Es curioso ver como cada vez este mundo se hace más "global" y más pequeño. Nos encontramos cada día más a merced de los medios de comunicación de intereses económicos que intentan sacar beneficio (economico) de cualquier aspecto de nuestras vidas, incluso de nuestras tradiciones y costumbres.
Ayer noche, muchos pubs de mi localidad se encontraban decorados con las típicas calabazas de Halloween, y mostraban anuncios de fiestas para la noche del próximo día 31. Toda una imaginería que hasta no hace mucho estabamos acostumbrados a ver en series de TV y películas que nos llegaban vía Estados Unidos y nos resultaban un tanto ajenas, lejanas. Pero ahora ya no estan raro que por estas fechas unos niños, de esos que sus padres (si se les puede llamar padres) acostumbran a dejar pegados delante del televisor para que les dejen en paz, llamen a la puerta de las casas, disfrazados, diciendo "truco o trato".
Que conste que no tengo nada en contra de Halloween, incluso me parece una experiencia enriquecedora conocer las costumbres de otros lugares, pero me parece una verdadera pena que éstas nos lleguen como un mero artículo comercial, como una nueva moda, perdiendo todo su sentido y significado original.
Halloween, El Día de los Muertos, El Día de Todos los Santos para nosostros, se celebra en muchos otros lugares, tiene nombres y rituales diferentes, pero un mismo origen y significado.
A aquellos interesados en ir más allá de esa mera vertiente comercial, aquellos interesados en saber por qué este día tiene especial relevancia en nuestra cultura, les aconsejo leer la novela de Ray Bradbury El Árbol de las brujas. En ella el genial escritor estadounidense nos embarca en un maravilloso viaje a través del tiempo para explicarnos por qué las brujas, los fantasmas y los muertos se apoderan de nuestras vidas todos los años cuando se acerca el 1 de noviembre.
El Árbol de las Brujas (The Halloween Tree, 1972) está publicado en España por Ediciones Minotauro, Barcelona
1 comentario:
"...intentan sacar beneficio (económico) de cualquier aspecto de nuestras vidas...", buena observación, me he sentido particularmente sensible a eso, por estos días. Deberé encontrar la manera de construir una máquina de la felicidad que funcione, tampoco se trata de soñar con un estado de felicidad sin tiempo, o sino ocurriría lo del crepúsculo, y estaríamos más tristes que antes.
Una amiga me había traído agua de las islas Haran para sanar mi mal, pero se suicidó antes de entregarmela....
Y nada.
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