El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

miércoles, 14 de marzo de 2018

Puntualidad y seriedad con el servicio, señores

Salgo de la Federación de Mujeres de Sucumbíos y tomo un taxi que me lleve al terminal, pues se supone que los buses interprovinciales ahora sólo pueden recoger pasajeros allá. De camino paso por el nuevo Parque Ecológico, pero no me bajo ahí porque los buses interprovinciales no pueden para ahí, luego veo como pasamos por delante del antiguo hospital, pero tampoco me detengo ahí, porque los buses interporvinciales no puede recoger pasajeros ahí; y unas cuadras más allá pasamos por el mercado, pero tampoco me bajo ahí porque se supone que los buses interprovicniales pueden recoger pasajeros ahí, y cuando llegamos al terminal pasamos por delante de la puerta principal del mismo, y el taxi se detiene en ella y yo me bajo e indiferente a toda la gente que hay ahí en la puerta esperando, yo ingreso al edificio del terminal, porque los buses interprovinciales no pueden recoger pasajeros en la puerta del terminal. La ciudad se ha organizado y hay que ser buenos ciudadanos organizados, utilizar los taxis y el transporte urbano para lo que son, y así lograr que los buses interprovinciales salgan del centro, tengamos una ciudad más ordenada, y acaben las continuas peleas y competiciones entre los distintos transportistas por arañar unos centavos.

Así que como buen ciudadano, pago mi taxi al terminal, pago mis 20 centavos de dolar para ingresar a los andes y me subo tranquilamente al primer bus que sale para el Coca, el cual está casi vacío, y elijo el asiento que más me gusta. A los pocos minutos el autobús arranca. Nada más salir del terminal, se detiene en la puerta del mismo y al grito de "Al Coca, al Coca", invita a nuevos pasajeros, que evidentemente siguen su llamado, a subir a bordo, aunque realmente no está permitido recoger pasajeros en la puerta del terminal. Luego el bus se dirige al centro, y aunque no puede, se detiene en el mercado y recoge gente, y aunque tampoco puede, se detiene en el antiguo hospital y recoge gente, y luego se de tiene en el Parque Ecológico, donde tampoco puede detenerse y recoge más pasajeros, y ya a la salida de la ciudad, se detiene en la Federación de Mujeres y ya no recoge gente, no porque no pueda, porque realmente no puede, sino porque ya no queda ningún pendejo esperando ahí el bus, pues todos -o el único- han cogido un taxi y se han ido al terminal de buses y han pagado 20 centavos para subirse a un bus que les va a llevar por el mismo tour urbano que acaban de hacer hace unos minutos en taxi.

Eso sí, el país cambia, las leyes ordenan, y la gente, la gente sigue como siempre, caminando por esa línea imaginaria que es Ecuador, donde no importa lo que se haga, si no lo que se escriba, lo cual tampoco importa porque en este país eminentemente fonético, nadie lee (O leen entre líneas imaginarias, que es lo mismo)

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