemos jóvenes,
jóvenes, ingenuos, ausentes
del mundo donde estamos anclados
Sin saber que la marea siempre vuelve
y nos besa cuando yacemos
en la orilla de los encuentros,
siento la sal cuando juntamos los labios.
Sal de la vida, de mi vida…
Eso eres.
Así, siempre alta y erguida,
con los miedos a la espaldas
para darte fuerzas,
las luchas siempre en el regazo:
alientos, ánimos.
Píntame un cuadro.
No.
Pintemos un cuadro.
Uno donde esté todo:
el puño, la espiga, el arado,
el corazón, si el corazón,
y esos pies descalzos
y esas manos abiertas
de rostros entrelazados.
Realidad y ficción, una mirada personal al mundo exterior, una puerta de salida para pensamientos atrapados.
El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara
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domingo, 3 de septiembre de 2023
La sal de la tierra
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