Pan y rosas cada domingo
y de lunes a sábado también,
desde que he nacido
estas ahí:
ni a la izquierda y a la derecha,
simplemente ahí:
para regalar las letras
para enseñar a leerlas
para gritarlas con fuerza
bien, bien alto.
Pan y rosas
no más desahucios,
un trabajo decente
un refugio para quien llegó en barco.
Gracias por el ejemplo,
gracias por recordármelo.
Pan y rosas
lo grito, lo reclamo.
No encuentro otras palabras
para decirte cuánto te quiero,
para escribirte este abrazo.