Una llamada, un mail,
un mensaje
Un café en una tarde
de lluvia
en Quito.
Diez millones de
emociones en treinta minutos,
una puerta que se abre
tan solo un momento
finito.
Bullicio de vida que
me sacude
y me invita a seguirla
corriendo
por Quito.
Un ir y venir de voces
y sentires.
Un noticiero de vidas
lejanas-cercanas
aun vivas.
Abstracta como el
arte, no se deja leer,
El agua de sus fuentes
secretas a probar
te invita.
Enamorada si-no,
quizá, al menos.
Viva vibrante y sin
miedo al dolor
y la alegría.
Rojo apasionado y
verde primavera,
Siempre cambiante,
siempre abierta al mundo infinito,
Daniela.
1 comentario:
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