Paparazzi.
Café de sábado,
sabor a tarde,
a tiempo guardado,
a vino añejo
al paladar pegado.
Los labios frescos,
y las palabras libres,
y los gestos sin máscara,
y las manos tan cerca,
y los ojos tan vivos
que atraen miradas.
Y la lluvia que atrapa
y detiene el tiempo
en sorbos lentos,
amiga y cómplice,
feliz como ellos,
salpicando la estancia.Afuera la ciudad blanca,
silenciosa y ausente
vistiendo la falda
de volcanes dormidos;
el corazón latiendo
en cada palabra.
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