Qué verdad cantaba Víctor,
que para mí en Quito
la calle se me hace estrecha,
que ya no existen veredas
ni reglas escritas.
Qué verdad. Es verdad
que puedo cambiar las letras
y leerte en todas ellas,
cuando pronuncio Kito.
El encuentro cambió la ciudad
y no me arrepiento, insisto.
Tú en cada kalle, kada letra,
en la nueva ortografía
de kada verso que escribo.
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