Si la vida nos hace jirones,
déjame coserte las alas
con hilo hecho de fuego,
con aguja de agua.
Déjame recorrer las cicatrices
así como hace los ciegos,
dejame abrazarme a tu cuello
y volar cuando las abras.
Volaremos a ras de suelo,
para sembrar kinwa y sara,
volaremos sobre campos y cerros,
sobre las calles y plazas.
La fuente que siempre corre
en esta noche tan larga
nos dirá que no estamos solos,
nos acompañará hasta el alba.
Y llegaremos muy lejos,
aunque se poca la distancia,
poco separan dos labios del beso
mas cuando se juntan todo lo alcanzan.
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