El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

domingo, 17 de septiembre de 2023

El desalojo de Guápulo

Era sábado, 10 de la noche
la gente se agolpaba
en una fiesta popular:
no había peleás, todos bailaban
canelazo y botella en mano
selfies sonriendo al celular.
 
La orquesta aún no llegaba
reinaba en la tarima un discjockey,
mezclaba rock con música popular,
un nuevo sincretismo,
en el fondo da lo mismo,
si sólo quieres bailar y chupar.
 
Por fin llegó la orquesta,
y aunque un poco desafinada,
los metales hizo sonar.
En la plaza abarrotada,
propios y extraños - todos hermanos,
esperaban la traca final.
 
Eran cuarto para las doce
sólo el tuerto de la estatua los vio llegar:
diablos uma vestidos de negro,
ley en la mano, en sillas de montar,
desalojaron la plaza, no hubo nada,
ni castillo, ni orquesta, ni porqué protestar.
 
Y a las doce como cenicientas,
se acabó la fiesta popular.
En la iglesia a puerta cerrada,
dicen que a la Virgen se la oyó llorar.
Esto sucedió en Guápulo,
bajo decreto en pro de la seguridad.

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